Tras las rejas, Cunha pone bajo amenaza al gobierno de Temer

El gobierno del presidente brasileño, Michel Temer, está bajo amenaza permanente desde que fue detenido su gran aliado, el expresidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, preso por corrupción el miércoles pasado por supuestamente recibir millones de dólares en sobornos.  

Cunha es llamado ‘hombre bomba’ y si abre la boca, al verse abandonado por Temer, podrá cumplir un récord del cual hablaron varios de sus interlocutores.

El exdiputado Cunha dice que tiene el poder para ser el único en la historia de Brasil capaz de derrocar a dos presidentes, dijo un aliado del dirigente, preso bajo condición de anonimato.

Así como fue el comandante del juicio político que destituyó a Dilma Rousseff, a la que combatió sin tregua desde la presidencia del Congreso, tiene munición para golpear a sus aliados, que lo han abandonado, del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB) de Temer.

Para los analistas, es difícil que el exdiputado, destituido por ocultar cuentas en Suiza, donde recibió sobornos por mediar ilegalmente un contrato de la estatal Petrobras, haga silencio. Sobre todo porque está escribiendo un libro contra Rousseff y contando los pormenores del juicio político que abrió contra la exmandataria, que lo acusa de ser el jefe político de Temer, el exvicepresidente que la abandonó para tomar el poder e implementar la agenda de la antigua oposición neoliberal.

“En el submundo de la política,  Cunha actuó durante 20 años como corrupto y corruptor. Ciertamente sabe muchas cosas que nadie descubre aún. Se tardó en detener a Cunha y eso permitió la caída de Dilma. Si hubiera sido arrestado antes, el juicio político habría tenido otro final. Una delación de Cunha abre ahora una fase de inestabilidad en el gobierno de Temer”, dijo el columnista político Kennedy Alencar.

Es por eso que todos llaman al extitular de la Cámara de Diputados el ‘hombre bomba’, ya que, según sus allegados, tiene arsenal para impactar en 100 políticos y, sobre todo, a algunos a los que acusa de haberlo abandonado en medio del camino, como el ministro Wellington Moreira Franco, encargado de las privatizaciones y concesiones del gobierno de Temer.

“Este puede ser el comienzo del fin del gobierno de Michel Temer y sus aliados, si es que Cunha se decide a contar lo que sabe para aliviar su prisión”, dijo el senador Lindberg Farias, del Partido de los Trabajadores (PT).

Tras su detención, Cunha fue  trasladado desde Brasilia, donde fue capturado, hacia Curitiba, donde quedará detenido por tiempo indeterminado y bajo las órdenes del juez Sergio Moro.

La principal acusación contra él está basada en $ 5 millones de sobornos que habría recibido en cuentas en Suiza que no había declarado ante el Congreso. El dinero, según la investigación, provino de un soborno pagado por intermediarios para un negocio de campos petroleros de Petrobras en Benín, África, pozos que finalmente estaban secos.

El juez Moro bloqueó cuentas por unos $ 68 millones en poder de Cunha y su esposa, Claudia Cruz,  expresentadora de televisión de la cadena Globo en los años noventa.

La detención de Cunha se produjo luego de que el exdiputado acusó al gobierno de Temer y varios ministros de haberlo abandonado.

Cunha también fue acusado por Rousseff de haber sido el principal impulsor de su juicio político y de haber formado mayorías parlamentarias con base en dudosos beneficios.

El exparlamentario fue preso porque el juez Moro -según dijeron los fiscales- temía que se pudiera fugar a Italia, ya que el exdiputado tiene pasaporte de ese país.

Bautizado ‘Mi Villano Favorito’, Cunha fue el principal responsable por el giro a la derecha del Congreso y de la agenda política brasileña que desgastó políticamente al gobierno de Rousseff.

Fue él quien llevó al PMDB a abandonar a Rousseff y a formar la coalición que hoy sustenta a Temer, que supo de la noticia sobre el arresto de su exaliado durante su visita a Japón.

Para muchos analistas, la caída de Cunha pretende dar un aire de imparcialidad al juez Sergio Moro, acusado por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva de perseguirlo a él y al PT.

Por eso la diputada Jandira Feghali, del Partido Comunista do Brasil (PCdoB), alertó que “la detención de Cunha no debe ser una cortina de humo para justificar una persecución a Lula. La lucha contra la corrupción no puede ser una bandera, es una obligación, no puede ser un instrumento selectivo”.

También del PT, el expresidente de la Orden de Abogados de Brasil, el diputado Wadih Damous, dijo que la detención de Cunha no debe festejarse por tratarse de un opositor que trabajó para el éxito de la destitución de Rousseff el 31 de agosto pasado.

“Esta detención por tiempo indeterminado dictada por Moro contra Cunha no parece tener base legal. Me parece que tratan de mostrar imparcialidad. ¿Esta prisión puede ser un ensayo frente al caso de Lula?”, se preguntó.

Según el diario O Estado, de Sao Paulo, alineado políticamente en sus editoriales con el gobierno de Temer y contrario al Partido de los Trabajadores, el presidente ordenó “una ley de silencio” a sus ministros sobre el caso de Cunha.

Por su parte, Janio de Freitas, columnista de Folha, de Sao Paulo, crítico con la Operación Lava Jato, a la que califica de arbitraria y autoritaria contra el PT, sostuvo: “Moro y los fiscales de la Operación Lava Jato deberán escuchar otro tipo de narrativas y nuevos nombres en torno a la investigación de Cunha”. (I)

Policía federal brasileña  arresta a agentes 

La Policía Federal (PF) brasileña arrestó al jefe y a tres agentes de una fuerza especial del Congreso por proteger a legisladores investigados en la monumental red de corrupción en Petrobras.

“Se obtuvieron pruebas de que el grupo, liderado por el director de la Policía del Senado, tenía la finalidad de obstaculizar operaciones de investigación de la Policía Federal sobre senadores y exsenadores, usando equipos de inteligencia”, indicó la PF en un comunicado.

El director de ese núcleo de policías legislativos, cuerpo encargado de mantener el orden y la seguridad dentro del edificio del Congreso, “ordenó la práctica de actos de intimidación a la PF cuando cumplía un mandato de la Corte Suprema de Justicia en el departamento oficial de un senador”, añadió el texto.

Según la Fiscalía de Brasilia, el caso se basa en la declaración de un policía legislativo que reveló que se hicieron tareas de contrainteligencia en las residencias y despachos de tres senadores y un exdiputado ligados a la trama delictiva en la petrolera estatal.

“Funcionarios públicos usaron equipos del Senado en viviendas particulares (...) para hacer contrainteligencia: localizar y destruir sistemas de escuchas telefónicas y ambientales”.

Los agentes del Congreso habrían viajado al menos en dos ocasiones hasta los estados de Maranhao (noreste) y Paraná (sur) y usaron sofisticados equipos que pertenecen al Senado y financiaron los pasajes con dinero público.

Los detenidos son sospechosos de haber conformado una organización delictiva armada y de cometer los delitos de corrupción privilegiada y obstaculización de las investigaciones de sus colegas. (I)

Datos

La encuestadora de Datafolha publicó que el 75% de los brasileños apoyaría el fin del mandato de Cunha.

Los parlamentarios opositores negocian una posible amnistía para Eduardo Cunha, argumentando que merece el perdón debido a su papel destacado en el proceso de destitución de la presidenta Rousseff.

Las labores por obtener la amnistía de Cunha comenzaron tras la renuncia del diputado Fausto Pinato, del Partido Progresista (PP), que ejercía como primer relator de los casos de corrupción.

Pinato fue reemplazado en el Consejo de Ética, por la parlamentaria del Partido Republicano Brasileño, Tia Eron, quien se ha declarado abiertamente admiradora del acusado.

El perdón de Cunha contaría con el respaldo de unos 200 legisladores de la denominada bancada BBB (buey, bala y biblia). (I)