La solución a los problemas de tránsito que se producen en el ingreso a la avenida Interoceánica es el principal argumento de la Alcaldía de Quito para posicionar la Solución Vial Guayasamín.

Durante el lanzamiento de la obra, el 5 de abril pasado, el alcalde Mauricio Rodas señaló que el túnel actualmente en funcionamiento fue diseñado para soportar un flujo de 25.000 vehículos diarios hacia y desde Cumbayá, pero que el tráfico supera ya los 34.000.

Ello justifica -según el burgomaestre- la proyectada construcción de un cruce lateral  paralelo al túnel y otras obras complementarias.

La efectividad de los trabajos a largo plazo fue cuestionada el miércoles por la primera vicealcaldesa capitalina, Daniela Chacón. La concejala calificó al proyecto de “solución parche” y señaló que el paso lateral se saturaría en pocos años, como ocurre ya con el Túnel Guayasamín.

La crítica de Chacón hace referencia a los datos de tráfico del estudio de factibilidad y la oferta técnica de la constructora China Road and Bridge Corporation (CRBC).

Esos documentos citan, a su vez, el estudio de movilidad realizado en 2002 cuando se preparaba la construcción del túnel que opera en la actualidad. Según este, la capacidad de absorción de tráfico de la Interoceánica, a la que se conectará la obra, llegará al límite en 2023; 5 años tras el previsto arranque de operación de la solución Guayasamín.

La oferta técnica añade datos más recientes y plantea que la saturación podría producirse antes, entre 2020 y 2022, si no se mejoran las condiciones de circulación por el sector de la Plaza Argentina.

No obstante, según el documento, a pesar de cualquier correctivo que se adopte en la citada plaza, el cruce hacia Cumbayá llegará al límite de su capacidad en 2024. (I)

Una obra vial que tiene varios puntos polémicos

El arranque de la construcción de la llamada Solución Vial Guayasamín desató protestas de varios sectores capitalinos. Así, los vecinos del barrio Bolaños reclaman que no conocen el grado de afectación de la obra en el sector.

Otro punto polémico es la prevista construcción de un paso elevado sobre la Plaza Argentina. Vecinos de la plaza y urbanistas rechazan esta posibilidad, pues opinan que tugurizará la zona. (I)