En unas hojas de papel  que tienen las autoridades de la villa de Riobamba, en lugar del sello real, traen escritas la frase: “Habilitada y jurada por el REY la Constitución en 9 de marzo de 1820”.

Todo tiene que ver con el Rey Don Fernando VII, a quien en España, los más rancios nidantes de  aguiluchos,  lo aclamaban como “El Deseado”. En  Indias, donde las rebeldías se empollaban en nidos de balas linajudas, le decían con hipocresía, “adorado Monarca”.

Para gentes que se escondían en la Península en sociedades secretas, después del año 1812, España nuevamente se sumergía en la caverna de la reacción absolutista. Para eso estaban furibundos los restauradores que traicionaron las promesas ante los liberales de 1812.

Algunos viajeros que han llegado de España comentaban que El Deseado monarca era un traidor a los progresos del liberalismo y de la civilización. El Deseado no admite los ideales de Cádiz ni las reflexiones de quienes discuten en sus Cortes.

Las cosas no solo se hacen con armas, sino con proclamas e ideales. Los gaditanos son palomas que inflan sus buches de gorgoriteos para atraer las libertades del vuelo.  

No se sabe cómo ha llegado hasta América la noticia de que Don Antonio Alcalá Galiano es el autor de una arenga liberal  pronunciada a cierta logia en su “Taller Sublime”. Que ha hecho un  juramento sobre su espada desnuda: acabar con la tiranía monárquica. Casi nadie sabe que don Antonio Alcalá Galiano ha preparado una subversión para el 1 de enero de 1820 para regocijo de los liberales. Qué ironías de la historia, todo el ejército que estaba dispuesto para zarpar a Indias a sofocar las insurrecciones, pasará a ser el libertador de España, pero de su propia monarquía:

“«Antes que alejarse de vuestra patria... para llevaros a hacer una guerra injusta al Nuevo Mundo... y abandonar a vuestros padres y hermanos dejándolos sumidos en la injusticia y la opresión -arengaba Riego a las tropas- es necesario el sacrificar vuestras vidas para romperles las cadenas que los tienen oprimidos desde el año 14»”.

Esta es la proclama que los independentistas de América van a tener de respaldo. Rafael de Riego y el Batallón Asturias serán  ejecutores de una independencia de la monarquía española en la propia España.

A los dos lados del mar se ha encendido la lucha por la independencia bajo un criterio liberal y anti monárquico cansados del putrefacto absolutismo. En Quito, Chuquisaca, Venezuela y la Nueva Granada; así como en Zaragoza, La Coruña, El Ferrol o Vigo.

 La gente se había cansado de los que nacían, crecían y morían por la desgracia de Dios, llenos de  privilegios en los úteros de la monarquía. El humo de la libertad que se respiraba en Madrid había llegado prontito  hasta Guayaquil.

Y los papeles arribaron a América con una urgencia acarreada por las olas de un mar de gritos independizadores. El papel reza que los trámites legales se rigen por la Constitución del 9 de marzo de 1820.

El caso es que las cosas se habían planificado para regocijos  en Cádiz, el 10 de marzo, con rituales en las plazas de San Juan de Dios y en la de San Antonio. Se iba a firmar la constitución aceptada y jurada por el Monarca.

Cuando todos estaban preparados para el festejo de la firma de la Constitución Liberal, sale el ejército represor al mando de General Freire, Capitán General de Andalucía, y convierte en horror y espanto.

Hubo masacre, asesinato indiscriminado, saqueo y robo. Toda la ilusión de un pueblo que tendrá que volver más adelante a recuperar sus fuerzas para disfrutar de un  oasis de triunfo.

Si las cosas pasaron así. ¿Qué disposición habría llegado a Riobamba para encabezar el papel real en el que va a seguir los trámites el Justicia Mayor Antonio Egüez contra Gabriel Álvarez de Corro y el indio Martín Rumipamba?

Al pie del Chimborazo, la vida sigue los pasos de las cabalgaduras bajo la monotonía de los soles de octubre. Lo interesante de esta investigación es que también he ubicado un documento del mismo Archivo Histórico en Riobamba.

Los resultados son compartidos a continuación para esclarecer las expectativas conductuales de nuestros próceres. El documento dice:

“Artículo de Oficio. EL REY Don Fernando Séptimo por la gracia de Dios y por la Constitución de la Monarquía Española ha expedido el Decreto siguiente. Habiendo decidido por Decreto de 7 del corriente, jurar la Constitución publicada en Cádiz por las cortes generales y extraordinarias en el año de 1812.

 He venido en hacer el juramento  interino en una Junta Provisional  compuesta de personas de la confianza del Pueblo, hasta que reunidas las Cortes que he dispuesto convocar con arreglo  a la misma Constitución, se pueda realizar solemnemente el mismo juramento en la forma que en ella se previene.

Los individuos designados para esta Junta son el Cardenal de Borbón, Arzobispo de Toledo, Presidente; el Teniente General don Francisco Ballesteros, Vice-Presidente; el Obispo de Valladolid de Mechoacán, Don Manuel Abad y Queipo, Don Manuel Landizábal.

También, Don Mateo Baldemoras, Don Vicente Sancho, Coronel de Ingenieros, Conde de Taboada, Don Francisco Crespo de Texada, Don Bernardo Tarriu, y Don Ignacio Pezuela. Todas las providencias que emanen del Gobierno hasta las Cortes, serán consultadas con esta Junta y se publicarán con su acuerdo. Tendrase entendido en todo el Reyno, a donde se comunicará para su pronta inmediata publicación  y cumplimiento. (I)