Las vidas de los apóstoles Pedro y Pablo estuvieron ligadas al mar. El primero, cuando aún era llamado Simón (luego Jesucristo le cambió el nombre), era pescador. De su parte, Saulo, conocido luego de su conversión al cristianismo como Pablo, sufrió 4 naufragios.

Por eso, precisamente, son los santos a los que los pescadores se encomiendan para que les vaya bien y para que, en caso de alguna emergencia en altamar, puedan regresar a casa, tal como sucedió con San Pablo en sus percances.

El 29 de junio de cada año, Día del Pescador, los faenadores marinos honran a sus patronos en la festividad de San Pedro y San Pablo.

Esta celebración se extiende hasta octubre y es recordada en diversos puntos de Manabí con fiestas que entremezclan la religión con la cultura.

En Machalilla, localidad de Puerto López, el pasado fin de semana se realizó una procesión en honor a los apóstoles. Más de 1.500 personas fueron parte de esta celebración.

Alrededor de 100 familias participaron en las tradiciones que incluye la disputa entre los gobiernos de los Blancos de Castilla (apadrinados por Pedro) y de los Negros, cuyo referente es Pablo.

El tinte racial se da por la problemática de la esclavitud en la época colonial, cuando los patronos obligaban a sus empleados a celebrar sus fiestas religiosas.

Las fiestas de Pedro y Pablo se viven con gran intensidad en Manabí. Quienes son parte de los ‘gobiernos’ se preparan durante todo el año para que su grupo sea el que predomine.

Se elige al presidente, quien es el encargado de organizar la fiesta, alimentar a las personas y velar porque todos se diviertan.

El líder tiene también su séquito, conformado por un gabinete con ministros, militares, macheteros y cuchilleras. Todos son los priostes de la celebración.

Para los días de la festividad, que arrancan a fines de junio, muchos de los pescadores dejan sus lanchas acoderadas en el muelle pesquero de sus localidades para elevar una plegaria y festejar a san Pedro y san Pablo.

En Manabí se practican diversas tradiciones alrededor de esta festividad, que es celebrada en algunos sectores como Picoazá, Crucita, Los Arenales, San Jacinto, San Clemente, Las Gilces, Portoviejo, Jaramijó, Manta, Montecristi, Chone, Sucre y Pedernales, entre otros.

En Machalilla, el ambiente festivo fue envolvente. La banda de pueblo no dejaba de tocar. Hombres flameaban banderas de sus ‘gobiernos’ mientras son escoltados por sus ‘autoridades’.

Se realizan largas caminatas, para luego subir a las embarcaciones para la procesión, que duró algo más de hora y media.

La presidencia es anhelada por muchas personas, pero solo un mandatario es escogido. La estructuración de los ‘gobiernos’ y sus gabinetes bordean los $ 25 mil.

Regularmente, los presidentes y vicepresidentes son los encargados de la logística de las celebraciones. Comida, bebida y visitas de palacios (cada palacio representa un gobierno) son parte de las reuniones que son matizadas con la presencia de orquestas de renombre provincial y nacional.

Fue un día feriado para los pescadores (también hubo celebración hasta el 30). Las actividades en Machalilla se paralizaron, ya que la mayoría de los moradores se unen al baile.

El licor abunda, en especial el currincho, aguardiente elaborado en la zona centro de la provincia y la chicha. También hay cerveza y whisky. El alcohol es financiado, en su mayoría, por los gobiernos. Las bandas tocaron hasta la madrugada.

Para Carlos Santana, guayaquileño, la fiesta de San Pedro y San Pablo debería ser promocionada en las principales ciudades del país.

“Cuando escuché de esta fiesta me dio curiosidad y quise venir. De verdad es una celebración muy colorida en honor a los pescadores”, comentó Santana, quien estuvo en Machalilla de paso, para luego ir a la playa de Los Frailes.

Kelvin Quimís, de 16 años, fue designado como presidente de los Blancos, debido a que su padre (Édgar Quimís), el presidente original para este año, se encuentra de pesca y no alcanzó a llegar a Machalilla para la fiesta.

“Es un orgullo representar a mi papá en la presidencia. Todo saldrá bien y disfrutaremos mucho”, dijo el joven mandatario. En el gobierno de los Negros, el cargo de líder máximo fue para Jorge Quimí.

Una fiesta con supersticiones

Cuentan las leyendas enlazadas a esta celebración, que una invitación enviada por los representantes de los gobiernos para asistir al evento no puede ser rechazada.

Karen Zambrano, moradora de Jaramijó, contó que cuando a ella le llegó la invitación, fue parte de la fiesta en su localidad (ahí se celebra en agosto).

“A quien no asiste se le aparece la culebra. A un pescador, incrédulo, se le presentó”, señaló con algo de temor.

También hay la creencia de que llegan tiempos de pobreza y desdicha para quienes provocaron el enojo de los apóstoles.

Años atrás, para distinguir al presidente de los Blancos se pintaba la cara con talco y el presidente de los Negros con carbón.

Celebración patrimonial

En Machalilla se celebra a los apóstoles Pedro y Pablo con una misa en la playa y la procesión en sus costas.

Esta última parte se cumple no solo aquí, sino en otras caletas donde hay fieles de los apóstoles; en estos recorridos, los santos son bajados de la iglesia y llevados a barcos.

Fue en Puerto López que el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, a través del área de Investigación Histórica y Patrimonio Cultural Inmaterial, en reconocimiento a los diversos procesos interculturales que se desarrollan en estas celebraciones, declaró como Patrimonio Inmaterial de Ecuador, a la Fiesta de san Pedro y san Pablo, el 28 de junio de 2007. (I)