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La cut calificó de fracaso la medida de hecho propuesta por la agrupación

Los sindicatos y gremios afiliados al FUT trabajaron normalmente el día del paro

El grupo integrado por los sindicatos de trabajadores fue el que menos gente tuvo durante la marcha del pasado jueves en la av. 9 de Octubre. Foto: William Orellana / El Telégrafo
El grupo integrado por los sindicatos de trabajadores fue el que menos gente tuvo durante la marcha del pasado jueves en la av. 9 de Octubre. Foto: William Orellana / El Telégrafo
15 de agosto de 2015 - 00:00 - Redacción Política

Cuando las centrales sindicales, en la década de los 80 o 90, convocaban a un paro de actividades, el país dejaba, literalmente, de producir. Todo se detenía, no había clases, las empresas privadas operaban de manera irregular, los buses no salían a trabajar y los hospitales solo atendían como máximo las emergencias.

Y así continúa en la mayor parte del mundo cuando los gremios se paralizan. Por ejemplo el día que los sindicatos griegos llamaron al paro en contra del acuerdo con la Unión Europea, no hubo transporte en el país europeo porque las líneas férreas no funcionaban. Lo mismo ocurrió hace 2 meses en Argentina en una medida de hecho contra la presidenta Cristina Fernández.

Con ese antecedente el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) convocó en julio a un “paro del pueblo”. Era un pedido de sus bases que venía desde el año pasado, pero que la dirigencia no se atrevía a cumplir. Solo después de las protestas contra las leyes de la plusvalía y herencias, los líderes gremiales se atrevieron a fijar fecha: 13 de agosto.

Pero, ¿qué pasó en realidad el jueves pasado? ¿el paro ‘detuvo’ al país? El presidente Rafael Correa dijo la noche de aquella jornada, ante sus simpatizantes, que no. Y lo volvió a repetir ayer: que el paro fue un fracaso.

En esa línea, la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), que respalda al Gobierno y se ha integrado a las jornadas de diálogo, también se pronunció.    

Daniel Castillo, dirigente de la central sindical en Guayas, definió a la protesta como un revés. “Los trabajadores del campo y la ciudad, las poblaciones indígenas, afrodescendientes, montubios, el Ecuador profundo, ha rechazado a los convocantes del paro y se ha sumado al llamado de la CUT a no paralizar y al  trabajo fecundo para continuar y radicalizar los cambios trascendentales que la Revolución Ciudadana está implementando a lo largo y ancho de la Patria como expresión viva del socialismo del siglo XXI”, señala un comunicado.

Pero, más allá de las expresiones políticas, lo cierto es que el jueves el servicio público no se paralizó. Más allá de que la Constitución de Montecristi lo prohíbe, esta era una disposición que ya constaba en la anterior Carta Magna, pero que nadie cumplía.

El FUT está conformado por 4 grandes sindicales: la Confederación de Trabajadores del Ecuador (CTE), la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres (Ceosl), la Unión General de Trabajadores (UGT) y la Confederación de Organizaciones Clasistas Unitarias de Trabajadores.

Cada una de estas ramas, cuyos dirigentes rotan en la presidencia del FUT, acoge a su vez a otros sindicatos y comités de empresas. Son precisamente estos los que no acataron el llamado del liderazgo nacional.

Por ejemplo, la Federación Nacional de Trabajadores Agroindustriales, Campesinos e Indígenas Libres del Ecuador (Fenacle) forma parte de la Ceosl. La organización, que es bastante fuerte en la Costa, está presidida por el asambleísta de PAIS, Ángel Rivero, que además es vicepresidente de la Comisión de los Derechos de los Trabajadores del Parlamento.

El 31 de julio, el secretario ejecutivo de la Fenacle, ratificó en la Asamblea su negativa al paro y su participación en los diálogos.

Y así hay más ejemplos. Los sindicatos de los ministerios de Finanzas y del Interior están agremiados a la Ceosl, pero esas entidades, en Quito, atendieron el jueves normalmente.

De hecho, el mismo jueves la Confederación Nacional de Servidores Públicos (Conasep), que reúne a 400.000 agremiados, entregó a las autoridades del Ministerio del Trabajo un manifiesto de compromiso con el diálogo y la no paralización de sus actividades.

Otro sindicato en iguales condiciones fue el del Municipio de El Carmen, en Manabí, pero allí tampoco hubo huelga. De hecho, ningún cabildo paralizó, indistintamente de la afiliación política de los alcaldes.

En cuanto a entidades privadas los comités de empresa de la Concentración Deportiva de Pichincha y Textiles Equinoccial también forman parte de la Ceosl, pero esas instituciones operaron el jueves con normalidad.    

Un panorama similar existió en la Confederación de Trabajadores del Ecuador (CTE), la otra filial del FUT.

Según indicaron en las oficinas en Quito, la central sindical se divide en federaciones provinciales, luego vienen las cantonales y finalmente los sindicatos o comités de empresa. Cada una engloba a las otras hasta llegar a la directiva nacional.

Luego del liderazgo de Quito, vienen las entidades provinciales. Y allí están, por ejemplo, las federaciones de trabajadores de Esmeraldas, Guayas, Manabí y así en cada provincia.

De hecho, ya en marzo pasado, cuando el FUT convocó a una marcha en Quito y las principales ciudades del país, la Federación Provincial de Trabajadores de Tungurahua emitió un comunicado en el que aclaraba que no participaría en la jornada.

Mientras que en Guayaquil, el sindicato de trabajadores de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, que aglutina a 9.000 empleados, envió una carta al Ministerio de Trabajo donde informaba que no plegaba al paro. Por eso ningún hospital ni escuela de la entidad paralizó sus servicios. (I)

DATOS

La asambleísta por la provincia de Imbabura, Marisol Peñafiel, presentó una reforma a la Ley Orgánica de Servicio Público, con la finalidad de que el 17 de julio de cada año conste en el calendario nacional como día de descanso obligatorio, tomando en cuenta que en esta fecha, en 1823, se libró la Batalla de Ibarra, por lo que se cierran definitivamente las campañas independentistas en Ecuador.  

El objetivo sería que la ciudadanía conozca la participación directa que tuvo Simón Bolívar el 17 de julio en la Batalla a orillas del río Tahuando, cuyo triunfo permitió que las fuerzas patrióticas se centrasen en la futura campaña de Perú y siguieran con el proceso de independencia del continente.

El pasado 28 de julio de 2015 la Asamblea Nacional mediante resolución aprobó que se declarase como día de conmemoración nacional el 17 de julio.

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