Tras la renuncia del papa Benedicto XVI empezó el proceso para elegir al próximo jefe de la Iglesia católica.

Ayer se abrió el período llamado "sede vacante", mientras hoy el Vaticano   enviará cartas a los cardenales (tengan o no derecho a voto) para convocar las llamadas “congregaciones generales”, donde se empieza a discutir el nombramiento del nuevo papa.

El camarlengo, Tarsicio Bertone, será el máximo responsable de la Iglesia  mientras dura el proceso.  

Durante las congregaciones, los cardenales también deciden la fecha del cónclave, que fijaba en un plazo de 15 a 20 días desde la declaración de la “sede vacante”, pero antes de renunciar, Benedicto XVI publicó un decreto (“motu proprio”) que permite anticipar la fecha “si los cardenales están presentes” en Roma.

La elección, en la que participan 115 cardenales, se realiza en la Capilla Sixtina, dentro del palacio apostólico del Vaticano. Se necesita una mayoría de dos tercios para nombrar al nuevo papa.

Tras las votaciones, las papeletas se queman en una estufa especial en la Capilla y que tiene salida al exterior. Si no se llega a un acuerdo el humo saldrá negro. Si el resultado es positivo, el humo será blanco y anunciará la elección del nuevo papa.