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El traslado del feriado del Día de la Memoria genera repudio social

Macri quiere desconocer genocidio de la dictadura

Un hombre participa en una marcha para exigir justicia por las víctimas de la dictadura, en Buenos Aires.
Un hombre participa en una marcha para exigir justicia por las víctimas de la dictadura, en Buenos Aires.
Foto: ORIGENOTICIAS
31 de enero de 2017 - 00:00 - Marcelo Izquierdo, corresponsal en Buenos Aires

El gobierno de Mauricio Macri parece estar empeñado en reescribir la página más oscura de la historia argentina, relativizando los crímenes de la última dictadura militar (1976-83). El último capítulo de esta ‘revisión’ afirma que el régimen no cometió genocidio, como reconoció la justicia del país austral, sino que se trató de “una simple reacción desmedida en el marco de una guerra”.

La definición corrió por cuenta del titular de Aduanas, Juan José Gómez Centurión, un excombatiente de Malvinas, quien aseguró en América TV que la dictadura no tuvo un plan para desaparecer personas. A su juicio, la existencia del centro clandestino de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), por donde pasaron unos 5.000 opositores, así como los cientos de otros campos de detención y tortura desperdigados por todo el país, simplemente “formaron parte de un plan caótico”.

A Gómez Centurión no se le movió un solo pelo cuando relativizó la existencia de 30.000 desaparecidos, al igual que hizo hace unos meses Darío Lopérfido, ministro de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, feudo de Propuesta Republicana (PRO), el partido creado por Macri. Lopérfido dejó finalmente su cargo ante las críticas de organismos de derechos humanos.  Para él los desaparecidos fueron 8.000.

“No es lo mismo 8.000 verdades que 22.000 mentiras”, ratificó Gómez Centurión. En diálogo con la periodista Romina Manguel, el titular de Aduanas replicó: “Vos estás diciendo que fue un plan genocida, yo no comparto esa visión de la historia. Fue una reacción desmedida, combatiendo un plan de toma de poder”.

Y prosiguió: “Lo que pasó fue un caos. La descentralización de la lucha generó un plan caótico, no sistemático. Sistemático fue (el centro de exterminio nazi de) Auschwitz. Fue un modelo caótico lo que ocurrió en los 70, fue una desgracia”.

“¿Qué siente con La Perla, con la ESMA?”, le repreguntaron en el programa al aludir a esos dos centros clandestinos de detención durante la dictadura. El funcionario respondió: “Esos casualmente son lugares descentralizados donde se generó un modelo caótico de conducción de la guerra”.

Pero Gómez Centurión, un militar retirado que participó en el levantamiento militar contra el gobierno de Raúl Alfonsín en la llamada Semana Santa de 1987, no está solo en esta cruzada. No se trató de un hecho aislado. El propio Gobierno lanzó un mensaje claro y directo al convertir en móvil el feriado nacional del 24 de marzo, el Día de la Memoria que recuerda la fecha del golpe de 1976. ¿Qué significaba esto? Que el feriado podría trasladarse al día lunes más cercano para crear un fin de semana largo.

Las críticas fueron tan fuertes que el Ejecutivo tuvo que dar marcha atrás con otro decreto para dejar las cosas en su lugar. Los cuestionamientos no solo vinieron de organismos de derechos humanos o de la oposición peronista, sino también desde el propio seno de la alianza oficialista Cambiemos, en especial de la Unión Cívica Radical (UCR), que tuvo un rol fundamental en el enjuiciamiento de las juntas militares en el gobierno de Raúl Alfonsín (1983-89), considerado el ‘padre’ de la democracia argentina. Su hijo, Ricardo Alfonsín, habló de una banalización de la fecha por parte del gobierno macrista.

La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, pidió a Gómez Centurión que renuncie. El funcionario estuvo alejado de su puesto el año pasado al ser vinculado con una banda de contrabandistas. Finalmente el juez federal Ariel Lijo dijo que no tenía elementos para acusarlo.

“Nos levantamos y nos acostamos con malas noticias”, resumió Carlotto. “Ahora me entero de la opinión de este señor, de una brutalidad extrema, lo que dice es algo aberrante. Lo mandaría a primer grado para que aprenda a pensar y después que sepa que pasaron 40 años donde está todo dicho, escrito y probado”.

Carlotto recordó que “los planes sistemáticos (de desaparición de personas) existieron; existieron centenares de cárceles clandestinas” y le pidió  al presidente que le diga algo a Gómez Centurión ante ese agravio.

“No solo hay que sacarlo de la gestión, sino también que actúe la justicia. Aquí no hay errores, hay una política clara de querer borrar la historia. Es una costumbre de esta gestión manchar todo lo que pueda”.

El Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, galardonado en plena dictadura, dijo que lo que está haciendo el Gobierno es demoler todo lo que es la política de derechos humanos. “Con esto tiene que ver el intento de declarar el 24 de marzo como feriado móvil, que ahora tuvieron que dar marcha atrás. El objetivo de esto es demoler la memoria”.

La Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación salió a despegarse de Gómez Centurión: “Esas opiniones son a título personal, no son compartidas desde ningún punto de vista y no pueden ser tomadas como representativas del pensamiento del Gobierno”.  

Hebe de Bonafini, la histórica y combativa dirigente de las Madres de Plaza de Mayo, fue lapidaria: “Si (Gómez Centurión) no representa al Gobierno, que lo echen a la mierda”. (I)

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