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Temer sube un impuesto en momento difícil para él

“La población será comprensiva”, dijo Temer, criticado por la base oficialista que lo respalda en el Congreso.
“La población será comprensiva”, dijo Temer, criticado por la base oficialista que lo respalda en el Congreso.
Foto: cortesía de forbes
25 de julio de 2017 - 00:00 - Pablo Giuliano. Corresponsal desde Sao Paulo, Brasil

En la cuenta regresiva para la sesión del 2 de agosto que definirá su continuidad en el poder, el presidente de Brasil, Michel Temer, dictó una medida de alto corte antipopular, el aumento de impuestos de hasta el 16% en el precio de todos los combustibles para enfrentar un creciente déficit fiscal que encendió la luz roja en los agentes económicos sobre la principal economía latinoamericana

Los industriales que apoyaron la caída de Roussef y se aliaron a Temer han criticado la medida, que afecta sobre todo a las clases medias urbanas y presiona sobre el precio de los alimentos básicos.

“La población será comprensiva”, dijo Temer, criticado hasta por la base oficialista que lo respalda en el Congreso debido a que una de sus promesas económicas desde que asumió el año pasado tras haber sido vice de Rousseff fue no aumentar impuestos.

La dificultad de cumplir la meta de déficit fiscal se mezcla con la liberación de unos $ 5.000 millones de partidas presupuestarias extraordinarias a parlamentarios con el objetivo de evitar que la Cámara de Diputados acepte la denuncia por corrupción pasiva que le hizo el fiscal Rodrigo Janot a Michael Temer.

El presidente puede ser suspendido en el cargo por seis meses la semana que viene en caso de que dos tercios de la cámara baja acepten la denuncia.

La oposición pidió a la Procuraduría General de la República investigar al gobierno por “compra de votos” si bien el método se encuentra dentro de la legalidad.

El humor social de Brasil (Temer tiene entre 7% y 3% de popularidad) fue afectado por el aumento de los combustibles: en Sao Paulo, la mayor ciudad del país, el aumento fue mayor a los 40 centavos de real ($ 0,12) y hubo protestas de automovilistas y quejas en las gasolineras.

Sobre todo porque la llegada de Temer al poder tiene que ver con la carga impositiva en Brasil: la campaña por el juicio político contra Dilma Rousseff fue financiada, en parte, por la Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo, que montaba patos de hule gigantes en las calles y con la frase: “No vamos a pagar el pato”.

Rousseff intentaba reemplazar el hueco fiscal dejado por la baja de las commodities con un impuesto al cheque y a las transacciones financieras. Temer, aliado de la Fiesp, prometió que no habría aumentos de impuestos y que el ajuste de las cuentas públicas era el camino.

El gobierno de Temer pronosticó en el presupuesto para 2017 un déficit fiscal de unos 139.000 millones de reales  ($ 44.000 millones), pero en seis meses se ha consumido más del 70%, lo cual eleva el alerta para el incumplimiento de esta meta.

Junto con el aumento de los combustibles para buscar recaudar 3.300 millones extras en el segundo semestre, se anunció otro recorte de gastos corrientes del Estado en $ 1.900 millones.

Lo cierto es que la poderosa Fiesp, el mayor conglomerado industrial de América Latina y parte del motor económico de Brasil, ha vuelto a sacar el pato amarillo a la calle para protestar contra el aumento de impuestos.

El foco no fue el aliado Temer, sino el ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, un hombre identificado con el mercado financiero, luego de haber sido presidente mundial de Bank Boston, expresidente del Banco Central del gobierno de Lula (2003-2010) y fundador del Banco Original, del grupo frigorífico JBS, el mismo que reveló la acusación de  Temer por sobornos.

“Aumentar impuestos no va a resolver la crisis, por el contrario, la agravará justamente cuando vemos señales de reinicio del crecimiento, con impactos positivos en la recaudación fiscal de junio. El aumento del impuesto recae en la sociedad, con 14 millones de desocupados, falta de crédito y sin condiciones para el consumo”, dijo el presidente de la Fiesp, Paulo Skaf, del partido de Temer, el PMDB.

Desde la oposición, la expresidenta Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), sostuvo: “El gobierno golpista sobrestimó el déficit de 2017 para después jactarse que había cumplido la meta. El gobierno está desesperado y por eso aumenta los impuestos. Es el mayor aumento de combustibles en 13 años”. (I)

 

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