Desde las 08:00, de lunes a viernes, se observa con su triciclo a Carlos Alfredo Cevallos, quien se dedica a la venta de el champú de maíz a un costado del parque 20 de Marzo, en la ciudad de Esmeraldas.

“¡El champú fresco, el champú fresco!”, pregona todos los días frente al Municipio de Esmeraldas junto a sus hermanos que lo ayudan en el negocio. Hasta su puesto de venta han llegado alcaldes, legisladores, autoridades, funcionarios públicos y los esmeraldeños de a pie o en carro, allí se han servido más de un vaso de esta bebida típica de la provincia verde.

Este oficio lo heredó de su papá, don Sacoto Cevallos Quintero, quien se graduó de licenciado en Ciencias de la Educación y ha ejercido la docencia en el Colegio Técnico agropecuario de la parroquia Tachina y este año en el Hogar de Tránsito de Menores.

A Carlos, sus hermanos y su padre se los ha observado en triciclos o con canastas por más de 3 décadas en las calles, plazas y avenidas de la capital esmeraldeña vendiendo champú, casabe, majaja y mazamorra, productos elaborados a base de maíz.

Gracias este negocio subsisten 25 miembros de la familia Sacoto Quintero, relata Carlos Alfredo, uno de los 11 hijos de este matrimonio. Carlos Alfredo aprendió cómo tratar a los clientes, estrategias de venta y exhibición de productos según las indicaciones del Ministerio de Turismo y las autoridades sanitarias.

La familia incluso ha participado en ferias nacionales en las que ha obtenido reconocimientos. “Es una tradición familiar y nuestra mamá, Petrona Quintero, tiene su receta para preparar estos dulces”, comentó.

Doña Petrona enseñó a la familia la molienda del maíz hasta convertirlo en harina. “Es una técnica que se debe tener paciencia desde la mazorca hasta que la harina quede muy fina y luego cernirla con una tela”, es la recomendación que enfatiza a sus hijos.

El champú es una bebida o postre típico muy popular en el suroccidente de Colombia, el norte de Ecuador y en el Perú; es elaborado básicamente con miel de panela (melao) o chancaca, maíz, frutas como el lulo o naranjilla, piña, membrillo o guanábana, y condimentada con canela, clavo de olor y hojitas de naranjo agria.

Al casabe, que también se prepara con harina de maíz, se le agrega del zumo de coco rallado. En este tipo emprendimiento trabajan unas 12 familias, que complementan sus ventas con las cocadas y los dulces de cacao, una innovación.

30 mujeres se capacitan

Manjar, granola, vino, pasta, rompope y cocadas de cacao con coco son elaboradas de forma orgánica y artesanal por 30 mujeres de la provincia de Esmeraldas.

Todas recibirán capacitación para participar en la Ruta del Cacao, que suscribieron, mediante convenio, el Municipio de Esmeraldas y Gobierno Provincial de Pichincha.

Levis Vivero, quien trabaja en este emprendimiento con su familia en el sector El Pailón, parroquia San Gregorio, cantón Muisne, solo requiere el financiamiento para aplicar el valor agregado a sus productos. Por ahora, los cacaoteros esperan agilidad en la entrega de los créditos provenientes de instituciones como la Corporación Financiera Nacional y el Banco Nacional de Fomento, entre otras financieras.

Este apoyo económico será invertido en asistencia técnica y elaboración de artesanías y bisutería de la cáscara de coco y cacao, dijo Joselito Cevallos, miembro de la Red Microfinanza.
Con el financiamiento de estas entidades, la producción de cacao ahora se verá fortalecida, así como la industrialización de los derivados de la mazorca de cacao. (I)