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35 millones de niños menores de 5 años en el planeta quedan sin cuidado por algunas horas porque sus progenitoras deben salir a trabajar

Mujeres, cuidadoras hasta la vejez

Las labores de cuidado asignadas a las mujeres de todas las edades es similar en todos los países del mundo, sobre todo en los sectores más pobres, como en este mercado de Guatemala. Este trabajo no remunerado impide, incluso, que consigan un trabajo formal.
Las labores de cuidado asignadas a las mujeres de todas las edades es similar en todos los países del mundo, sobre todo en los sectores más pobres, como en este mercado de Guatemala. Este trabajo no remunerado impide, incluso, que consigan un trabajo formal.
AFP
12 de marzo de 2016 - 00:00 - Kléver Paredes B.

Es 8 de marzo y como cualquier día del año, Delia María Núñez está a cargo del cuidado de su nieto, en la comunidad indígena Luis Freire, cerca de Cayambe, al norte de la provincia de Pichincha. Cuatro horas del día, de lunes a viernes, cumple con esta responsabilidad. Lo hace con mucho cariño, aunque a veces sus 60 años de edad le recuerdan que también merece más tiempo de descanso.

Como María Delia, otras abuelas de la comuna deben vigilar a sus nietos mientras sus hijos o hijas trabajan, por lo general, en las plantaciones de flores aledañas. La situación es similar en el sector urbano del país. Amparo Boada, de 62 años, es parte de una comunidad religiosa y desde hace más de 2 meses se dedica a la atención de su padre, quien tiene una grave enfermedad que afecta a sus pulmones. Antes que ella, otras de sus hermanas también se encargaron del cuidado.

Los hombres, los abuelos, por su parte, no tienen mayor interés por asumir esta responsabilidad, así lo demuestran las estadísticas. Según el estudio Mujeres y hombres del Ecuador en cifras III (2014), la carga global de trabajo a la semana de los hombres en el área urbana equivale a 61:56 horas, mientras que la de las mujeres a 77:03. En el sector rural la diferencia es mucho más notable, 60:11 horas en los hombres y 82:58 para las mujeres.

Gran parte del trabajo no remunerado recae en la atención a un pariente. Por ejemplo, las mujeres dedican en la semana hasta 13:44 horas al cuidado de algún familiar con discapacidad, frente a 7:44 de los hombres. Igual sucede con el cuidado de los niños, mujeres 09:91 horas y hombres apenas 4:55.

Para las mujeres no importa la edad que tengan para que sean cuidadoras. Igual lo hacen de niñas, jóvenes, adultas y en la su vejez. Conforme a la Encuesta de Condiciones de Vida 2013-2014, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Inec), de 4,3 millones de hogares, en el 26,4% (1,1 millones) las mujeres son jefas del hogar. De este grupo, el 37% cuenta con un negocio en casa para sostener económicamente a sus hijos.

El porcentaje de jefas de familia aumenta cuando esta responsabilidad recae en las personas adultas mayores. Se estima que las mujeres de 65 años o más dirigen hasta el 60% de los hogares. Lo que sucede en Ecuador de igual forma se reproduce en otros países. La investigación sobre Trabajo de mujeres: madres, niños y crisis de cuidados, del centro de pensamiento británico Overseas Development Institute, publicado con motivo del Día Internacional de la Mujer, revela que las mujeres en todo el mundo emplean hasta 10 años de su vida, en relación con los hombres, en labores de cuidado no remuneradas.

Esta investigación igual revela que las madres también trabajan en el mercado laboral formal para sostener a sus familias, lo que se traduce en una crisis de tiempo que les afecta en su calidad de vida y bienestar, pero también a sus pequeños. Al menos 35,5 millones de menores de 5 años pasan más de una hora al día solos o bajo la supervisión de otro niño (de preferencia mujer) de menos de 10.

La pobreza de tiempo que padecen las mujeres, señala el informe, tiene un coste, denuncia el documento. “La capacidad de las madres para criar a los hijos llega al límite”. Lo que empuja a muchas progenitoras a dejar sin atención a sus niños durante unas horas al día. “Le ocurre a 35,5 millones de menores de 5 años en el mundo, son más que todos los niños de Europa (26,3 millones, según Eurostat).

“Esa falta de cuidado es perjudicial para su salud, su educación y desarrollo, manifiesta Emma Samman, una de las autoras del estudio. Los países más pobres, donde la desigualdad de género es más elevada y los padres no pueden dejar de trabajar o pagar una guardería, son los que más sufren esta crisis de cuidados. “En países de renta media, un 20% de los hijos menores quedan solos. Un porcentaje que se eleva al 46% en naciones de bajos ingresos. En 4 de ellos (República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Chad y República Centroafricana) más de la mitad se quedan sin supervisión”.

El trabajo no remunerado de cuidados supone $ 10 billones que se pierden al año, precisa la investigación sobre Trabajo de mujeres: madres, niños y crisis de cuidados. Significa el 13% del PIB mundial que en la práctica no existe. Esto se produce no solo porque las mujeres hacen un trabajo de crianza que no se les remunera, sino, además, porque cuando entran en el mercado laboral formal, reciben un sueldo menor que las que no son madres. Esta diferencia salarial es del 42% en países en desarrollo, del 37% en China o 21% en Reino Unido, subrayan los investigadores. En Estados Unidos, según el Pew Research Center (2014), en las familias con 2 progenitores en las que ambos trabajan, las mujeres se dedican más al cuidado de los niños que los padres, sobre todo en lo que se refiere a gestionar sus horarios y cuando se ponen enfermos. Otro estudio en aquel país reveló, además, que el 41% de las encuestadas (de trabajos a tiempo completo y parcial) manifestaron que ser madres frenaba su carrera, en contraste con el 20% de hombres que dieron esa misma respuesta.

Sin embargo, la dificultad se agudiza con los más pobres. En Bostwana, por ejemplo, un estudio con 500 hogares, el 50% de los padres declaró haber tenido dificultades en el trabajo por haber tenido que cuidar de un hijo enfermo. Ese porcentaje era del 64% en México y 41% en Vietnam. En estos 3 países, el 22% de las familias con ingresos menores a 10 euros al día habían dejado solos y sin atención a sus pequeños pacientes.

En el caso de Ecuador sucede algo particular en relación con el cuidado de enfermos. Según el estudio Mujeres y hombres del Ecuador en cifras III (2014), en lo referente a la carga global de trabajo no remunerado a la semana, señala que los hombres asumen más esta tarea con 3:29 horas frente 2:23 horas de las mujeres.

“Las mujeres se encuentran atrapadas, muchas veces con sentimientos de culpa, en la decisión de elegir entre el cuidado y obtener ingresos, y trabajar más para conseguirlos. ¿Y los padres? Hemos encontrado que se entiende que la crianza de los hijos depende de las madres y lo hombres no creen que sea su tarea”, responde Samman, autora de la investigación sobre Trabajo de mujeres: madres, niños y crisis de cuidados.

“El hecho de que las mujeres gasten más tiempo que los hombres en tareas invisibles en el hogar y de cuidados, a veces significa que trabajen menos horas en el sector formal. Pero cuando combinamos responsabilidades remuneradas y no pagadas, incontestablemente ellas trabajan 5 semanas más al año que los hombres, detalla la investigación, que ha cruzado datos de distintas fuentes de Naciones Unidas.

Algunos países ya lo están haciendo con éxito. El informe destaca Vietnam que, a pesar de que es un país de renta media, ha aprobado una amplia gama de políticas de protección como, por ejemplo, una baja de maternidad de 6 meses con derecho al 100% del salario, paternidad pagada, así como la obligación de retribuir los descansos para asistir a citas antenatales, posparto y amamantar al bebé.

También en línea positiva, destaca la investigación, está la decisión de Sudáfrica de ratificar la Convención Internacional para el Trabajo Doméstico para la protección de las empleadas de este sector predominantemente informal y femenino. A pesar del aporte y las duras cifras de la investigación, no revela con detalle el aporte de las mujeres adultas mayores. Su trabajo de cuidadoras sigue, de alguna manera, invisibilizado y por lo mismo no se cuantifica todo el aporte que representa esta responsabilidad. Este es, sin duda, otro de los desafíos del envejecimiento.(I)

Datos

La gerontología feminista pretende ofrecer nuevas alternativas para transformar la realidad social y la vida de las mujeres, resituando el valor de su experiencia.

Esta nueva tendencia de investigación de la gerontología, además, pretende desvelar la construcción social de los valores culturales que limitan la vida de las mujeres mayores en todos los ámbitos de la vida.

La feminización de la población vieja es un fenómeno mundial. En Ecuador sucede igual, el 53% de sus habitantes son mujeres. Este proceso se profundiza a medida que la población envejece.

El género y el envejecimiento están estrechamente ligados. Las mujeres envejecen en un contexto social, cultural, económico y político patriarcal y heterónomo que impacta en sus procesos de vida en relación con el envejecimiento.

Las mujeres mayores son más longevas y presentan una menor propensión a volverse a unir por lo que tienen mayor probabilidad que los varones de vivir solas. Su esperanza de vida en Ecuador es de 78 años.

Por lo general, las mujeres se retiran del ámbito laboral informal al cumplir los 80 años y lo hacen porque les faltan fuerzas para continuar, según el Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de México.

Las vulnerabilidades de las mujeres mayores acentuadas por la desigualdad social, la sobrecarga del trabajo doméstico y del cuidado, y una salud reproductiva deteriorada, afectan su calidad vida.

El envejecimiento no debe ser visto solo desde una perspectiva social, si no desde el nivel político y ejercicio de ciudadanía que impacta en sus procesos de vida.

Ecuador

El envejecimiento poblacional tiene rostro femenino

En el Ecuador existen 14’483.499 habitantes. De ellos, 940.905 son mayores de 65 años, es decir el 6,5 % de la población nacional son personas adultas mayores, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda realizado en 2010.

La distribución por género de la población nacional adulta mayor es de 53 % para las mujeres y de 47 % para los hombres. El ingreso promedio proveniente del trabajo de las personas adultas mayores indica que los hombres reciben un salario promedio de $ 300 mensuales, mientras que en las mujeres es de $ 210.

El analfabetismo afecta a una de cada 4 personas adultas mayores. Esta condición es mayor en las mujeres, cuyo porcentaje llega al 29 %. En el caso de los varones se sitúa en el 20 % (Encuesta ENEMDUR, 2009).

Los datos expuestos revelan que existe un bajo nivel de educación formal en las personas adultas mayores en el Ecuador, dato determinante con respecto a este grupo poblacional. Si bien las causas de este problema no pueden ser revertidas precisamente porque los años oportunos para la alfabetización y formación han pasado, se requiere lograr que las personas adultas mayores tengan un alfabetismo funcional que les permita ampliar su rol dentro de la sociedad.

El 30 % de las personas adultas mayores cuentan con la asistencia de una persona para su cuidado, por lo general hijos e hijas, esposos o esposas, nietos o nietas. En el caso de las mujeres mayores de 80 años que cuentan con asistencia para su cuidado, el porcentaje es de 36,5 % de la población nacional (SABE I, 2009). En términos generales, puede decirse que son las mujeres, los adultos mayores residentes del área urbana y las personas mayores de 80 años, quienes presentan los requerimientos más urgentes de ayuda y cuidado permanente.

La necesidad de cuidado y asistencia a las personas adultas mayores representa un mecanismo indispensable para evitar situaciones catastróficas como las caídas, que constituyen la primera causa de muerte accidental en mayores de 65 años.

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