Por Luis Cheme enviado especial a Santa Marta

La escena fue desgarradora. Elizabeth Bravo gritaba de impotencia sobre su bicicleta negra marca Dogma porque los cambios electrónicos no le respondían.

Iba lento y a medida que avanzaban los segundos perdía posiciones. La azuaya lucía impotente, desesperada. Se le escapaba la gran oportunidad de consagrarse campeona bolivariana en Santa Marta. Cuando vio que el aparato no respondía se resignó, se bajó e inmediatamente estalló en un llanto desconsolado que conmovió a quienes observaban la competencia en el sector Playa Salguero, a 30 minutos del centro de Santa Marta, ciudad sede de los Juegos Bolivarianos 2017.

Lo que vino después no fue menos dramático. Completamente desmoronada, Elizabeth se sentó sobre la mesa donde había dejado sus implementos deportivos, se llevó las manos al rostro y volvió a llorar. Sus gestos y sus lágrimas denotaban dolor. No había abrazos ni palabras de aliento que la aliviaran. Estaba fuera de competencia.

Bravo llegó a Santa Marta como la principal favorita para llevarse la medalla de oro. Hace tres semanas ganó la Copa de Mundo de esta disciplina en Salinas, por eso era la rival a vencer.

Y su jerarquía la empezó a mostrar desde el principio de la prueba. Tomó ventaja en la natación, pese a que recibió manazos de sus adversarias en gran parte de este primer tramo de la competencia. La estrategia de sus adversarias, principalmente de las colombianas, era bloquearle el paso desde el inicio.

Pese a eso, la ecuatoriana se dio el modo de sortear esas adversidades y salió el mar en cuarta posición. En la transición al ciclismo avanzó un puesto y cuando se montó en su bicicleta ya era tercera. Pero en ese momento empezó la pesadilla. Cuando intentó mover los cambios para ganar velocidad, no le respondieron, estaban bloqueados. Según las reglas de triatlón, las deportistas no pueden ser asistidas por entrenadores ni mecánicos mientras dura la competencia, por lo que una falla como esta es siempre determinante.

Lo ocurrido se presta para suspicacias. La bicicleta que Bravo llevó a Santa Marta es la misma con la que ganó el título mundial en Salinas. Era la segunda vez que la utilizaba. Antes de la competencia de ayer, a las 08:00, la deportista nacional se trasladó en ella desde el hotel donde estaba concentrada hasta el punto de partida. Hasta ahí todo funcionaba bien. Incluso uno de sus entrenadores la inspeccionó y la probó. En el mismo aparato se había entrenado los días previos a la prueba y nunca le había fallado.

“Es frustrante perder así. Uno entrena fuerte para ganar y que un problema técnico te saque de competencia es doloroso. Dejé a mi hijo pequeño solo para venir a buscar la medalla. Que pasen estas cosas golpea duro”, dijo Bravo entre sollozos, mientras miembros de la delegación ecuatoriana trataban de consolarla.

Revisando el sistema eléctrico de cambios es difícil determinar si fueron bloqueados intencionalmente. Y como en el lugar donde estaban las bicicletas no había cámaras de seguridad, es complicado determinar lo que realmente pasó. “Esto da para pensar muchas cosas. Primero cambiaron el congresillo técnico, después se negaban a especificarnos el circuito donde íbamos a competir”, denunció la triatleta nacional.

Pero no todo está perdido para la cuencana. Mañana correrá en la modalidad relevos por equipos, donde competirá con Paula Jara y Diana Vizcarra, quienes ayer se colgaron la medalla de bronce, gracias a que juntas lograron el tercer mejor tiempo de la prueba.

Deportista por excelencia

Bravo nació en Cuenca hace 30 años. Cuando era pequeña practicaba ballet. Pero antes de dedicarse al triatlón era nadadora y corría en competencias de atletismo de 5 y 10 km. Su carrera comenzó cuando el entrenador Cornelio Serrano vio su potencial y la apoyó con equipos y accesorios para hacer ciclismo.

Su familia y su hijo, que está próximo a cumplir 2 años, son su pilar fundamental en su carrera. Siempre la motivan para que participe en actividades extracurriculares. De aquí nace su interés por el deporte.

Bravo ha declarado que su entrenamiento es duro y constante. Cada semana nada 6 horas, monta bicicleta por 8 y corre 4 horas. Hace un mes, en una entrevista a Thriatlon.org, la campeona contó el enorme esfuerzo que ha requerido para recuperar su nivel después de tener su primer hijo: “He tenido noches de poco sueño, mi vida cambió en 180 grados y gran parte del crédito es para mi equipo de apoyo: mi esposo y entrenador, mi madre, mi familia, mi federación nacional, el Ministerio de Deportes. Nada de lo logrado hubiese sido posible sin su ayuda”. 

Es una triatleta de élite en Ecuador. Ha sumado varias victorias en los Juegos Panamericanos, una medalla de bronce en los Sudamericanos en Santiago 2014, un cuarto puesto en los Panamericanos de Toronto 2015.

Pero sus logros más importantes fueron la victoria en la Copa Mundial disputada este año en Salinas, su clasificación a los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y Río de Janeiro 2016. (I)

5 ‘tricolores’ pelearán por el oro de box en Colombia

→ La delegación ecuatoriana inscribió a 5 pugilistas para la jornada final prevista hoy, en el marco del torneo de boxeo de los Juegos Bolivarianos de Santa Marta (Colombia).

Ecuador, que asiste al evento con 12 deportistas, es junto con Venezuela el segundo país con el mayor número de finalistas en el certamen, 5 en total, detrás del anfitrión, Colombia, que logró clasificar a 10 boxeadores.

A los ya clasificados Jean Carlos Caicedo y Johnny Santacruz, quienes aseguraron sus boletos en la jornada semifinal del martes, se sumaron el miércoles los pugilistas Miguel Ferrín, Julio Castillo y Érika Pachito.

Caicedo será el primero de los ecuatorianos en subir al cuadrilátero para disputar la medalla de oro, en el segundo de los 13 combates programados para la reunión final, que se iniciará a las 16:00.

Caicedo tendrá como rival en la final de los 52 kg al colombiano Ceiber Ávila, quien dejó en el camino a Diego Tananta de Perú.

La cuarta pelea del programa pondrá frente a frente a Johnny Santacruz y al dominicano Leonel de los Santos, en los 60 kg.

A continuación de este combate pelearán el ‘tricolor’ Miguel Ferrín y el colombiano John Lenon Gutiérrez por los 64 kg.

El turno para el ‘Yula’, como se conoce a Julio Castillo, será en el noveno combate de la velada y su adversario será el colombiano Deivis Julio en los pesos pesados.

Castillo venció por abandono en cuartos de final al panameño Ramón Morales y en semifinales eliminó al venezolano Albert Ramírez; en tanto que Julio obtuvo boleto para la final tras su triunfo en semifinales contra el chileno Miguel Ángel Véliz.

El combate que bajará el telón  tendrá como protagonistas a nuestra compatriota Érika Pachito y a la dueña de casa Jéssica Caicedo, quienes pelearán por el oro en los 75 kg de mujeres.

La afición local aún no ha podido ver en acción a Pachito, quien alcanzó la final tras quedar libre en cuartos de final y acreditarse la victoria en la ronda semifinal por no presentación a causa de una lesión de la boxeadora panameña Atheyna Bylon. (I)