Ecuador, 17 de Mayo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

La expansión de las urbes, además de destruir reservas forestales, reemplaza dialectos típicos por nuevas formas de hablar

El léxico rural tradicionalmente se ligó al uso del agua

La alegría de la música de las zonas rurales ecuatorianas se compagina con sus modos de hablar.
La alegría de la música de las zonas rurales ecuatorianas se compagina con sus modos de hablar.
Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
21 de mayo de 2016 - 00:00 - Pedro Reino Garcés, Historiador

Recuerdo a mi maestro de Dialectología en mi posgrado, nada menos que el Dr. Manuel Alvar, quien fuera el Director de la Academia Española de la Lengua, en la Península.

Era un apasionado en recoger palabras. Con él hicimos un Pequeño Atlas Léxico de la Sabana de Bogotá que apareció publicado en japonés, por la Universidad de Taku-shoku en Tokio, 1977.  

Ahora la sabana está llena de cemento y repleta de viviendas de la capital colombiana. En Tungurahua, en poco tiempo, la tierra agrícola será tapada por cemento.

La explosión demográfica va a sepultar los vestigios de nuestra cultura llamada agrícola y frutícola. Desaparecidos los huertos con la tierra laborable, desaparecerá el riego, las acequias, las juntas de aguas, los azadones, la siembra y también las cosechas.

Cambios en la cultura

Culturalmente hablando, desaparecerán palabras. Esto quiere decir que tendremos menos sustantivos, menos verbos, menos adjetivos, menos expresiones o locuciones rurales. Ya no estarán las ‘tomas’ del agua, sino los semáforos prevalecerán en las bocacalles.

Ya no habrá los ‘canteros’ de alfalfa, de cebolla o de maíz con papas, sino manzanas urbanizadas, pasajes, lotes, donde  estarán  apartamentos, condominios, edificios. También, residencias, villas, o lo que aquí llaman ‘palacios’ a ciertas edificaciones espantosas donde les gusta pasar la vida los burócratas.

En esta tierra sin lingüistas, bien vale la pena dejar un testimonio de las palabras ante lo cambiante de las  épocas y frente a los adelantos tecnológicos. En Tungurahua en particular, donde el riego tiene una práctica aborigen preinca, muchas palabras son anteriores a la imposición y desarrollo del kichwa, como se podrá ver en este glosario que he recopilado y que comparto con los lectores (subtema).

Muchas de estas palabras no estarán ya vigentes en la mayoría de nosotros. Esto implica una falta de entendimiento. Frente a ello, las personas que aspiren a ser depositarias de una más amplia cultura deben incorporar a su bagaje léxico lo que recibimos de herencia que en breve se nos irá.

Por ello, quien por ejemplo juegue un 40 debe saber que un ‘aguatero’, sabe brindar un trago con una diligencia de atender a un terreno sediento. Por poner un ejemplo.

Los anglicismos vienen en trote con la imagen del imperio y los supermercados. Vienen los sánduches, los sanguches, los sanduches, los sangüich y más alteraciones, incluidas las políticas, en vez de las “tongas” y el “cucahui”.

Esto quiere decir que se imponen los extranjeros en vez de los indios que se alimentaban o se conformaban con algo que ahora se llama ‘comida rápida’.

Del ‘cucahui’ nutritivo que podía ser un huevo duro, plátano, pan, tostado de maíz, mote y botella de jugo de frutas o coladas de dulce, se ha pasado a la ‘comida chatarra’.

Estos bocados rápidos están muy bien enfundados con papeles brillantes de aluminio, y no en manteles de telitas, ollitas de barro, o shigritas manufacturadas y no desechables, sino queridas y guardadas.

Miren nomás tanta situación profunda con mover una sola palabra de nuestro imaginario emplasticado, listo para un consumismo descartable.

El problema sociolingüístico

La subvaloración al léxico rural es un problema de la sociolingüística. Los campesinos viven en un mundo  de lenguaje que nada tiene que ver con la educación formal con orientación urbana.

Este ha sido un gran problema de la discriminación social que sigue vigente en nuestra idiosincrasia. Creen que las palabras de los ‘chagras’ son menos importantes y no deben ser dichas en ciertos círculos de gente urbana.

Nos han educado en medio de complejos, prohibiéndonos o silenciándonos. Olvidando que una auténtica valoración de nuestras palabras significa respeto a un imaginario de pensamiento que nada tiene que ver con la alienación que siempre tiene el urbanismo.

El problema del ruralismo manifestado por el hablante de este grupo cultural, en nuestro medio tiene otro carácter, porque se suma el bilingüismo como repercusión del indigenismo. Digamos que puede haber  un ruralismo en lengua española, surgido por una suerte de ‘marca’ que imprime el hablante de una misma lengua en una comunidad determinada.  

Estas ‘marcas’ o etiquetas van desde la entonación, el léxico, el uso de expresiones, hasta rasgos gramaticales característicos y diferentes en los grupos sociales. Se conoce cómo entona un chagra al hablar.

Digamos en modo sencillo que a pesar de hablar el mismo español, no lo hacen del mismo modo una vendedora de tortillas en el mercado que una secretaria o cajera de una entidad bancaria. (O)

------------------------------------

Aprenda el significado de algunas de las palabras más usadas

Los hombres de los campos utilizan su propio lenguaje que les resulta efectivo

Aguatero: Persona encargada de cuidar que circule correctamente el agua por una acequia. El actual Inspector de Riego es un derivado de esta función, cuida la correcta distribución entre regantes.

Alzada: Refrigerio o alimentos que se sirven al terminar una jornada de trabajo.

Aporcar: Remover la tierra y ofrecer seguridad a las plantas productivas: Se aporcan las papas.

Arar: Práctica de roturar la tierra con bueyes, en proceso de extinción.

Arrendador: Dueño de un predio que entrega su tierra para que la trabajen a cambio de un precio acordado.

Asentar: Regar el agua por primera vez en un cantereado o sembradío.

Atsagnar: Sujetar a una vaca por sus piernas para ordeñar. Enredarse.

Basurear: Retirar basuras del agua.

Cabecera: Primeros huachos de un cantero.

Calle: Espacio que queda para transitar entre dos canteros.

Caer sombra: Cuando el sol que ha estado fuerte, se tapa con nubes.

Canal: Se está sustituyendo la palabra acequia, que no tiene revestimiento de cemento, por la palabra canal, que pasa a ser un cauce de agua, pero encementado.

Canis: Raicillas tuberosas de los potreros envejecidos que hay que sacudirlas para trabajar nuevamente en un terreno.

Canterear: Formar canteros mediante uso del azadón con el objeto de regar el agua para los sembríos, sobre todo de papas, maíz, frejol y alfalfares. Por lo general un cantero tiene 20 huachos o surcos que se cuentan por sus lomos. Muchos llaman “laborear” a esta misma práctica.

Cantero de agua: Medida estimativa que equivale a una cantidad que circule entre los huachados de los canteros sin derramar ni ocasionar derrumbamientos.

Canterito de agua: Medida inferior al cantero que queda explicado. Metafóricamente se usa la forma “meadito de agua”.

Cantero: Superficie trabajada o de sembrío. Cantero de papas, etc.

Compuerta: Lámina metálica en las tomas de agua para desviar el cauce.

Cortada: Toma de agua abierta para regar desde la mitad de un cantero en época de estiaje.

Cuadra: Sembrío de alfalfar sobre terreno huachado. Medida agraria de la tierra muy en uso en la región, de 7 mil metros estimativos.

Cocha: Reservorio de agua en tierra.

Cucahui: También se dice cucayo, voz kichwa para aludir a una comida que se lleva al lugar de trabajo. Se está perdiendo esta palabra y en sustitución aparece el término ‘refrigerio’.

Chalar: Recoger frutos sobrantes. Préstamo verbal del kichwa.

Chamba: Porción de tierra aprisionada por las raíces de planta pequeña con la que se tapa la toma de una acequia.

Chorro: Caída o salto de agua que baja por una acequia.

Chulla: Uno de los objetos que pertenece a un par. Chulla oreja es una de las dos.

Dar la mano: Colaborar con trabajo a quien lo solicite, con o sin remuneración.

Desherbar: Quitar la mala hierba de un cultivo.

Desnabar: Quitar la mala hierba de un cultivo, a mano o con azadón. Quitar los nabos silvestres.

Derrumbar el agua: Se emplea cuando sale de cauce por propia acción del agua.

Encanijado: Con mucho frío.

Grama: Planta enraizadora cuyos canutillos subterráneos blancos son de uso medicinal. Machacados se emplean para desarreglos estomacales crónicos.  

Hacer cuadra: Sembrar alfalfa en un terreno de extensión variada.

Huahuanchi: Surco de menor medida. Apéndice que se introduce entre huachos lagos o completos de un cantero, con el propósito de establecer los niveles.

Huachar: Hacer huachos (en kichwa) o surcos. Quiere decir que hay que formar pequeños drenajes para que corra el agua. No todos los campesinos saben el arte del huachado, porque deben tener buen cálculo para que el agua no quede represada y derrumbe el huacho.

Hueco de viento: Fisura que tiene la tierra en sitios pedregosos debido al carácter volcánico de la región.

Jalada: Tiempo que demora el agua que es llevada por un cauce al inicio de un turno de recorrido de riego.

Limpia: Fecha establecida para limpieza de acequias. Día de limpia es día de trabajo colectivo en acequias.

Lista: Registro con el que se controla a los trabajadores y usuarios de riego.

Lomo: Protuberancia que se forma al hacer los huachos. Los sembríos se hacen en la base del lomo.

Melga: Una parte de una superficie de un sembrío, o de potrero. Llanga, en kichwa.

Minga: Trabajo colectivo.

Mudar: Cambiar de sitio a los animales vacunos cuando han comido una hierba alrededor de una estaca.

Noque: Espacio a manera de estanque, no profundo, hecho en el suelo laborable, sobre todo para formar semilleros de alfalfa, o para sembrar hortalizas. También se lo dice lechuguín.

Pagar la tirada: Reconocer como forma de pago por parte del último regante, el tiempo que se empleó para que el agua llegue al sitio de distribución.

Partidario: Persona que trabaja la tierra de un dueño conocido más bien como patrón, para partir los frutos del trabajo. Sujeto de menor valor social.

Peón: Trabajador agrícola. Valor que percibe un jornalero agrícola.

Pie: Últimos huachos de un cantero.

Pieza: Espacio un tanto amplio cultivado con un mismo sembrío: Pieza de alfalfa, pieza de maíz. (I)

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media