Para Silvia Ramos, una reconocida docente en Riobamba, trabajar cada día en sus dos grandes pasiones, dan sentido a su vida. La primera es la enseñanza, actividad que realiza en la Universidad Nacional de Chimborazo, y la segunda: el amor por los animales, en especial a los perros. José Ramos, padre de la docente, explicó que la inclinación por el ‘mejor amigo del hombre’ de su hija, inició cuando era pequeña.

“A los tres años se apegó mucho a un perro llamado Carolito, un pequinés color crema que era el mimado de todos. Durante un paseo la mascota fue atropellada, la tristeza que le produjo este suceso era indescriptible, incluso dejó de comer y hasta de sonreír”, dijo.

Con el objetivo de mermar su dolor sus padres le regalaron otro perro con similares características, y el plan dio frutos. A partir de este acontecimiento Silvia inclinó su compasión con mayor fuerza hacia los perros de la calle, sector canino al que denomina ‘seres que no tienen voz”.

El número de rescates que ha realizado desde 2001, año en que afianzó su compromiso con la recuperación de perros callejeros, son incalculables y le han dejado alegrías y experiencias inolvidables.

Actualmente es coordinadora provincial de Protección Animal Ecuador y mantiene en su hogar a 18 canes, una de ellos hace pocos meses fue golpeada por un vehículo y rescatada por Silvia. Seguramente cada una de sus mascotas recuerdan cómo tuvieron que huir y el momento en que fueron rescatados del maltrato humano, por su heroína. “Esos temores se han esfumado y ahora solo reciben caricias, comida, protección, es decir un trato digno”, señala Silvia.

Estos perros son solo algunos de los que ella, además de en su hogar, mantiene. Un espacio más grande, donde habitan 28 canes que han sido abandonados en las calles, está a su cargo, allí gracias a su tiempo, recursos y paciencia todos reciben amor y están seguros. (I)