Las piscinas serán un punto de reunión durante las vacaciones en la Sierra y Amazonia. Algunos lo harán de manera ocasional, mientras que otros apostarán por ingresar a un curso para aprender a nadar, pulir su técnica o simplemente distraerse.

Y tendrán una infinidad de opciones. En la capital, por ejemplo, no hay una cifra concreta de piscinas, ni en zona urbana, mucho menos en la rural.

¿La razón? El control de cada balneario fue entregado a las distintas administraciones zonales. Eso ha permitido un mejor mantenimiento.

Además, hay opciones municipales, privadas y de entidades deportivas.

Las piscinas municipales son opciones económicas. La de El Tingo es una de las más grandes. Ubicada en Alangasí, los precios establecidos para las entradas es de USD 1,13 para niños, USD 3,11 para adultos y USD 1,58 para la tercera edad.

Es un atractivo natural y turístico porque tiene aguas termales. El control es estricto para los visitantes. No se pueden bañar sin antes ducharse y tampoco pueden lanzarse al agua con ropa que no sea un traje de baño. El horario es de miércoles a domingo de 6:30 a 13:30. En vacaciones no se abrirá lunes y martes porque se realiza un mantenimiento general. Todos los días se cambia el agua de las piscinas. Su capacidad tope es de 2.000 personas.

La Moya es otra opción. Está en Conocoto y ahora cuenta con agua temperada. Antes era fría. Son dos piscinas y entran unas 300 personas. Los niños pagan USD 1,13, los adultos USD 2,25 y tercera edad USD 1,13.

Rumiloma es una de las más nuevas. Se abrió en marzo. Está en Guangopolo y tiene capacidad para unas 300 personas. Los niños pagan USD 1,13 niños, los adultos USD 3,11 y la tercera edad USD 1,58 adultos.

La apuesta privada también es muy grande. Y no solo en la zona urbana. Por ejemplo, en Guayllabamba destaca Aqua River Park. Este balneario ofrece un recorrido para observar dinosaurios y tiene piscinas temáticas. La entrada cuesta USD 12 para adultos y USD 6 los niños hasta diez años y tercera edad. Si desean, pueden pasar la noche allí. Los adultos pagan USD 30 y los niños USD 18.

La casa de campo y piscina Los Limoneros ofrece fiestas infantiles en la piscina, cursos regulares de natación y pronto abrirán el curso vacacional.

Al norte también está el complejo Granilandia. Es de la fuerza terrestre, pero está abierto al público. La entrada cuesta USD 6 para los adultos y USD 4 para los niños. Tiene piscinas abiertas y una cubierta.

En Cayambe hay una nueva atracción: el complejo Nápoles. Tiene cinco piscinas temáticas, todas cubiertas. Los adultos pagan USD 7 y los niños USD 5.

Concentración Deportiva de Pichincha tiene cinco piscinas en funcionamiento: Río Coca, El Batán, Miraflores, Jipijapa y Cotocollao. Aunque por ahora funcionan solamente para entrenamientos y cursos frecuentes, para julio y agosto contarán con cursos vacacionales.

El costo será de 80 dólares para chicos de 5 a 18 años. Habrá tres horarios en Miraflores, Jipijapa y cinco opciones en Cotocollao.

LA IMPORTANCIA DE LA NATACIÓN

El médico deportólogo Ricardo Padilla asegura que la natación es un deporte completo porque involucra muchos grupos musculares y sistemas como el respiratorio y circulatorio.

"La natación es una gran decisión. Ayuda mucho en los reflejos, a controlar el peso, a mantener las fibras arteriales, a la concentración, a la reducción del colesterol en la sangre y a evitar problemas vasculares, a reducir la glucosa y muchos otros beneficios", inició.

Padilla aclara que todos esos problemas médicos también pueden presentarse en niños y adolescentes, por lo que los beneficios son incontables. "También mejoran la flexibilidad, coordinación, movilidad. La práctica deportiva permitirá que vivan tranquilos y con buena salud", concluyó.

CUIDADO CON LA PIEL

Si se decidió por ir a una piscina abierta, es importante que tome medidas preventivas para cuidar su piel.

La dermatóloga Karla Hidalgo recomienda que unos tres días antes ya hidraten su piel con cremas después del baño, aplicando dos o tres veces en las zonas más resecas.

Ya en la piscina se debe colocar el protector solar unos quince minutos antes de ingresar al agua y reaplicar cada dos horas.

"El protector solar debe ser a prueba de agua y además deberían usar gorras o sombreros y caminar por la sombra", indicó.

Una clave, dice, es evitar una actividad en las horas pico de radiación (11:00 a 14:00).

Al salir de la piscina, recomienda un aseo con jabón o sustituto del jabón como aceite de ducha, aplicar crema hidratante y reaplicar el protector solar.

También aconseja que se use ropa fresca y que se cambie la vestimenta húmeda frecuentemente.

En las áreas húmedas siempre hay riesgo de que existan hongos, sobre todo en piscinas que no tienen flujo o corriente. Por eso, es recomendable fijarse en el aseo del lugar elegido para vacacionar.

Si, a pesar de los cuidados, las personas presentan quemaduras, el tratamiento deberá depender del grado de afectación.

"Hay opciones como cremas hidratantes o spray con lanolina, pero todo dependerá de la gravedad".

Hidalgo descarta el mito de la leche de magnesia. "Es cierto que colocar algo sobre la piel calma la sensación de ardor, por eso se ponen leche de magnesia, papaya, papa, sábila y otras cosas más que he escuchado, pero eso disminuye la sensación, pero no es una solución real", concluyó.