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El Telégrafo
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El inamhi advierte que la situación no significa el cambio de los patrones climáticos capitalinos

Nubes ‘colombianas’ concentran las lluvias en el norte de Quito

El alto aporte calórico de las mañanas soleadas es uno de los motores que producen lluvias vespertinas.
El alto aporte calórico de las mañanas soleadas es uno de los motores que producen lluvias vespertinas.
Foto: Miguel Jiménez / EL TELÉGRAFO
21 de octubre de 2017 - 00:00 - Redacción País Adentro

Hasta el martes, las lluvias caídas en el centro-norte de Quito desde inicios de octubre eran 102% más altas que el promedio mensual registrado para este mes en ese punto.

Ello frente al 57% registrado en la zona de Tababela (nororiente), el 55% en Tumbaco (oriente), el 55% en Izobamba (sur) y el 75% en Tomalón (norte).

Esto aunque las lluvias habían escaseado desde el fin de semana y entre lunes y martes ni siquiera llovió en la capital. Además, las precipitaciones más fuertes cayeron desde el 5 de octubre en el sur de la ciudad y en el valle de Los Chillos.

Aquel día, por ejemplo, la tormenta desatada causó la crecida del río Machángara y provocó la inundación de una parte del barrio Lucha de Los Pobres (sur).

Así mismo, una fuerte granizada caída en Sangolquí y zonas aledañas el 11 de octubre generó grandes acumulaciones de hielo y 30 emergencias en el área.

Esto último no llama la atención, pues el sur es tradicionalmente la zona más lluviosa de Quito y las precipitaciones constantes y, en algunos casos, fuertes no son extrañas en Los Chillos.

En cambio, resulta inusual que  dos puntos del norte, normalmente secos, acumulen el mayor porcentaje de precipitaciones al inicio de la temporada de lluvias: Iñaquito y Tomalón.

Wladimir Arreaga, técnico del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), apunta que este comportamiento no puede calificarse como un cambio de los patrones climáticos capitalinos. “No puede decirse aún algo así como que el norte pasó a ser más lluvioso que el sur”.

Arreaga señala que el fenómeno ocurre por el arribo de nubosidad desde el sur de Colombia y que al llegar a la zona de Quito encuentra condiciones propicias como mañanas con mucho sol para generar precipitaciones.

En el sur capitalino llueve más debido a condiciones de altitud, de concentración de masa vegetal y características orográficas.

Estos elementos hacen que la humedad proveniente de la Amazonía ingrese con relativa facilidad a esa área de la ciudad, incluyendo el suroriente (Los Chillos).

Sin embargo, el origen de tormentas o granizadas como la del 11 de octubre dependen de la formación de bancos de nubosidad conocidos como cumulonimbus.

Son nubes de gran altura, que internamente están formadas por una columna de aire cálido y húmedo que se eleva en forma de espiral rotatorio. Su base suele encontrarse a menos de 2 km de altura mientras que la cima puede alcanzar unos 15 a 20 km de altitud.

Cuando están desarrollados adoptan una forma de yunque con la punta hacia atrás con respecto a la dirección de la tormenta.

Su formación depende de la conjunción de varios elementos, o la presencia de algunos de ellos.

Estas son la presencia en el ambiente de más de un 90% de humedad; inestabilidad atmosférica; mañanas muy calurosas; existencia de vaguadas (ascenso de masas de aire cálido y húmedo) y la confluencia de flujos de aire cálido y frío.

Según Arreaga, la humedad en la hierba en una mañana despejada pronostica lluvia, cuando no una tormenta, más tarde. (I)

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