Los moradores y propietarios de locales comerciales ubicados en la avenida Diego de Almagro (centro-norte de Quito) se oponen a que continúe la construcción del proyecto Solución Vial Guayasamín.

El pasado 5 de abril, la administración del alcalde Mauricio Rodas inició los trabajos en las zonas aledañas al actual túnel Guayasamín. Según el cabildo, el plan -cuya inversión superará los $ 131 millones- permitirá el ingreso y salida de vehículos desde y hacia Quito a través de un paso paralelo al túnel.

Los trabajos comprenden la construcción de 2 puentes: uno de 500 metros de largo y otro de 120 metros, además de un intercambiador de 3 niveles en la Plaza Argentina, con ampliación de vías y pasos deprimidos.

Moradores de las zonas aledañas a la plaza, así como los vecinos del barrio Bolaños, se oponen a la construcción.

Las críticas y problemas han escalado hasta llegar al Concejo Metropolitano. La vicealcaldesa Daniela Chacón, elegida por la coalición Suma-Vive de Rodas, calificó al proyecto como “solución parche” y señaló que el paso lateral se saturará en pocos años.

Tras un intento de frenar la obra por 60 días, el Alcalde se comprometió la semana pasada a que el tema se debata en un plazo máximo de 15 días en el Concejo.

EL TELÉGRAFO planteó una encuesta ciudadana entre el lunes 25 al viernes 29 de julio, sobre la aceptación de la obra. Participaron 503 lectores. De ellos, el 63,6% (320 personas) no están de acuerdo con la intención. Solo el 36,4% (183 ciudadanos) opinó lo contrario.

Sobre el uso de $ 131 millones en la obra, los que se pagarán a la firma constructora mediante el peaje de la vía Interoceánica, el 67,4% no apoya el uso del dinero. Entre tanto, el 63,3% de los encuestados opinó que la nueva estructura vial no es indispensable para la ciudad.

Quienes tienen emprendimientos en la zona de la Diego de Almagro (más de 50 locales comerciales), consideran que la construcción de una vía rápida perjudicará a sus negocios y afectará a la seguridad de los habitantes.

Mery Granda tiene una cafetería  y está entre quienes creen que las ventas disminuirán. También considera que el smog que arroje la mayor cantidad de autos que circularán por la zona afectará a quienes viven y trabajan allí.

El criterio lo comparte Alexandra Rodríguez, quien montó un restaurante. “Un cuello de botella se formará en la República y Diego de Almagro”. Añadió que “el sector comercial será golpeado y sucederá lo mismo que pasó en la calle 10 de Agosto”.  

Sin embargo, Vanessa Portero, quien abrió una cafetería, considera que la obra es positiva y que descongestionará el tráfico vehicular.

Eduardo Chicaiza, por su parte, se queja de la falta de información. “Lo único que nos dijeron es que sería una vía rápida”. Cree que los adultos mayores- gran parte de los habitantes- y personas con discapacidad tendrían dificultades para transitar.  

Martha Gando, quien vive en Cumbayá, critica el argumento de que se reducirá el tiempo de viaje. “Hago 10 minutos cada día. ¿Es una obra prioritaria?”, cuestionó. (I)