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Nairo, a conquistar Francia

Nairo, a conquistar Francia
02 de julio de 2016 - 00:00 - Gorka Castillo, corresponsal en España

El secreto de la victoria en el Tour de Francia está en la cabeza y las piernas. No basta con tener buenos músculos y un corazón a prueba de bombas. Es necesaria una habilidad mental para sobreponerse a la agonía y el sufrimiento que esconde el recorrido de la carrera ciclista más grande del mundo.

Miguel Induráin, cinco veces triunfador en esta prueba, descubrió el misterio de su aplastante dominio con un lacónico “porque llegué más lejos que el resto en el dolor”. Y sobre esta carga de sadismo que la prensa barniza de épica se resolverá también el Tour que hoy arranca en la localidad normanda de Mont Saint Michelle.

Durante los próximos 23 días, 21 etapas y dos jornadas de descanso, los mejores ciclistas del planeta pelearán por una gloria escrita a base de desfallecimientos, heridas, huesos rotos, sed impenitente y un calor sofocante. Y de fondo, el extraño sentimiento que tarde o temprano asola a sus participantes: el de llevar una vida de miseria. Y eso incluye al británico Chris Froome, al colombiano Nairo Quintana y al español Alberto Contador, los tres grandes favoritos al triunfo en esta edición.

Ninguno de los tres podrá quejarse que este Tour ha sido diseñado para perjudicarles. Habrá montaña de sobra, primero en los Pirineos y después en los Alpes, con un tránsito entre ambas cordilleras durísimo. Y también dos contrarrelojes tan largas y selectivas que los verdaderos especialistas han renunciado a disputarlas.

La primera tendrá 37,5 kilómetros y se correrá el 15 de julio, al día siguiente de la fiesta nacional francesa y de la llegada al irrespirable Mont Ventoux, 16 kilómetros al 10% en un paisaje lunar. La segunda será en escalada a cuatro días de la conclusión en París. Serán 17 kilómetros en los alrededores de Sallanches, la localidad donde el mítico Bernard Hinault ganó el Mundial de 1980.

Para entonces, todo podría estar decidido. Sobre todo si los favoritos se deciden a desempolvar el hacha de guerra el séptimo día de carrera, cuando el Tour se adentre por las altas cumbres de los Pirineos. Nada quedará decidido en la primera etapa pirenaica, con final en el inédito Lac de Payolle, pero sí en las dos jornadas siguientes: una en la que abordarán Tourmalet, Val Louron y Peyresourde en 182 kilómetros infernales que concluyen en Bagneres de Bigorre.

La otra por el Principado de Andorra con Bonaigua, Cantó, Comella, Beixalis y final en el interminable Arcalis. Una etapa extrema diseñada para sentenciar un Tour, si alguien puede.

Los Alpes comenzarán a vislumbrarse 7 días más tarde. La primera batalla será en el impresionante embalse de Emosson, un prodigio de ingeniería cuyo acceso se realiza por una vía vertical de 23 kilómetros que acaba en un paisaje descarnado, casi marciano. Se trata del final de la etapa más dura de toda la competición. De manera extraña, las dos últimas etapas del Tour serán cortas, de solo 146 kilómetros cada una de ellas.

Los expertos aseguran que lo han diseñado así para favorecer el espectáculo, con ataques y entregas, pero la realidad es que puede liquidar la tradición épica del ciclismo agónico, aquel deporte un tanto demente que hazañas inhumanas de superclases como Fausto Coppi o Eddy Mercks elevaron al nivel de la crónica literaria. La primera de esas dos minietapas concluirá en St. Gervais-Mont Blanc, un puerto sin trascendencia pero con exigentes rampas finales. La segunda y última antes de París será un clásico del Tour en el que se encadena el Aravis, la Colombiere, Ramaz y el Joux Plane, el puerto más italiano de

Francia que no se subía desde 2006, cuando el estadounidense Floyd Landis lanzó un ataque atiborrado de sustancias ilegales.

El máximo favorito en este escenario es el vigente campeón Chris Froome. Su dominio ha sido indiscutible en la última década y viene en un excelente estado de forma. Además, Froome liderará un equipo poderosísimo, el Sky, con cinco corredores al máximo nivel mundial, entre ellos el vasco Mikel Landa que, enfermo, abandonó el pasado Giro de Italia. Su mayor rival será el escalador colombiano Nairo Quintana, que llega a Francia tras realizar una aproximación brillante y con el aliciente añadido de convertirse en el primer latinoamericano que gana el Tour tras ser dos veces segundo ante el mismo rival. Sus opciones dependerán del lugar que ocupe tras disputarse la primera semana de competición. Si llega a los Pirineos en los tiempos de Froome, el triunfo estará al alcance de sus manos.

Luego está el veterano español Alberto Contador, uno de los mejores ciclistas de grandes vueltas de la historia, aunque no precisamente del Tour, prueba que se le ha atascado en varias ocasiones y que cuando la ha ganado, la última hace 7 años, fue enrolado en un equipo más fuerte que el que ahora tiene.

Fuera de estos tres grandes aspirantes, está el Astaná de los italianos Fabio Aru y el vencedor del Giro, Vicenzo Nibali. Y también la joven armada francesa, con Pinot, Bardet y Barguil, todos ellos buenos escaladores en un Tour para escaladores. La resolución al enigma en tres frenéticas semanas. (I)

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