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450 mineros fueron liquidados

La minería de carbón se reduce en Gran Bretaña por crecimiento del sector gasífero

Mineros británicos abandonaron la mina de carbón en Kellingley, en el condado de Yorkshire, Reino Unido. Foto: Cortesía
Mineros británicos abandonaron la mina de carbón en Kellingley, en el condado de Yorkshire, Reino Unido. Foto: Cortesía
19 de diciembre de 2015 - 00:00 - Leonardo Boix, corresponsal en Londres

La última mina profunda de carbón en funcionamiento en Gran Bretaña cerró esta semana en el norte de Inglaterra, poniendo fin a una larga y rica historia del sector principal que ayudó en la creación de la Revolución Industrial.

La mina de Kellingley, ubicada en el condado de Yorkshire, cesó finalmente sus actividades tras años de producción.

El carbón era extraído en el país desde el período romano, en el siglo I d.C, y proveía hasta hace solo tres años del 40% de la energía básica para la generación eléctrica de todo Reino Unido.

Sin embargo, ese sector industrial se vio severamente afectado como consecuencia de importaciones baratas, alternativas energéticas de baja producción de carbón y una creciente indiferencia por parte del gobierno.

“Es un día muy triste”, afirmó Stuart Oliver, un veterano exminero inglés que trabajó durante 40 años en ese sector.

“Llevó aproximadamente 30 millones de años para que se creara la geología que produjo el carbón, y sin embargo hemos quemado la gran mayoría en menos de 100 años”, reflexionó.

Para Dennis Skinner, quien como parlamentario de la localidad inglesa de Bolsover ha representado a las comunidades mineras de Inglaterra por más de 45 años y que fue él mismo minero de joven, el cierre de Kellingley representa “un final mezquino para un sector industrial que alguna vez fue la sangre vital de la economía británica”.

“Seguimos importando 40 millones de toneladas de carbón y tenemos la capacidad de operar entre 20 y 30 minas en este país al tiempo de utilizar carbón de forma limpia. Es una desgracia haber despedido a 450 mineros antes de la Navidad”, agregó el legislador.

Kellingley, la última mina profunda de carbón en Reino Unido, había perdido un contrato clave con una firma abastecedora tras una feroz competencia por los precios globales más bajos desde 2008, y pronósticos de una nueva caída de hasta el 25% en el sector para 2020.

En el país seguirán funcionando  pocas minas de carbón en superficie, aunque Kellingley se suma a otras que fueron cerradas recientemente, incluidas las de Maltby en abril, Hatfield en junio y Thoresby en julio pasado.

La producción de carbón en Gran Bretaña se había incrementado dramáticamente con el desarrollo de las máquinas a vapor en la Era Victoriana, en el siglo XIX, registrando su nivel máximo previo a la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

En 1947 y junto a otros sectores industriales como las compañías acereras y los astilleros, el sector de la minería de carbón fue nacionalizado.

En ese momento, unas 958 minas profundas producían cerca de 187 millones de toneladas de carbón y empleaban unos 718.000 trabajadores. Para 1965 la producción era de 177 millones de toneladas, pero de un número mucho menor de minas.

Desde entonces y como consecuencia de un avance en el uso de motores a diésel y eléctricos para el sector ferroviario, del crecimiento del sector gasífero en el Mar del Norte y de importaciones baratas, la minería de carbón en Reino Unido se redujo drásticamente.

La llegada de la primera ministra conservadora Margaret Thatcher en 1979 terminó por destruir al sector, luego de que la llamada ‘Dama de Hierro’ se dedicara a batallar contra el sindicato de mineros, opuesto al cierre de minas y despidos de trabajadores.

Para 1995 el número de minas profundas de carbón se había reducido a solo 16, empleando a 1.300 personas.

El sector de la minería de carbón sufrió además otro duro golpe en las últimas décadas, al convertirse en uno de los blancos de ataque de grupos ambientalistas por el impacto del cambio climático.

En ese sentido, la secretaria británica de Emergía y Cambio Climático, la conservadora Amber Rudd, prometió que Reino Unido estará libre de producción de carbón para 2025.

Lisa Nandy, parlamentaria laborista por la circunscripción electoral de Wigan y secretaria de Energía en la oposición, sostuvo que es vital que los mineros de Kellingley sean resarcidos adecuadamente tras ser despedidos.

“Los mineros de Gran Bretaña ayudaron a la prosperidad de este país a partir de un trabajo peligroso, difícil y sucio en nuestras minas de carbón”, afirmó la legisladora.

“A ellos les debemos mucha gratitud, pagos de resarcimientos justos y un plan verdadero que ayude a los jóvenes en las comunidades mineras a insertarse en el nuevo sector industrial de energías limpias, con el fin de que puedan aportar al futuro de Gran Bretaña, del mismo modo que lo hicieron en el pasado sus padres y abuelos”, concluyó. (I)

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El índice superará 500 micropartículas por metro cúbico

Pekín emite su segunda alerta roja por la contaminación del aire

Cuatro hombres observan desde un puente el distrito financiero de Pudong, oscurecido por una nube de contaminación, en Shanghai. Foto: AFP

China advirtió ayer a los residentes de una gran parte del norte del país que se preparen para una ola de esmog durante el fin de semana, cuyos peores efectos se sentirán sobre Pekín, lo que llevó a la capital a decretar la segunda ‘alerta roja’ de su historia.

El Centro Meteorológico Nacional dijo que el esmog se extendería desde Xian, cubriría parte del centro del país, atravesaría Pekín y llegaría hasta Shenyang y Harbin en el noreste del país.

La contaminación del aire comenzará a manifestarse hoy y continuará hasta el martes, lo que reducirá la visibilidad en las zonas más afectadas a menos de un kilómetro, indicó el centro.

En Pekín y partes de la provincia de Hebei, que rodea la capital, el índice de contaminación superará el nivel de 500 micropartículas por metro cúbico de aire, agregó. En los niveles superiores a 300 se alienta a los residentes a permanecer en sus casas, de acuerdo con las directrices del gobierno chino.

El gobierno de la ciudad de Pekín emitió su primera ‘alerta roja’ la semana pasada tras las críticas por la aparente lentitud para decretar una advertencia de ese nivel en ocasiones anteriores.

Una alerta roja se activa cuando el gobierno cree que la calidad del aire superará el nivel permitido de hasta 200 micropartículas en un índice que mide diversos contaminantes durante al menos tres días. (I)

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