La segregación, pobreza y exclusión social en regiones del Reino Unido crecen y coinciden con el aumento de políticas “regresivas” en el país, de acuerdo con un informe en Londres.

El llamado ‘Casey Review’ concluyó que los entes públicos ignoraron o condonaron prácticas religiosas dañinas o divisorias por temor de ser calificados de racistas.

El informe recomendó que los inmigrantes en el país interesados en obtener la nacionalidad británica deberían ser obligados a “jurar por la integración social” y aprender más sobre los valores y tradiciones británicas en las escuelas.

El ‘Casey Review’, que fue encargado por el exprimer ministro David Cameron para intentar combatir el extremismo, estuvo a cargo de la experta Louise Casey.

Entre los objetivos del reporte estuvo analizar los niveles de integración por parte de minorías étnicas en el Reino Unido.

Casey acusó al Gobierno conservador de incumplir la promesa que hizo hace cinco años de promover una mayor integración social y étnica en el país.

El documento hizo doce recomendaciones a las autoridades, incluidas que las escuelas promuevan valores británicos para ayudar a una mejor integración, tolerancia y ciudadanía; más clases de inglés para grupos aislados; más integración entre los jóvenes a partir de actividades deportivas y obligar a los inmigrantes que quieren obtener su nacionalidad británica a jurar “por la integración y los valores británicos en la sociedad”.

Además, aconsejó a los municipios a crear listados de indicadores ante potenciales quiebres de integración y pidió al gobierno poner en marcha un nuevo programa para ayudar a mejorar la cohesión social.

Casey advirtió que en muchos sectores de la comunidad musulmana en el Reino Unido aumentan las preocupaciones y quejas.

La experta puso de ejemplo el caso de muchas mujeres que son marginadas por su escaso inglés y suelen ser blanco de “control coercitivo, de violencia y de actos delictivos de abuso, muchas veces en nombre de valores culturales o religiosos”.

Los investigadores agregaron que en Gran Bretaña hay “tribunales musulmanes” que toman decisiones complejas sin entrenamiento adecuado, “dejando a mujeres y niños en muchos casos traumatizados”.

“Las mezquitas suelen dar consejos regresivos a mujeres y niñas acerca de sus estilos de vida y vestimenta”, agregó.

Casey indicó que pocas autoridades se atreven a lidiar con este problema, por temor de ser calificados como racistas o perder el apoyo de las minorías étnicas.

Como parte del ‘Casey Review’ se entrevistaron a más de 800 personas, incluidos funcionarios públicos, representantes religiosos, maestros, profesores, estudiantes y líderes comunitarios.

El documento destacó que hay muchas regiones de Gran Bretaña que tienen problemas a la hora de lidiar con el ritmo y magnitud del cambio demográfico como consecuencia de la inmigración.

También dio cuenta de brechas sociales y económicas demasiado amplias entre los diferentes grupos étnicos.

“Las divisiones sociales han sido malas para Gran Bretaña, y llevaron a menos oportunidades sociales y económicas para algunos grupos. Precisamos de más acción a la hora de poner en práctica políticas de integración que ayuden a las comunidades a lidiar con el ritmo y la escala de la inmigración, y a los cambios de población ocurridos en los últimos años”, subrayó el reporte. (I)