Riobamba.-

Después de una década en España, Lorena Jácome regresó a Riobamba con su esposo Benicio Abellán. Tras la celebración de bienvenida en la que abundaron los abrazos, los brindis y la fiesta prolongada, el español sintió la resaca.

Su suegro, al verlo sin ganas de moverse de la cama, lo llevó al mercado La Merced. Este centro de expendio, en el que laboran 120 personas, es famoso por sus hornados, los jugos con hielo del Chimborazo y otro platillo que Abellán probaría por primera vez.

Se trata de los denominados ‘jugos de sal’. Abellán y su suegro ocuparon una de las 30 mesas del lugar que están situadas horizontalmente y tapadas con una cubierta traslúcida que filtra los rayos solares.

“Señora, por favor, un jugo de sal para el joven”, escuchó ordenar a su suegro. Sorprendido con el nombre de la bebida, Abellán decidió no preguntar hasta que le sirvieran.

Se puso de pie y esperaba al costado de una pileta en forma de manzana. Observó una paila grande, en la que las tortillas de papa se veían apetitosas. Los huevos se freían en las cocinas industriales.

Varias licuadoras reposaban en una mesa esquinera y no dejaba de observarlas para fijarse a qué hora preparaban su jugo. Su mirada recorría los 20 locales que funcionan en La Merced. En 15 de ellos hay carteles en los que se oferta este platillo.

Abellán miró también las decorativas rosas rojas que se venden a $ 0,25 en el ingreso principal y que están a cargo de una persona de la tercera edad que cubre su cabeza con un sombrero de paja. “Ella alegra la zona de comidas típicas. Los hombres le compran flores para sus esposas o sus novias”, le explicó Lidia Asqui, comerciante del mercado.

Abellán asintió con la cabeza y se concentró entonces en el vaso de vidrio que la dueña del local sostenía con una de sus manos. Contenía un picadillo de cebolla blanca y culantro, mientras que con la otra mecía las tortillas y 2 huevos pasados.

Con una cuchareta tomó las 2 tortillas de papa y las mezcló con los huevos tibios. Le añadió un jugo de carne que hervía en una olla de aluminio y batió todo. Un limón partido por la mitad decoraba el recipiente que fue colocado en un plato de porcelana y servido en la mesa. “Me encantó. Vi cómo lo prepararon y jamás me imaginé que lo llamaran jugo de sal”, indicó Abellán.

La Merced es el único lugar, en Chimborazo y la región central, donde se oferta a diario este potaje a un precio de $ 1,50. Los fines de semana hay más comensales. “Muchos lo toman después de pasar de fiesta cuando están chuchaqui. Otros lo prueban por curiosidad. Vendemos entre 60 y 70 vasos los viernes, sábados y domingos”, dijo Norma Ortega, vendedora.

La mezcla de papa, huevos, cilantro y cebolla diluidos en jugo de carne, que también es sazonada con especias naturales, no solo le aporta un sabor agradable, también un valor nutricional. Por eso, entre los clientes también hay niños y mujeres embarazadas.

Sobre este tema, la nutricionista Mónica Cevallos apuntó que los huevos son proteínas de origen animal ricas en calcio. “Son muy necesarios en este período. La cebolla siempre se ha utilizado como medicina y también para sazonar. Este jugo está lleno de cosas buenas para el organismo, pero siempre se debe tomar con mesura”. (I)