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Gran Bretaña aprobó lanzar bombardeos aéreos en Siria contra el EI

En Londres se registraron protestas en contra de la intervención de Reino Unido en los bombardeos. Foto: AP
En Londres se registraron protestas en contra de la intervención de Reino Unido en los bombardeos. Foto: AP
02 de diciembre de 2015 - 17:57 - Leonardo Boix, corresponsal en Londres

El Parlamento de Gran Bretaña aprobó por mayoría lanzar bombardeos aéreos contra el Estado Islámico (EI o Daesh) en Siria, tras un acalorado y polémico debate de diez horas y media en la Cámara de los Comunes, que dejó en evidencia fuertes divisiones dentro del opositor Partido Laborista y enfureció a miles de manifestantes y activistas por la paz.

El gobierno conservador de David Cameron ganó finalmente la pulseada parlamentaria con 397 votos a favor, y 223 en contra. De esa forma, las autoridades obtuvieron una mayoría de 174 votos.

De esta manera, Gran Bretaña se unirá a una coalición militar de países como Estados Unidos, Francia, Jordania y Rusia en los bombardeos aéreos en Siria.

Se espera que en las próximas horas al menos diez jets de guerra Tornados de la Fuerza Aérea británica (RAF) estacionados en la base militar de Chipre, despeguen con destino a Raqqa (base central del EI) cargados con misiles de alto alcance Brimstone y bombas dirigibles Paveway IV, mientras que drones Reaper son enviados desde Kuwait. Los jets Tornado recibirán además el apoyo del tanquero aéreo Voyager.

La RAF también desplegará a dos aviones de vigilancia Sentinel, un avión de sistema de control Sentry y un jet de recolección de Inteligencia Airseeker, para participar de la misión contra el EI llamada “Operativo Shader”.

En el inicio del debate parlamentario, Cameron declaró de forma enérgica que bombardear al EI en Siria “dejará más segura a la población británica”, al tiempo de negarse a pedir disculpas por haber llamado al jefe laborista Jeremy Corbyn y a aquellos que votaron en contra de la moción “simpatizantes de los terroristas”.

“Les pido que aprueben el pedido de nuestros aliados (para que Gran Bretaña se sume a los bombardeos) y tomemos acciones contra los monstruos medievales, asesinos de musulmanes y violadores de mujeres que son Daesh, que planean ahora mismo asesinarnos y radicalizar nuestros hijos”, afirmó el Primer Ministro.

Según Cameron, Gran Bretaña “o trabaja junto a sus aliados para degradar y destruir la amenaza (del EI) y persigue a los terroristas en su tierra donde planean asesinar a británicos, o se queda de brazos cruzados y espera a ser atacada”.

El mandatario también defendió su polémica afirmación acerca de que habría 70.000 combatientes moderados de la oposición en Siria que podrían sumarse a la lucha contra el EI, como le informó el Comité de Inteligencia Conjunta, el principal organismo de Inteligencia del Reino Unido.

Varios analistas y diputados consideran sin embargo, que la cifra más realista es de 40.000.

Para Cameron, la mayoría de esos combatientes son integrantes del Ejercito Libre Sirio, además de otros 20.000 combatientes kurdos con los que podría trabajar Gran Bretaña.

“Esas fuerzas no son ideales, ni tantas como querríamos, pero son personas con las que podemos trabajar”, aclaró.

Cameron dijo que de ahora en más, el gobierno británico se referirá al EI como Daesh, “por que esa secta maligna y letal no es representación fiel ni del Islam ni de un Estado”.

Por su parte, Corbyn, que se opone a una intervención militar por considerarla “contraproducente”, afirmó que la justificación del mandatario “no tiene fundamentos” y sostuvo que la negativa de Cameron a disculparse por sus dichos “degrada” la oficina del jefe del Gobierno.

“Es imposible no concluir que el Primer Ministro entiende que la oposición pública a esta guerra apresurada y mal pensada está creciendo- y por eso llamó a esta votación antes de que se le escape de las manos”, destacó Corbyn.

“Ya sea por una falta de estrategia, por la ausencia de tropas por tierra creíbles, de un plan diplomático inexistente para un acuerdo sirio, la falla de resolver el impacto de la amenaza terrorista o la crisis de refugiados y muerte de civiles, está cada vez más claro que la propuesta del Primer Ministro para una acción militar no tiene fundamento”, agregó.

Además de la mayoría de los diputados laboristas y de un pequeño grupo de conservadores, todos los integrantes del Partido Nacionalista Escocés (SNP) también votaron en contra de la moción.

En tanto, unos 60 laboristas, entre ellos tres ex ministros laboristas Hilary Benn, Alan Johnson, Margaret Beckett e Yvette Cooper, decidieron no seguir la posición de Corbyn, y votaron a favor de la moción tras justificar en sendas ponencias en el Parlamento sus razones por ello.

Para Johnson, que fue ministro del Interior, el EI “debe ser confrontado y destruido”, mientras que Beckett sostuvo que Gran Bretaña “debe ayudar a sus aliados”.

Dentro de la bancada conservadora, varios parlamentarios votaron en contra de los bombardeos, entre ellos el ex ministro del Interior David Davis, quien sostuvo que los bombardeos de las fuerzas aliadas contra el EI “lograron exactamente lo opuesto de su objetivo, haciendo que se duplicara el número de reclutas terroristas a más de 30.000”.

Fuera del Parlamento, en la histórica Parliament Square, al menos unos 2.000 manifestantes anti-guerra, convocados por el grupo pacifista “Coalición Detener la Guerra”, realizaron una sentada en la que se acostaron sobre el césped “como si fueran muertos por los bombardeos”.

Los manifestantes repudiaron la decisión del gobierno de lanzar los bombardeos en Siria, al considerar que llevarán a más muerte y violencia.

“No en mi nombre”, “No bombardeemos Siria” y “Basta de Guerras” fueron algunos de los mensajes en las pancartas de los activistas.

El presidente del grupo, Andrew Murray, afirmó que los parlamentarios del Laborismo y de otros partidos que apoyaron la moción del gobierno “deberían ser calificados como infames durante el resto de sus carreras políticas”.

Por su parte, Lindsey German, fundadora de “Detener la Guerra”, afirmó que los legisladores que votaron a favor de los bombardeos “actuaron en contra de los intereses de sus electores”.

“La guerra y sus consecuencias estarán en sus conciencias. No lograrán escapar a las consecuencias de esta guerra”, advirtió.

Entre los asistentes a la protesta estaba Peter Brierly, cuyo hijo, el soldado Shaun Brierley, murió en la guerra de Irak.

“Estamos cerca de las Navidades. Nuestros centros comerciales estarán llenos de compradores y niños. Esperemos que no seamos los siguientes en ser atacados en un atentado terrorista por estos bombardeos”, dijo el hombre.

Por su parte, la parlamentaria laborista Diane Abbott, que salió a la plaza a manifestar con los activistas, dijo que en las próximas 24 horas comenzarán los bombardeos.

“Será una tragedia. No nos dejará a los británicos más seguros y llevará a una mayor espiral de violencia en la región”, concluyó. (I)

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