Las madres indocumentadas que llegaron a Estados Unidos desde niñas, conocidas como “soñadoras”, libran una silenciosa lucha para que sus hijos puedan abrirse camino en un país donde las políticas antiinmigrantes frenan sus futuros profesionales.

Pese a vivir con el miedo de la separación de sus familias por las deportaciones que realiza la administración de Donald Trump, están dispuestas al “sacrificio” con tal de ver a sus hijos triunfar.

Ese temor no les impide salir a las calles a protestar por los derechos de los “soñadores”, como es el caso de Lupita Arreola, madre de la activista Érika Andiola. “Yo soy una madre que está en proceso de deportación y grito en las calles para que los soñadores sean escuchados”.

Casi 8.000 “soñadores” están en el “limbo migratorio” porque la administración de Trump decidió parar el programa DACA. Un juez federal ordenó que se reactive. (I)