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Francisco González de Hevia fue el promotor del denominado 'país de la canela' en 1778

Francisco González de Hevia fue el promotor del denominado 'país de la canela' en 1778
04 de junio de 2016 - 00:00 - Pedro Reino Garcés, Historiador

Dicen que vino con la fiebre de encontrar el ‘país de la canela’. Este delirio había empezado desde cuando las carabelas de Colón olfateaban equivocadamente  los mares, creyendo que debían estar cerca de los bosques orientales por Ceilán.

Cuando llegó a Indias don Francisco, se dio cuenta de que la conquista mantenía 2 codicias implantadas en cada ojo de los aventureros: el oro y la canela. Al mirar el Chimborazo desde Riobamba se convenció de que esa montaña debía guardar tanta plata que hacía que los cabalgantes prefirieran herrar  a sus bestias con este metal argentino, antes que con hierros rústicos que eran escasos por esos lados. Los parientes de don Francisco  González de Hevia se habían establecido en Guayaquil ya hace una centuria, por los años 1600. Según iba rezando rosarios, iba procreando hijos por manojos después de cada padrenuestro y de las húmedas avemarías tropicales.  

Según los registros eclesiásticos, a todos los iba bautizando con el nombre de Franciscos y sacándolos de la pobreza, porque iban heredando capellanías y haciendas llenas de mazorcas de cacao. Además  de iglesias llenas de ángeles, de vírgenes enjoyadas y de indios que iban domesticándose a servidumbres infinitas. Por ahí, entre montones de chocolate, pepas resbalosas y dulzonas, había nacido un tal Jacinto de Evia y González, que por haber escrito y publicado un ramillete de supuestas poesías: “Monumento de hinchazón y pedantería” (3) estaba condenado a un recuerdo escabroso. Los parientes de los González y los Evia iban y venían de Guayaquil a Quito. También se acostumbraron a pasar los inviernos guayaquileños por Riobamba, donde había más indios zarangos que mosquitos en cielos despejados.

Eran los paisajes que extrañaba de las Encartaciones de Viscaya. Don Francisco González y Hevia, no sabemos exactamente qué día había decidido organizar su expedición para internarse en el ‘país de la canela’. Había llegado con tal objetivo después de haber realizado sus estudios como químico y botánico, quien sabe en Salamanca.

En mi calidad de escribano, debo realizar la siguiente confesión con la que ahora se me requiere, a pesar de los siglos transcurridos. Los escribanos no acabamos de trabajar a pesar de parecer muertos.

Sé que es de mucho interés lo que están buscando. Por eso yo, “el Dr. Juan de Velasco y Vallejo, clérigo, vicario presbítero, juez eclesiástico interino de esta villa del glorioso apóstol San Pedro de Riobamba sus términos y jurisdicción en ella, 12 de septiembre de 1776”, doy el presente informe que me pidió el propio explorador el doctor González de Hevia:

La provincia de los canelos  

“Informe.- Señor: en cumplimiento de nuestra obligación y pedimento  de parte, postrados a los pies de Vuestra Majestad con el más profundo rendimiento,  informamos con la ingenuidad que debemos  y es propia de nuestro estado y carácter sacerdotal. Movido del deseo  del mayor aumento de vuestra Monarquía, real servicio y el bien público.

De cómo el doctor Francisco González de Hevia, natural de los Reinos de España, habiendo llegado a esta villa  (con no poco nuestro de saber su proyecto) con solo el fin útil y ventajoso para toda la República. Y lo que es más,  para vuestro real servicio, de internarse a la provincia de Canelos (antiguamente llamada de Quijos) contigua a esta provincia, para registrar un territorio a la verdad hasta ahora inculto, recorrer su terreno e inspeccionar cuanto en él pueda ser útil.

Empresa que no dejó de causar bastante admiración,  por lo dificultoso y lleno de peligros que se nos representaba, respecto de que nadie hasta ahora lo había intentado.

Pero sin embargo, el celo de buen vasallo  y aliciente del bien común,  formaron el honroso desempeño  de su entrada. La que se efectuó por el mes de septiembre del año próximo pasado de  (1775)sin que pudiese retraerlo de su empresa los inmensos peligros, trabajos e incomodidades que padeció en el discurso de ocho meses que hizo mención.

Internándose a lo más inculto  e inhabitable de aquellas montañas.  Lo que nos consta por la relación que nos hizo desde allá dicho doctor y lo apoyan los documentos que para mayor crédito le hicieron los sujetos que de esta provincia de Quito  lo acompañaron y un práctico de la provincia de Maynas…

Halló variedad de árboles muy útiles al común beneficio  como son el estoraque, el copaiba, el copal, la cera que se cría en los árboles. Tres especies de cacao y sobre todo los árboles que producen la canela.

De la cual beneficio se hace ver es legítima, de la que nos hizo ver un pequeño cajón.  a fin de que por la experiencia que tenemos de aquellas provincias,  lo reconociésemos  y nos hiciésemos cargo. Si era de aquellos parajes,  y por algunos accidentes que sin embargo del beneficio mantiene,  vimos era sin duda idéntica  canela de aquellas provincias cuyo cajoncito, dijo el notado don Francisco, era para conducir a la Corte,…”. (I)

Los escribanos fueron aliados muy importantes

El doctor  Francisco González tuvo mucho para contarnos sobre sus afanes de ser el verdadero descubridor del ‘país de la canela’. Hizo grandes esfuerzos para remitir a Santafé sus muestras de canela para obtener atención del Virrey. Esperó un par de años alguna respuesta a sus obsesiones, pero no se ha dejado constancia de algo al respecto. Sobre todo, quería que el Virrey respaldara su gestión con la que había llegado de la Península, puesto que estuvo advertido que los holandeses estaban interesados en su explotación, más que los propios españoles, que en cambio solo buscaban oro. El doctor González se aseguraba que   los escribanos dejaran constancia de sus actuaciones, porque se habría dado cuenta que en Indias todo era como en la selva, que de un día al otro la maleza que crece espontánea y tan rápida, puede hacer cambiar el paisaje del alma. Miren lo que ha hecho en Patate, seguramente cuando regresaba de Canelos: pide certificación de haber procesado la canela del Oriente, por lo cual “juramos en verbo sacerdotis en este lugar de Patate y reducción de indios, 24 de julio de 1776”,  Fray Joseph de Noroña. (Archivo de la CCE de Chimborazo). (O)

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