El prefecto de Cotopaxi, Jorge Guamán, aparece en los cables de la embajada de Estados Unidos, filtrados por WikiLeaks, cuando era jefe de bancada de Pachakutik en los gobiernos de Lucio Gutiérrez y Alfredo Palacio.

Él reconoce que tuvo dos invitaciones, pero no recuerda los temas tratados. Ahora condena la violencia, sin importar su origen (en relación a las manifestaciones de los últimos días).

En los cables de WikiLeaks aparece su nombre. Supuestamente habría tenido reuniones con funcionarios de la embajada en 2004 y 2005. ¿Eso es cierto?

Yo tuve dos invitaciones a la embajada en Ecuador cuando estuve de legislador hace diez años, fue un desayuno de trabajo, hablamos de temas nacionales. No recuerdo los temas puntuales.

¿Cuál era su relación con la embajada norteamericana?

Ninguna. Tuve una invitación, pero fueron demasiados trámites para la visa, no la saqué y tampoco asistí a la embajada en ese país.

En otro cable se asegura que las protestas anti-TLC fueron en realidad para presionar por la vuelta a organismos como Codenpe, Dineib, entre otros. ¿La Conaie y Pachakutik quieren regresar a esos espacios?

No. Lo que recuerdo es que en las protestas por el TLC la Conaie las lideró, pero era netamente por este tratado de libre comercio. Es una mala lectura que hacen, deben analizarla mejor.

En los mismos cables ya se hablaba de una división del movimiento indígena y concretamente aquí en Cotopaxi. ¿Esas pugnas persisten?

Si tienen el análisis en WikiLeaks, que citen cuáles son estos grupos, me gustaría saber. Aquí hay personas que estaban en Pachakutik, después se fueron de candidatos a Avanza, PAIS, SUMA.

¿Quiénes son estas personas que cambiaron de bando político?

La familia Chiguano, familia Lictapusun, familia Guamangate (Blanca y Gilberto), Domerio Tipán, Abelardo Tucumbi, y otros grupos identificados que andan por ahí.

¿Cómo se lleva usted con Lourdes Tibán y César Umaginga? ¿No hay diferencias con ellos?

No. Somos compañeros, coidearios, venimos de los procesos sociales y cada uno tenemos nuestras tareas. Ellos son legisladores y su trabajo es en Quito, yo soy prefecto y mi trabajo es en la provincia. Hay asambleas en las que nos encontramos, saludamos y hablamos de temas que nos interesan sobre el movimiento indígena.

¿El movimiento indígena y campesino en Cotopaxi está fraccionado?

El movimiento indígena a nivel de país tiene sus particularidades, no es una instancia uniforme en ideas ni acciones, esta es la diversidad democrática. Pienso, considero y valoro cada una de las nacionalidades indígenas. Por ello es rico en el tema de debates, disertaciones, a su vez la deserción que hay que aceptar. Esta ha sido la dinámica en los últimos 30 años.

¿Condena los hechos de violencia registrados en las protestas?

Sí, de parte y parte. Yo condeno la violencia venga de donde venga, la democracia no se construye ni se fortalece así. Se la fortalece con tolerancia y respeto mutuo, es mi concepto. Jamás compartiré el tema de la violencia, yo soy admirador de Gandhi, un hombre que luchó por la paz.

La marcha en Quito, la del 13 de agosto, era pacífica, pero en las imágenes se ve a Salvador Quishpe levantando la cerca y arremetiendo contra el cerco policial. ¿No hay una sanción dentro del movimiento indígena contra él?

Para ello hay el Código de Ética, el régimen orgánico si es el caso de Pachakutik, en el caso de las autoridades somos sujetos a los códigos y las normas que tiene Pachakutik. Los dirigentes, el Comité Ejecutivo Nacional será el encargado de juzgar, yo soy un compañero más, no puedo juzgar.

¿Cómo se entiende que un dirigente como Salvador Quishpe esté junto a personas de la derecha que lo humillaron en el pasado?

Yo fui compañero de Salvador, viví esa realidad. Yo no lo juzgo, él deberá explicar por qué lo hace. El mensaje de Cotopaxi y algunas provincias que de alguna manera participamos fue que diferenciemos totalmente el manifiesto del movimiento indígena con la derecha.

¿Por qué se recurrió a la violencia?, ¿quién la incita?

Hay que identificarlos, pero a mí me queda claro que no son compañeros de Cotopaxi. Cuando llegó el ministro del Interior, José Serrano, a El Chasqui en las protestas de la semana pasada creo que pasó algo. No comparto la idea de que haya venido el ministro, hay que tener mucha cautela. Cuando hay movilizaciones, pasan muchas cosas por la mente de la gente, intentar mantener un diálogo en ese momento no es prudente. Para dialogar hay que buscar el antes y no durante la manifestación.

El jueves, cuando la Conaie marchaba en Quito, la derecha lo hizo en Guayaquil. En la av. 9 de Octubre estuvieron Nebot, Lasso, Álvaro Noboa y el presidente de la Cámara de Comercio. ¿No es esa la prueba de, como dice Rafael Correa, le hacen el juego a la derecha?

No. Hay que diferenciar el tiempo y espacio; si la agenda coincidió, nada tiene que ver. Este es un léxico trillado ‘juego a la derecha’, lo escucho desde siempre. Aquí en Cotopaxi tenemos sumamente claro por dónde es la agenda de la Conaie y Pachakutik.

¿Seguirán los bloqueos? ¿No afecta eso a la economía de los mismos indígenas?

Lo sabremos más adelante. Y si afectara, lo sentiríamos todos, no solo los que se movilizan. Hay un sentimiento que hay que analizar, pueden ser mínimos, poquitos, pero son ecuatorianos que deben ser considerados para un diálogo conciliador.

¿Ya fueron superados los problemas entre Pachakutik y Conaie tras el encuentro con Lasso en Quito para respaldar una consulta popular sobre las enmiendas constitucionales?

Cuestionamos mucho esto, el Prefecto de Cotopaxi, los alcaldes y la dirigencia de esta provincia participamos en una convención en Babahoyo donde cuestionamos al comité ejecutivo y se realizó una resolución que aclara que no nos podemos reunir con la derecha, ni actores sociales ni movimientos políticos de la derecha. Nosotros apuntamos a reunirnos con la izquierda progresista nueva, proponente, distinta, moderna.

¿Cuál es la meta de la protesta? ¿Derrocar a Correa?

No. ¿Quién lo dice? El Presidente (Rafael Correa) debe estar tranquilo, que haga las correcciones, que escuche, que sea tolerante. Que vea para adelante, para los costados y para atrás, recuerde cuando era candidato. Nadie lo quiere derrocar, que termine su período; si quiere, seguirá democráticamente. Esa es la lectura de las personas que estamos dentro del ámbito del análisis provincial y regional.

Cada vez que el movimiento indígena sale a las calles la derecha capitaliza el descontento. Cayó Bucaram y ganó Jamil Mahuad, ¿podría repetirse aquello?

No creo que tengamos que hacer esa instancia para que la derecha regrese al poder. La derecha ha hecho mucho daño al país y creo que hay que ser convincentes del proyecto político, sea quien sea, debemos caminar de forma colectiva para una línea progresista.

¿Dentro de las filas del movimiento indígena ya se perfila un candidato para 2017?

Es muy prematuro ese tema, nosotros debemos cumplir nuestro propio proceso. (I)