En las calles Sucre y Venezuela, centro-norte de Tulcán (Carchi), el olor de la mañana se confunde con el que emanan las tortillas de harinas cocidas en tiesto (vasija o plato de barro), una masa que reemplaza al tradicional pan de casa.

En un pequeño local adecuado como cafetería y bodega de venta de huevos se preparan las tradicionales tortillas, desde hace 16 años Flor Villarreal de 44 años, es la encargada de amasar las tortillas de sémola, con las cuales alimenta a cientos de personas que buscan una alternativa sana para el desayuno.

Recuerda que aprendió de su madre a elaborar las tortillas cuando era niña y después, de adulta, buscó la forma de generar un rédito económico que le permitiese mantener a su familia. A partir de entonces, decidió emprender el negocio de alimentos alternativos y considerados tradicionales.

Tres meses le tomó perfeccionar la técnica del amasado y cocción de las tortillas, mientras esto sucedía empezó a ganar clientela.

El primer local, que mantuvo por 6 años, se hallaba situado cerca de una escuela en el mismo sector de su actual negocio. Más tarde se trasladó al sur de la ciudad, donde estuvo 5 años, pero cuando las ventas disminuyeron pensó en incursionar en algo paralelo como una bodega de huevos y cafetería y regresó nuevamente al sector comercial de las calles Sucre y Venezuela, caracterizado por la presencia de bodegas de abastos.

En el actual sitio de trabajo lleva 5 años y para mantener su clientela, doña Flor disuelve la panela la noche anterior, para tener al siguiente día un producto fresco.

El camino que recorrerán las futuras tortillas inicia a las 04:00 con la mezcla de los ingredientes para la masa, luego doña Flor sale de su hogar a las 05:00 y abre el establecimiento a las 06:30, adecua el local y prepara el acompañante de las tortillas, en este caso, café negro o en leche y los huevos.

Cuando un comensal llega al sitio, las tortillas son cocidas en ese preciso momento, previamente la masa es moldeada con rodillo; luego pasan a 2 tiestos donde permanecen bajo el calor del fuego por un lapso de 4 minutos, tiempo suficiente para que estén listas y sean llevadas al plato para su posterior ingesta.

En cada cocción de tortillas, doña Flor pone especial cuidado para evitar que se quemen, aunque cuenta que algunos clientes las prefieren “un poco negritas”.

En el día la mujer prepara entre 15 y 20 libras de masa, la crisis económica que atraviesa la frontera también ha repercutido en su negocio, pero no la desanima a seguir en la venta de tortillas.

La cafetería-bodega no tiene nombre, pero es conocida por comensales de Colombia, taxistas y vecinos del lugar; este es el caso de Claudia Rodríguez, una comerciante colombiana que es “infaltable los jueves y domingos”, ella asegura que el producto es muy rico y saludable porque no contienen grasa, ni aceite y o levadura.

Para Jorge Luis Yapúd, conductor de taxis de la Cooperativa Atahualpa, “las tortillas son OK, la señora prepara muy bien y con gusto, por eso nos atrae”. Este conductor visita el local pasando un día. El local abre de martes a domingo, y el expendio de las tortillas va de 06:30 a 10:00, luego doña Flor se dedica a la venta de huevos. “Son muy sabrosas, cuando uno se cansa del pan se lleva las tortillas” afirma Fernando Bolaños, taxista de la Compañía Los Pupos.

Entre los ingredientes para la preparación de estas tortillas está la harina flor, de sémola, huevos, mantequilla, panela y bicarbonato. Por unidades las tortillas de tiesto son a $ 0,15 o 7 tortillas por  $ 1 o 15 por $ 2. (I)