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El Telégrafo
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Análisis

CREO vs. CREO no cuadra

CREO vs. CREO no cuadra
Foto: EL TELÉGRAFO
15 de marzo de 2017 - 00:00 - Redacción Política

Efectivamente: el plan de gobierno de Guillermo Lasso ha sido botado al tacho de la basura por él y su binomio, si es cierto todo lo que ofrece estos días a los ex MPD, PK, grupos GLBTI y ambientalistas.

Todo eso sin descontar que con apenas 33 asambleístas su programa no lo puede concretar sin leyes (salvo que quiera imitar a Michel Temer o a Mauricio Macri y gobernar vía decretos).

Comparando el plan de CREO con los discursos del binomio de CREO, algo no cuadra. Igual ocurrió con el plan de gobierno de Lucio Gutiérrez, diseñado por Guillermo Lasso (tal como lo confirma un artículo de The New York Times de 2004): entre lo dicho y lo hecho, hubo un enorme trecho.

¿Síntoma o síndrome? ¿Memoria u olvido? ¿Copia o farsa? ¿Creatividad o poca imaginación? Todo.

Así como Lourdes Tibán rejuró que jamás iría de la mano de un banquero, o como Rodrigo Paz que describe a Lasso como “excesivamente ambicioso” o como ‘Dalo’ Bucaram que lo apunta como autor del feriado bancario, ahora el binomio Lasso-Páez se desconoce entre sí y entre lo que dice en la tarima y propone su plan de gobierno que, parecería, ambos no han leído a cabalidad.

Por ejemplo: en la tarima afirman que no privatizarán nada, en el papel que la seguridad ciudadana será ejercido por las empresas privadas y las creadas por los municipios. Dicen que garantizarán el trabajo de todos y Páez amenaza con botar a la mitad de los funcionarios públicos. Lasso, como miembro activo del Opus Dei, está en contra de las diversidades sexuales y el matrimonio gay, pero gracias a su nueva socia y activista Pamela Troya podrían aprobarse (¿vía decreto?) todas las demandas GLBTI.

CREO vs. CREO no cuadra en su propio imaginario político: para ganar han dejado sus principios y sus convicciones, pero sobre todo asumen las demandas de otros con un rictus y la nariz tapada, como consta en las imágenes de Lasso con los indígenas de Cotopaxi.

¿No se parece Lasso a su jefe de gabinete Jamil Mahuad cuando rejuraba que jamás se incautarían los dineros de los ecuatorianos? ¿O a su otro jefe, Lucio Gutiérrez, que juraba ante Dios que moriría en el intento antes de huir de Carondelet? ¿Qué confianza y seguridad pueden tener los organismos internacionales, las cámaras de la producción, los sindicatos, las mujeres y los homosexuales, los indígenas y los estudiantes?

La carga de ofrecimientos es muy pesada y no sostiene un nivel mínimo de credibilidad, mucho menos de responsabilidad. Si en lo que resta de campaña alguien tiene un deseo imposible vaya a CREO y será atendido. (O)

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