El gobierno brasileño envió ayer tropas federales a Brasilia para proteger los edificios públicos de los desmanes provocados por grupos de manifestantes que participaban en una masiva protesta contra el presidente Michel Temer.

“En este momento ya hay tropas federales aquí, en el palacio de Itamaraty (sede de la cancillería), y ya están llegando más tropas para asegurar la protección de los edificios ministeriales”, anunció el ministro de Defensa, Raul Jungmann.

Ayer fue una jornada de tensión, en la cual Temer intentaba mantenerse en el cargo, aunque las protestas marcaron el tono de la agenda del Congreso: la oposición detuvo la sesión al grito de ‘Fuera Temer’.

“Este gobierno se ha terminado, es hora de llamar a elecciones. Y si no quieren llamar a elecciones el pueblo lo registrará. La solución no es que el sucesor sea elegido por el Congreso”, denunció el diputado Alexandre Molón, del centrista Rede, en la reunión de comisión donde la oposición fracasó por el momento en poder anticipar el calendario electoral.

Desde temprano los principales sindicatos del país se congregaron en torno al estadio Mané Garrincha, desde donde salieron para protestar enfrente del Congreso Nacional, en la gigantesca Explanada de los Ministerios de Brasilia. La policía estimó el público en 35.000.

Algunos manifestantes intentaron quebrar el bloqueo policial frente al Congreso, pero los agentes arrojaron gases lacrimógenos, con lo cual la capital brasileña se convirtió en un campo de batalla transmitido en vivo por la televisión.

Todos los ministerios fueron evacuados luego de que algunos manifestantes incendiaran la planta baja de algunos edificios públicos. Nubes negras salían del Ministerio de Agricultura hasta que el fuego fue apagado por los bomberos.

Además Temer sufrió ayer otra baja entre sus colaboradores, el segundo en una semana: renunció su asesor especial Sandro Mabel, del Partido del Movimiento de la Democracia del Brasil. (I)