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Entrevista / ricardo forster / secretario de coordinación estratégica para el pensamiento nacional del ministerio de cultura de argentina

Ricardo Forster: “Los liderazgos no son el resultado del trabajo de publicistas”

Foto: John Guevara / EL TELÉGRAFO
Foto: John Guevara / EL TELÉGRAFO
03 de octubre de 2015 - 00:00 - Redacción Política

El filósofo Ricardo Forster, junto a un grupo de pensadores argentinos, fundó en 2008 el movimiento Carta Abierta, que se reúne los sábados cada 15 días en asambleas ciudadanas para discutir la coyuntura nacional e internacional. Para Forster, este espacio tuvo que ver con el clima de “repolitización de la sociedad argentina”. Define ese momento, que también ocurre en Ecuador y en otras partes del continente, con fuertes disputas respecto a qué modelo de sociedad y democracia se busca. En Carta Abierta adquirió  nombre y sustantividad el kirchnerismo, “que incluye a otros sectores, entre ellos al peronismo, como su tronco central”.

¿Qué opinión tiene de Daniel Scioli, el candidato más opcionado para Argentina? ¿Encaja en la visión del país de Cristina Fernández y Néstor Kirchner?

Hubo una decisión de conformar una fórmula, que es la de (Daniel) Scioli con Carlos Zannini. Este último es menos conocido en el exterior, pero es el hombre en que mayor confianza tuvieron Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Fue durante 2 años Secretario Legal y Técnico de la Nación y un hombre de ideas, un cuadro político de gran envergadura, que le da a la fórmula una convergencia interesante, una idea de frente, porque el kirchnerismo y el Frente para la Victoria siempre han sido la confluencia de diferentes actores del peronismo, de otros partidos políticos. Scioli, en estos últimos 12 años, fue vicepresidente de Kirchner y 2 veces gobernador de Buenos Aires. Ha evolucionado políticamente y está planteando sinceramente la continuidad de las políticas centrales del gobierno de Néstor y Cristina; es decir, enfrentar las demandas de la sociedad a una situación regional e internacional compleja. Álvaro García Linera habló en la ELAP del cambio del escenario internacional, la caída de los precios de los commodities. Nuestros países, en medida de que tienen una parte fundamental de sus recursos en commodities, resienten eso.   Argentina ha avanzado en estos últimos años en un proceso de sustitución de importaciones, reindustrialización, focalizando sus políticas en consolidar el mercado interno. Scioli es industrialista y seguirá por esa línea.

¿Se plantearán cambios?

En la primera etapa no vamos a ver grandes cambios. Si hay algún reordenamiento económico va a ser muy gradual, porque insisto, hay una sociedad civil con mucha capacidad para defender sus derechos, por eso si ganase una opción de derecha en la Argentina y quisiese ir por una política de restauración conservadora, neoliberal, el nivel de violencia que generaría sería inmenso y la respuesta social sería equivalente.

¿Hay un  empoderamiento ciudadano de la política?

Sí. Ha surgido una nueva cultura política en la Argentina, que me gusta llamarle la cultura política del kirchnerismo, compuesta por una enorme diversidad.

¿Este empoderamiento ciudadano  es ya una tendencia de la región?

Claro, cada país con sus particularidades. En Ecuador, la experiencia de Rafael Correa; el movimiento que ha creado ha producido una transformación cultural, ni hablar en Bolivia, en donde al igual que en Ecuador las constituciones y la creación del Estado plurinacional han generado una nueva realidad. El sur de América Latina ya no tiene nada que ver con los años 80 y 90, que estuvo hegemonizado por el neoliberalismo.

¿Celac, Alba y Unasur aportaron en los procesos integracionistas?

Son creaciones importantes a las que hay que llenar de contenido. A Unasur hay que llenarla de contenido cultural. Hay que encontrar la manera de que nuestras economías estén más integradas. Estuvo el proyecto del Banco del Sur, que no se pudo llevar adelante. Las muertes de Kirchner y de (Hugo) Chávez fueron muy graves porque tenían mucha consciencia  de la importancia en este contexto, con esta crisis del capitalismo internacional que está tratando de transferir su crisis a los países emergentes.

¿Por qué los movimientos progresistas dependen de una figura para consolidar las ideas?

No hay que confundir. Los liderazgos no surgen de una probeta, ni son el resultado del trabajo de publicistas, sociólogos, sino que son aquello que emerge de algo muy profundo que acontece en la sociedad, sobre todo en los sectores populares. No hay liderazgos que se puedan desplegar ajenos a lo que suceda en el interior del mundo social.  Hugo Chávez, Rafael Correa, Néstor Kirchner, Evo Morales, Cristina Fernández son el  producto de las intensidades que atraviesan nuestras sociedades, esa es su fortaleza y su debilidad. Sin duda la imposibilidad de que esos líderes -por diferentes motivos- dejen de estar plantea la pregunta, la perplejidad, de cómo seguir.

Y el cómo seguir es una debilidad que conoce la derecha...

En Europa, en donde existe un sistema parlamentario, se pueden construir liderazgos que duren todo el tiempo, que los triunfos de sus partidos les permita legitimar la continuidad. Por ejemplo, Ángela Merkel puede ser primera ministra de Alemania 30 años y a nadie le parece ni  autoritario, en cambio, cuando hacen  la lectura sobre la ampliación de experiencias en nuestros gobiernos, aparece el prejuicio. Todas las experiencias sudamericanas han sido de ampliación democrática de derechos, pero acusan a nuestros países de ser autoritarios. Como por ejemplo, la crítica de que no hay libertad de prensa. En Argentina se pueden decir las barbaridades más tremendas sobre Cristina Fernández, y todos los medios de comunicación tienen libertad para decir lo que quieran.

¿Qué tipo de libertad demandan esos sectores: de prensa o de empresa?

La Ley de Servicios Audiovisuales en Argentina puso en evidencia que la exigencia de la libertad de expresión de las empresas mediáticas es por la libertad empresarial. Confunden a propósito libertad de expresión con libertad empresarial. En realidad lo que se regula es la concentración, la estructura monopólica. Las leyes en Europa y EE.UU. son mucho más duras respecto a la monopolización que en nuestros países, pero allí no aparece la SIP diciendo que hay gobiernos dictatoriales. Les interesa hablar que los proyectos  democráticos de América del Sur son autoritarios, cuando la que ha sido represora, censora, dictatorial ha sido la derecha de nuestro continente.  

¿Cuáles son los retos que tienen estos gobiernos progresistas para mantenerse en el poder?

Muchos. Primero siempre generar la capacidad de distribuir mejor los bienes materiales y culturales. La disputa no solamente es económica, sino cultural, por el sentido común, por el lenguaje. El neoliberalismo no solo es la financialización del capitalismo, una forma de dejar el Estado de bienestar, dejar la idea de  producción y entrar en el universo de la financialización, sino la creación de una cultura, un lenguaje, que ha atravesado a nuestras sociedades. Por eso, los  cambios que se han producido en América han generado dificultades, pero también una capacidad de invención política y cultural. Por ejemplo, en Argentina se avanzó en un debate democrático que culminó con la aprobación por el Congreso de la Ley de Servicios Audiovisuales, que fue un  momento de ampliación democrática en contra de la monopolización, como Televisa en México, O Globo, en Brasil, y en Argentina, el Grupo Clarín. Esa pelea no fue económica, y tenía que ver con la democratización de la distribución de la información.¿ Por qué aquellos sectores que más se beneficiaron de los grandes éxitos económicos de estos gobiernos, hoy están dispuestos a votar por una derecha que va probablemente a lastimarlos en términos económicos? La respuesta no es económica, sino cultural. Me sorprende que  sectores populares, que ahora tienen derechos, conquistas reales, que han logrado entrar al mercado de consumo, estén dispuestos  muchas veces a acompañar. Me sorprendieron las marchas que hubo en Ecuador en contra de las 2 leyes que planteaba Correa, sobre todo la Ley de Herencia. También, tenemos ese problema en Argentina.  

¿Por qué es indispensable contar con una Ley de Herencias?

Si uno va por los barrios de clase media de Quito y Guayaquil, su modelo es EE.UU. o Alemania, pero resulta que en esos países hay leyes de herencia que son durísimas.

Sin una Ley de Herencia se produce una acumulación  patrimonialista y hereditaria, que no tiene  nada que ver con el mérito de la familia o el individuo, sino algo que viene de generación en generación, y  es injusto que la sociedad  no pueda tomar una parte de esa renta.(I)  

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