Ecuador, 26 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

Sandra aprendió a vivir con los pies en el suelo y el corazón en el cielo

Una máquina de coser es su herramienta. Con ella Sandra hace las creaciones que distribuye en el país.
Una máquina de coser es su herramienta. Con ella Sandra hace las creaciones que distribuye en el país.
Fotos: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
14 de enero de 2017 - 00:00 - Vivian Zambrano Macías

Entre perlas, piedras, encajes, apliques y cintas se desenvuelve Sandra Salvatierra Caicedo (29 años). En la sala de su casa, ubicada en Montecristi, trabaja en sus creaciones en una máquina de coser. Elabora zapatos y accesorios para bebés y hasta tocados.   

Crear y coser es lo que le apasiona. El amor que le pone a lo que hace es el ingrediente para que sus  artículos queden tal como quiere el comprador.

Suma 1.693 clientes de la Costa, Sierra y Oriente. “Todos han pedido algo”. De estos, 45 son fijos como Alejandra Navarrete.

“Su trabajo no le pide favor a un producto extranjero”, comenta una joven clienta, cuya hija, Corina, ha lucido más de 50 creaciones de la manabita.

Comenzó hace 3 años en la tarea de microempresaria. Su único hijo,  Alessandro Bermúdez (3 años y medio), era su principal crítico; le decía lo que estaba bien y mal.

Sandra sonrié al recordar esa etapa del pequeño que por “designios de Dios” falleció hace un año. “Soy mamá de un ángel”.  

Por eso destaca en las redes sociales que aprendió a “vivir con los pies en el suelo y con el corazón en el cielo”.

Siempre tenía el arte en las manos. En el colegio Informática de Portoviejo, de donde es oriunda,  hacía detalles y era parte de una microempresa que creó junto con otras compañeras.

“Hacíamos tarjetas. Siempre me han gustado las manualidades, decorar fiestas y hacer sorpresas”.

El primer trabajo que hizo fue para Danna, su sobrina política. Elaboró un par de zapatos, lo cual le tomó una semana.

Luego vinieron más labores hechas a mano. Su emprendimiento creció de a poco y compartió sus trabajos en redes sociales.

“Ahí sí fui perfeccionándolo, averigüé las hormas en una costura exacta, porque en realidad nunca había utilizado una máquina de coser. Después lo vi como un ingreso extra, para no estar tan desocupada, porque había dejado de trabajar antes de mi embarazo”.

Ha fabricado 360 pares de zapatos (cuyo valor es $ 20) y unos 1.200 cintillos, cuyo valor va de $5 a $ 15. También ha elaborado tocados y canastas para novias.

“Vestidos de niña no he hecho mucho, porque recién estoy innovando”. Ahora el tiempo que tarda en hacer un par de zapatos es 40 minutos, lapso que también lleva elaborar cintillo y hacer decoración.

“Son creaciones propias”, detalla la mujer, cuyos productos llevan la marca Shaale (unión entre Sandra y Alessandro); hecha por Henry Flores, un diseñador de Portoviejo.
“Le  dije que quería un logo que tuviera un significado; a simple vista son 2 zapatos pero se observa 2 ‘S’ invertidas. Si junta los calzados las ‘S’ forman un corazón. Shaale es amor infinito”.

Proyecta en un tiempo contratar operarias y levantar una tienda. “No me gusta tanto la idea de vender al por mayor, porque se desvaloriza el trabajo y entonces disminuirá la demanda.  Lo que yo hago vale la pena que tenga un lugar exclusivo”.

Para Sandra, no hay nada más gratificante que ver la sonrisa de sus clientes.

“Disfruto las fotos que se toman y publican con mi labor”.  Su amiga María José Cepeda  indica que Sandra es una creadora con estilo y buen gusto. (I)

Para estar siempre al día con lo último en noticias, suscríbete a nuestro Canal de WhatsApp.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media