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La participación ciudadana fue baja con el 47,9%

Putin fortalece liderazgo tras victoria electoral

El presidente ruso, Vladimir Putin, brinda durante una ceremonia de premiación en el Kremlin, en Moscú.
El presidente ruso, Vladimir Putin, brinda durante una ceremonia de premiación en el Kremlin, en Moscú.
Foto: AFP
23 de septiembre de 2016 - 00:00 - Leonardo Boix, corresponsal en Londres

Las elecciones rusas del domingo pasado dejaron al presidente Vladímir Putin más fortalecido que antes y con una mejor imagen pública, tras la pronosticada victoria en las urnas de su partido Rusia Unida (RU), que a partir de ahora contará con una mayoría constitucional en la próxima Duma Estatal (Parlamento).

Los comicios, que tuvieron como sorpresa la participación electoral más baja en la historia moderna de Rusia, de sólo el 47,9% (52 millones de personas), dejaron en todo caso en evidencia que tanto Putin como su primer ministro, Dimitry Medvedev, cuentan con una gran aprobación popular.

RU tendrá ahora 343 diputados o dos tercios del total de 450 en la cámara baja del Parlamento, tras obtener el 54% de los votos.

Las bancas de Rusia Unidad representan un aumento de más de 100 escaños desde el previo período parlamentario. El Partido Comunista (PCE), quedó con 42 escaños (antes 92), el Partido Liberal Democrático de Zhirinovski, con 39 (antes 56) y Rusia Justa con 23 (antes 64).

Antes de las elecciones, muchos habían criticado a la oposición liberal por no haberse unido y conformado un frente amplio.

Las elecciones del domingo tuvieron una particularidad, se utilizó un nuevo sistema de votación en el que los votantes eligieron partido y candidatos individuales: la mitad de los parlamentarios provenían de listas partidarias, y el resto de votación directa.

Los candidatos de RU dominaron la votación directa, que les permitirá controlar el 76% de las bancas en la nueva Duma, mayoría necesaria para modificar la Constitución. En los últimos años, RU se convirtió en una fuerza cuya función ha sido sobre todo la de formalizar las directrices que llegan del Kremlin.

Otra de las características de los comicios fue la baja participación de voto en los comicios del domingo, la más baja en la historia moderna de Rusia.

Y en las grandes ciudades del país, la participación electoral fue incluso más baja, por ejemplo en Moscú, donde cayó al 35,18%, o en San Petersburgo, con el 25%.

En Crimea, que votó por primera vez en elecciones parlamentarias desde que fue anexada por Rusia en 2014, la participación del voto fue también baja. Sólo un 40% de los habitantes de esa región votaron, muchos menos que cuando Crimea votó en elecciones parlamentarias de Ucrania.

Después de la euforia inicial tras la anexión a Rusia, las oportunidades de vida y trabajo no mejoraron demasiado para muchos en Crimea, situación que llevó a una creciente apatía y descontento en esa población.

El promedio nacional de votación mejoró en gran medida a la participación de electores en algunas regiones provinciales, donde las autoridades demandan a los vecinos, especialmente aquellos trabajadores del sector público, a votar.

Los analistas y expertos coinciden en señalar que la abstención en los grandes centros urbanos, practicada como muestra de protesta o desinterés, ha facilitado el fortalecimiento de la Rusia profunda, provinciana y rural.

Además, indican que ciudades como Moscú, San Petersburgo y otras regiones dejaron la iniciativa a las denominadas regiones del régimen electoral especial, que abarca diversas zonas de Siberia, el Volga y el Cáucaso, donde no hay ni observadores ni elecciones limpias.

En estos territorios, las élites suelen utilizar los recursos administrativos a su alcance para lograr el resultado deseado, situación que a largo plazo podría crear una Rusia “divida en dos mundos”.

“La situación es dura y difícil, pero la gente sigue votando por Rusia Unida”, dijo Putin el domingo en tono desafiante.

El presidente atribuyó la victoria del partido del que es fundador a la necesidad de estabilidad sobre el telón de fondo de la crisis económica y también a la “reacción de nuestros ciudadanos a los intentos de presionar a Rusia desde el exterior, a las amenazas, las sanciones y los intentos de agitar la situación desde dentro”.

Rusia Unida utilizó durante la campaña electoral una retórica y discursos anti-occidentales, como también un mensaje de estabilidad política y recuperación económica bajo el mando de Putin.

De todos modos, RU fue calificada como “el partido de ladrones y maleantes” por el líder de la oposición, Alexei Navalny, pero aunque muchos rusos están en desacuerdo con los altos niveles de corrupción de los políticos y autoridades, RU sigue ganando votos debido principalmente a su asociación con Putin y a la falta de alternativas viables.

Para los observadores internacionales, los comicios, aunque dejaron mucho que desear por supuestos casos de fraude en ciertas regiones, “suponen una mejora en relación a anteriores legislativas”, principalmente a aquellas de hace cinco años, cuando miles de moscovitas salieron a las calles a protestar por fraude.

La misión de la Asamblea Parlamentaria de la OSCE y ODIHR, consideró además que las elecciones fueron “más transparentes, pero los retos para los compromisos democráticos permanecen”.

“El entorno electoral se vio afectado negativamente por restricciones a las libertades fundamentales y los derechos políticos, por los medios de comunicación firmemente controlados y el endurecimiento del control sobre la sociedad civil”, continuó.

Lo cierto es que la prensa rusa coincidió en que los resultados fueron un “amplio voto de confianza” a Putin, como también un apoyo “predecible”.

“Estos comicios fueron un referendum informal a la confianza en la persona que está a cargo de tomar todas las decisiones claves”, escribió el tabloide Moskovsky Komsomolets, en tanto que para el sitio Gazeta.ru, la votación “no tuvo sorpresas”.

Según el influyente periódico económico Kommersant, las elecciones dejan en claro que el partido en el poder “seguirá en el poder”.

Aunque el canal estatal Rossiya 24 TV dio cuenta de alegaciones de fraude electoral que serán investigadas, concluyó que no fueron “casos significativos”.

En todo caso, para el diario Vedomosti a pesar de las promesas de las autoridades, las elecciones “no fueron un modelo de honestidad”.

Las próximas elecciones en Rusia serán las presidenciales, previstas para comienzo sede 2018.

Putin tiene previsto presentarse como candidato y ganar otro mandato por seis años. En caso de obtener esa victoria, el presidente ruso habrá estado al frente del Gobierno por 24 años.

Para el sociólogo Dmitri Oreshkin, miembro del Comité Electoral Popular, un organismo coordinador de varios grupos de observadores, el sistema mixto empleado en la elección de la Duma podría contribuir a las tensiones, dado que los diputados elegidos en circunscripciones mayoritarias dependen más de su región y de las élites locales que los elegidos por listas de partidos.

Según el experto, las elecciones del domingo llevarán además a que Putin “explote aún más la retórica patriótica y militar” y podrían provocar que las tensiones y luchas que en otros sistemas políticos se dan en un entorno abierto entre diversos grupos políticos “se produzcan en los próximos años dentro de la élite de Putin y sus seguidores”. (I)

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