La laguna Quilotoa, los pintores de Tigua y las artesanías de la Victoria son conocidos en Ecuador.

A 10 kilómetros de Latacunga, al pie de la colina Sinchaguasín, se levanta el cantón Pujilí conocido cariñosamente como el ‘Emporio musical’. Está conformado por 7 parroquias que albergan hermosos parajes, lugares exóticos, tradicionales fiestas y diversidad de climas.

Por esos motivos, el nuevo alcalde, Fernando Matute, anunció que se potenciarán estos recursos en su administración.

Uno de los principales atractivos es la iglesia Matriz, que según el párroco Pedro Casa, tiene más de 300 años. Es de tipo misional y se usaba para evangelizar a los indígenas.

Cuenta con un atrio construido en piedra. En la zona central se abre un abanico compuesto de 5 escalinatas de piedra (Andesita) en dirección al parque. Es una configuración propia del barroco ecuatoriano.

A la par, el páramo también tiene encanto, especialmente en las comunidades Tigua, Huana, Turupata, Chami y los alrededores como la parroquia Zumbahua, ubicada en la vía a Quevedo aproximadamente a 50 km de Latacunga.

De estos sitios surgen artistas indígenas que descubren en sus cuadros la vida del campo y las costumbres de las comunidades. Los turistas extranjeros visitan las galerías del lugar diariamente.

En el ámbito religioso la hacienda de Isinche, donde reposa la imagen tallada en madera del Niño Dios de 42 centímetros, recibe los domingos a más de 400 feligreses.

A la imagen se le atribuyen milagros, incluso la leyenda cuenta que llegó misteriosamente en una carga de acémilas de algodón traídas desde Riobamba.

La capilla que se construyó en la antigua hacienda de obrajes para venerar al Niño tiene una forma rectangular de una sola nave.

Los marcos de los cuadros son de madera tallada con formas humanas y la vid (uvas). Es una réplica de la iglesia La Compañía de Quito.

A 3 kilómetros al norte de Pujilí está la parroquia La Victoria que fue creada el 10 de junio de 1935.

Es conocida a escala nacional como la capital alfarera por los centenares de habitantes que se dedican a esa labor.

De su imaginación nacen los más vistosos objetos de cerámica y barro que se exhiben en diversos talleres en las comunidades El Tejar, Calvario y Collantes Chucutisi y en los barrios Mulinliví, Santa Rosa, San José, Paraíso, etc.

Según la historiadora Yolanda Navas del Pozo, la parroquia Angamarca, pese a ser una de las más pequeñas es la que más historia encierra pues debió ser un punto clave para el comercio y trueque prehispánico, gracias a las vías de comunicación que posiblemente siguieron las rutas de Pilaló hacia Quevedo y por el páramo hacia Pujilí, a través del Camino Real o también conocido como Camino del Inca.

Para el Alcalde, la fiesta del Corpus Cristi debe constituirse en la insignia de Pujilí, pues está dedicada al ‘sacerdote de la lluvia’, inca que representa el ciclo de la siembra, la germinación y la cosecha. De su vestimenta, lo que más llama la atención es el pesado penacho.

De ahí que se plantea transformar la declaratoria de Patrimonio Cultural Intangible de la Nación a Patrimonio de la Humanidad.

Para impulsar esto, se diseña un monumento de grandes proporciones para que se pueda admirar de lejos y sirva para activar el turismo como motor económico.

Matute propone el cerro Sinchaguasín como el sitio ideal para colocar este monumento.