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El período de negociaciones sobre la retirada concluirá EN 2019

UE reclama más claridad a Gran Bretaña

El secretario de Estado británico, David Davis, escucha al negociador jefe de la Unión Europea, Michel Barnier, en Bruselas.
El secretario de Estado británico, David Davis, escucha al negociador jefe de la Unión Europea, Michel Barnier, en Bruselas.
Foto: AFP
21 de julio de 2017 - 00:00 - Leonardo Boix, corresponsal en Londres

La Unión Europea (UE) reclamó ayer mayor claridad a Gran Bretaña por la llamada “factura de divorcio”, el dinero que Londres deberá pagar a Bruselas por deudas adquiridas para separarse del bloque.

Según estimaciones no oficiales, esta factura podría variar entre $ 81.455 y $ 87.273 millones (70.000 y 75.000 millones de euros,  respectivamente).

El principal negociador de la UE, Michel Barnier, y su colega británico David Davis, dieron una conferencia de prensa conjunta en Bruselas tras la segunda ronda de negociaciones por el Brexit.

Barnier dijo que Gran Bretaña clarificará su posición sobre la “factura de divorcio”, aunque aclaró que ambas partes avanzaron en áreas donde la posición británica era más clara.

“Como he dicho claramente a David, una clarificación por parte del Reino Unido es indispensable para negociar y lograr progresos suficientes sobre el acuerdo financiero, inseparable de otros elementos del dossier”, indicó Barnier.

El compromiso principal corresponde al “saldo de pagos pendientes” por parte de Reino Unido en el marco de los presupuestos anuales de la Unión Europea, pero todavía sin abonar.

Un aspecto más delicado será la voluntad de la UE de que Londres cumpla también con sus compromisos que todavía no se han presupuestado, como en el caso de los “fondos estructurales” destinados a los países menos desarrollados de la Unión.

Otros de los temas centrales en los que el funcionario europeo pidió mayor claridad fueron los derechos de los millones de europeos en suelo británico, y la frontera entre las dos Irlandas.

La cuestión de la frontera irlandesa fue abordada durante gran parte del martes, con Sabine Weyand por la Unión Europea y Olly Robins del lado británico, con el común propósito de respetar los Acuerdos de paz del Viernes Santo (1998) y de encontrar soluciones para la creación de una frontera “blanda” que no levante barreras en los movimientos de personas y mercancías.

Barnier admitió que hubo algunos puntos de acuerdo acerca de cómo serán tratados los británicos que viven en el bloque comunitario y los europeos en Gran Bretaña, aunque indicó que Bruselas quiere que los derechos de los ciudadanos sean apoyados por el Tribunal de Justicia de la UE, que la primera ministra británica, Theresa May, descartó por completo.

Agregó que por ahora hay muchos desacuerdos “sobre los derechos de familiares o exportación de ciertos subsidios sociales”.

“Lo que nosotros queremos -y estamos trabajando en esto- es una salida ordenada del Reino Unido. Esto fue decidido. Una salida ordenada significa que las cuentas deben ser pagadas”, indicó el funcionario europeo.

“Tan pronto como el Reino Unido esté preparado para clarificar la naturaleza de sus deudas, nosotros estaremos preparados para discutir esto con los negociadores británicos”, agregó.

Por su parte, Davis admitió que las negociaciones “fueron robustas” en cuanto a la “factura de divorcio”, aunque aclaró que “hay mucho de positivo” acerca de los términos de las negociaciones.  

La UE aclaró a Londres que no comenzará a negociar futuros acuerdos comerciales con Gran Bretaña hasta que no considere que se avanzó suficiente sobre otros temas de la separación.

Ambas partes acordaron reunirse cuatro días cada mes, comenzando con los temas que son prioridad y más urgentes.

El debate del 7 de septiembre

En tanto, ayer el Gobierno británico confirmó que los parlamentarios debatirán y votarán el próximo 7 de septiembre sobre la llamada Gran Ley de Derogación (Great Repeal Bill), que permitirán trasladar la legislación comunitaria al derecho británico a fin de terminar con la “supremacía” de la UE una vez que la desconexión con el bloque sea efectiva.

Ayer, el ministro británico de Comercio Internacional, Liam Fox, afirmó que el Reino Unido “puede sobrevivir” sin un acuerdo comercial con la UE, aunque se mostró favorable a alcanzar uno que beneficie a ambas partes.

“No queremos no tener un acuerdo. Es mucho mejor que tengamos uno a no tenerlo. Por supuesto podemos sobrevivir sin un acuerdo y tenemos que ir a las negociaciones con los otros (por Bruselas) sabiendo lo que pensamos”, afirmó Fox a la radio 4 de la BBC.

Gran Bretaña tiene previsto abandonar la Unión Europea en marzo de 2019, dos años después de haber activado el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que establece un período de negociaciones sobre los términos de la retirada de un país comunitario del bloque europeo. (I)

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