Delfín y Emelec son dos realidades diferentes. Dos historias distintas y dos universos opuestos. Las estadísticas sustentan dos perfiles diferenciados. Emelec con 88 años de vida (fundado en Guayaquil en 1929) mientras que Delfín es una joven institución con 28 años de vida (fundado en Manta en 1989).

Emelec, cuyo nombre proviene de las primeras palabras de empresa eléctrica, la compañía que lo apadrinó en su nacimiento, tiene una rica historia: 13 títulos nacionales y una lista extensa de figuras del fútbol ecuatoriano a lo largo de ocho décadas exitosas.

Delfín lleva su nombre desde 1989. Antes se llamó 9 de Octubre y tomó el nombre del barrio de Manta donde nació. Un técnico ecuatoriano, Fausto Carrera —conocido como el Rey del anticipo en sus gloriosos años como central de Universidad Católica y Deportivo Quito— condujo al 9 de Octubre a la primera. Allí tomó el nombre de Delfín y desde allí lo conocen como el equipo ‘cetáceo’.

Sin embargo, la historia del Delfín que no registra hasta hoy títulos, constituye el más emblemático ejemplo de la superación manabita ante los fenómenos naturales. El año pasado un terremoto afectó a la provincia de Manabí. El estadio Jocay de Manta, fortín del Delfín, quedó inutilizado. La general tuvo que ser demolida y solo los graderíos de las cabeceras quedaron habilitados.

Mientras que varios de sus jugadores y sus familias resultaron afectados por el movimiento telúrico. Nada de eso detuvo al Delfín. Se reconstituyó y este año fue la sorpresa al tumbar a todos los favoritos y ganar la primera etapa.

La gran final de hoy presenta escenarios presupuestarios diferentes. Emelec con inversión aproximada a los $ 12 millones, mientras que Delfín se las arregló con sus $ 3 millones para luchar e imponerse frente a otros poderosos presupuestos.

En materia futbolística Delfín y Emelec tienen perfiles distintos. Delfín con el mejor desempeño en condición de local y Emelec con la mejor campaña como visitante. Delfín ganó la primera etapa y Emelec registró una impresionante arremetida en la segunda.

Con estos antecedentes, Delfín y Emelec  nos ofrecerán hoy la magia propia de una final futbolera, con una extraordinaria riqueza de contrastes futbolísticos. (O)