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El Telégrafo

Revolución para siempre

23 de febrero de 2016 - 00:00


Nueve años más tarde del inicio del sueño de recuperar la Patria, la Revolución Ciudadana sigue de pie. En medio de los ataques constantes de una parte de la prensa y de los políticos que antes fracasaron en la conducción del país, sigue de pie, en búsqueda de ser más, de hacer irreversible lo alcanzado. Y sigue de pie por una sencilla razón: la Revolución Ciudadana es una realidad para las mayorías, una palabra cumplida, un ejemplo. Realidad que se alimenta en esperanza.

Sin embargo, he visto con sorpresa el editorial firmado por un señor Samuele Mazzolini en la edición del martes 16 de febrero de El Telégrafo. Y mi sorpresa no es porque sus afirmaciones  ya han sido dichas por otras personas, en especial periodistas agrupados en una plataforma de origen opositor y desconocido financiamiento; sino porque para dotar a su “editorial” de cierta aureola de disentimiento democrático interno, arranca con el relato de su adhesión a Alianza PAIS y su participación en la convención nacional de Quito de noviembre de 2012, en la que se proclamó a Rafael Correa y Jorge Glas como binomio para las siguientes elecciones.

En este punto es necesario expresar una complicación: no sé si la respuesta contenida en esta carta, debe ser al adherente Mazzolini, al “editorialista” Mazzolini, al intérprete de las “masas populares” Mazzolini, a los intereses de su tinta y título, al diario que lo publicó, o a quienes están detrás de esto. Ayudaría muchísimo saber a cual de estos múltiples personajes ocultos o transfigurados debo hablarle. Así que, al igual que él, que interprete mi respuesta como quiera.

Dice Mazzolini en su “editorial” que la decisión de escoger como binomio a Jorge Glas “… cortaba así el cordón umbilical que aún la ataba (se refiere a la  Revolución Ciudadana) a la fuerzas populares, marcando su indisponibilidad a escuchar las realidades en movimiento…”. No entiendo como puede el señor Mazzolini, a guiso de opinar, sostener una afirmación falaz como la citada: menos de 90 días después de la convención, esas “fuerzas populares” le dieron una victoria contundente al binomio presidencial y en la composición de la Asamblea Nacional. Esas “fuerzas populares” de las que se toma el nombre el señor Mazzolini –como se toma el nombre del pueblo más adelante-, a su pesar, son las que sostienen y dan cuerpo a la legitimidad política de este proceso, no los mensajitos de celular, o lo que le dicen sus panas en una conversación de cafetín o de pasillo.  

¿Puede Mazzolini hablar de indisponibilidad a escuchar realidades en movimiento, cuando desde 2007 y desde 2013, en un segundo periodo consecutivo, el núcleo central del trabajo político de la Revolución Ciudadana han sido, para citar algunos, los trabajadores, los campesinos, las amas de casa sin seguridad social, los más pobres que reciben el bono de desarrollo humano, los miles de becarios que se forman en otros países y son el talento humano del futuro, los millones de ciudadanos beneficiados por la atención de salud digna, los millones de ecuatorianos que tienen una educación no prisionera de un partido político y de calidad; los millones de compatriotas que gozan de mejor seguridad pública; los millones que ahora tenemos una infraestructura vial o inversión productiva de nivel mundial?

Indisponibilidad a escuchar realidades… vaya gracioso eufemismo para negar que este es el proyecto político y el gobierno que más ha dialogado y acordado con todos los sectores sociales, que más ha atendido los miles de demandas ciudadanas, que más ha dignificado la política incluyendo a todos. Ya quisiera ver si usted puede sostener su eufemismo cuando hable con las bases y los dirigentes de los trabajadores, campesinos, comerciantes, movimientos indígenas, pequeños, medianos y grandes productores, empresarios, amas de casa, recicladores, pescadores, trabajadoras sexuales, inversionistas, jóvenes, padres de familia y una larguísima lista de ectéteras… Puede ser (y ahora me dirijo al “editorialista” o tal vez al “adherente”) que usted crea que no hay diálogo porque lo lee en 4 Pelagatos o Mil Hojas; puede ser que usted crea que no hay libertad de expresión porque lo lee en todos los medios privados o en la web de otra fundación de dudoso financiamiento, o que usted crea que no hay disposición a dialogar porque lo dice alguna asociación de empresarios, o los exMPD, o el banquero o sus colegas editorialistas de la cofradía de la infamia. Y fíjese señor Mazzolini cómo ha cambiado este país, que usted puede escribir en un medio público cuando antes no le habrían permitido siquiera acercarse a la vereda de en frente de un diario cualquiera, porque en los medios privados para ser editorialista hay que odiar al Gobierno, odiar a la Revolución Ciudadana, o dar buenos consejos porque cuando pudieron dar buenos ejemplos, destruyeron al país.

Esta Revolución, como lo dije antes, ha soportado muchos ataques perversos y mal intencionados. Pero ha soportado mucho no gracias a intelectuales, “periodistas”, y “demócratas”, sino al respaldo de la inmensa mayoría, que con emoción toma una taza de café en las mañanas, lleva a sus hijos a una escuela pública, sale a trabajar sin miedo, se atiende en un centro de salud público, etc. etc. Nuestro pueblo, nuestra gente, muchas veces no tienen ni siquiera el tiempo de abrir El Telégrafo, o de escuchar una radio, o ver un noticiero. Y para nuestra gente, la Revolución sigue de pie. Sigue en el camino correcto. Piense lo que piense la academia, los banqueros o los periodistas.

Se pregunta Mazzolini,  “¿Dónde está el  involucramiento popular, la transparencia, la participación de las cuales este gobierno se ha jactado una y otra vez?”. Ya le respondí señor Mazzolini, pero hay más: el Presidente de la Republica, el movimiento Alianza PAIS y las figuras más destacadas de este proceso han expresado su voluntad de construir un plan de gobierno con la gente, con los ciudadanos, en centenas de conferencias ideológicas populares que se van a desarrollar en los próximos meses. De este proceso participativo y transparente saldrán los grandes ejes que no los entiende la academia, que nos los aceptan los editorialistas y que desprecian los políticos de tinta que prefieren una taza de café, un cigarrillo y un atado de títulos doctorales para proponer lo que, según ellos, es lo que necesita el país.

Por otra parte, en su “editorial” habla de un proceso “estancado” y que solo uno de los compañeros que pueden aspirar una candidatura es capaz de “rescatar sus sectores más sanos y comprometidos”. Su afirmación no solo es una falacia, sino la demostración del poco o nulo entendimiento de lo que ha sido este proceso en los últimos 9 años y de lo que representa en la historia política del Ecuador. Le recomiendo leer, no a los pelagatos, estoy seguro entenderá lo que hemos tenido que sufrir y lo que sufrió este país y por qué estamos dispuestos a defender esta Revolución más allá de los escritorios.

Sepa señor Mazzolini que los “sectores más sanos y comprometidos” y que están dispuestos a radicalizar este proceso, estamos aquí, enfrentando a la perversa desinformación, a los ataques brutales que recibimos a diario, a la injurias miserables en contra nuestra y  de nuestras familias, disputando en todos los espacios el debate y la lealtad y compromiso CON LA GENTE, con los ciudadanos, con los más pobres, jugándonos la vida, abandonando la comodidad de nuestra vida privada, en fin entregando una parte vital de nuestros días y nuestras noches para confrontar a esos poderes fácticos que siguen usando la tinta para azuzar traidores, cobardes y mentirosos.

Para concluir, más allá de precandidaturas o aspirantes, me parece inadmisible e impresentable que usted señor Mazzolini se refiera a nuestro Vicepresidente en funciones Jorge Glas Espinel en los términos ofensivos que utiliza en su “editorial”. Comprendo que si su referencia intelectual son los autodenominados pelagatos, no hay razón para extrañarse o sorprenderse. Comprendo también que si dijera que usted es de una muy dudosa honorabilidad y abundante torpeza, mañana recibiría la respuesta de una fundación de oscuro financiamiento internacional para convertirlo en una nueva víctima de los “ataques del poder” o se volverá la estrella de los titulares. Respete señor Mazzolini si aspira que sus opiniones sean respetadas, eso se aprende en la casa. Pero si para ofender a personas que se juegan la vida en este proceso van a servir sus “editoriales”, sea honesto intelectualmente, no vaya a ser que termine siendo la pobre expresión de un aspirante  a pelagato.

Dr. Carlos Baca Mancheno

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