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La Casa Rosada no descarta llevar adelante acciones legales

El gobierno de Macri se lamenta del mal negocio que hizo con Trump

El presidente argentino, Mauricio Macri (izq.), y el mandatario estadounidense, Donald Trump (der.), reunidos en Washington.
El presidente argentino, Mauricio Macri (izq.), y el mandatario estadounidense, Donald Trump (der.), reunidos en Washington.
Foto: AFP
26 de agosto de 2017 - 00:00 - Marcelo Izquierdo, corresponsal en Buenos Aires

El presidente argentino, Mauricio Macri, acaba de vivir en carne propia la imprevisibilidad de Donald Trump, su antiguo amigo y compañero de andanzas en la Nueva York de la década del 80, cuando ambos eran jóvenes y obviamente millonarios. En apenas un momento, cuando Macri abrazaba una nueva relación bilateral de aliados basada en la confianza y el comercio, Argentina perdió de un plumazo $ 1.200 millones por decisión de Washington.

Macri, quien apostó a una presidencia de Hillary Clinton durante su campaña electoral y llegó a calificar hace años a Trump como un “chiflado”, creyó que su antigua relación con el hombre más poderoso del planeta le rendiría frutos económicos a Argentina. Al fin y al cabo, ambos habían compartido no solo negocios inmobiliarios en la Gran Manzana, sino también juergas juveniles en las noches de Manhattan.

Incluso no faltaron sonrisas y elogios mutuos durante la visita que Macri hizo a la Casa Blanca en abril pasado, un “privilegio” reservado a pocos presidentes latinoamericanos durante la gestión del magnate republicano.

El gran objetivo de Macri era levantar las barreras estadounidenses a los limones argentinos producidos en Tucumán, norte del país y que significan ingresos de hasta $50 millones para los productores de cítricos de la provincia. 

“Yo le hablaré de Corea del Norte, él me hablará de limones”, ironizó Trump antes de la reunión.

Los limones argentinos sufrían trabas de Estados Unidos desde hace años y Macri tomó la reanudación de las exportaciones de esta fruta como una cuestión de Estado. El reinicio de las ventas significaría -a juicio del gobierno- un repunte del empleo en una provincia que depende de la producción del cítrico.

Y el tiempo dio sus frutos. Después de meses de idas y vueltas, Macri presentó al país uno de los logros más importantes de su gestión en materia de comercio exterior: el reingreso de los limones argentinos a Estados Unidos. Hubo festejos del sector, brindis con funcionarios, elogios.

Macri estaba entusiasmado por su alianza estratégica con Trump. Incluso, la semana pasada recibió con los brazos abiertos a su vicepresidente, Mike Pence, con quien reforzó la unidad política bilateral en relación a Venezuela. Buenos Aires se ha convertido, desde la asunción de Macri, en un foco de presión constante contra el gobierno de Nicolás Maduro que derivó en la salida de Caracas del Mercosur por violar la “carta democrática” del bloque regional.

Macri salió de la reunión con Pence con la promesa de un apoyo oficial al ingreso argentino a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y seguro de avanzar en la relación conjunta. Y el enviado de Trump se llevó a la Casa Blanca la seguridad de tener en el cono sur a un aliado incondicional en torno a Venezuela y la apertura argentina a importaciones de carne de cerdo estadounidense, lo que puso el grito en el cielo a los productores locales.

Pero Trump es imprevisible. Lo que da de un lado, quita del otro. Y Macri recibió muy malas noticias estos días desde Washington. Sin mediar aviso, la secretaría de Comercio estadounidense impuso un arancel de hasta el 64% en las ventas del biodiésel argentino. Un golpe mortal para este sector que exporta un promedio de $1.200 millones anualmente a Estados Unidos. La ecuación no cierra: Argentina vende $ 50 millones en limones, pero abre su mercado a la carne de cerdo estadounidense y deja de exportar por $ 1.200 millones el llamado combustible verde. Un mal negocio.

La decisión cayó como una ducha helada en la Casa Rosada, sede del Gobierno argentino. Enseguida, la Cancillería emitió un comunicado en el que rechazó la medida y aclaró que el país austral “no otorga subsidios a la producción” del combustible verde.

“Argentina rechaza la imposición de derechos compensatorios preliminares a las importaciones de biodiésel argentino promovidos por productores de Estados Unidos”, señaló el comunicado oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores.

La nota fustigó la “magnitud” de los “derechos preliminares impuestos” por Washington. “En las presentes circunstancias no se corresponden con ningún tipo de investigación objetiva ni metodología aceptable desde el punto de vista de las normas de la Organización Mundial del Comercio”, afirmó.

“La Argentina -concluyó la nota- buscará revertir esta decisión preliminar defendiendo el interés de nuestro país, evaluará todas las opciones disponibles y se reserva el derecho de llevar adelante acciones legales pertinentes”.

Cuentan en los pasillos de la Casa Rosada que Macri se quedó mascullando bronca contra su antiguo socio y amigo, recordando por qué hace no tanto tiempo, ante las cámaras de televisión, lo tildó como un hombre “totalmente chiflado” e incapaz de convertirse en “presidente”. (I)

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Trump impone nuevas sanciones contra Venezuela

Estados Unidos anunció ayer “fuertes y nuevas” sanciones financieras contra la “dictadura” de Nicolás Maduro en Venezuela, entre ellas la prohibición de transar nuevos bonos soberanos y de su compañía petrolera estatal PDVSA, las primeras medidas que afectan al país.

La presidente de la Asamblea Constituyente venezolana, Delcy Rodríguez, rechazó las sanciones. “Sanciones y más sanciones contra Venezuela desde los centros imperiales”.

Un decreto firmado por el presidente Donald Trump “prohíbe transar nueva deuda emitida por el gobierno de Venezuela y su empresa petrolera estatal”, indicó la Casa Blanca. También prohíbe las transacciones en ciertos bonos existentes propiedad del sector público venezolano, así como los pagos de dividendos al gobierno de Venezuela.

Hasta ahora, las sanciones de Washington hacia Venezuela se habían circunscrito a represalias financieras y jurídicas contra el propio Maduro y una veintena de funcionarios y exfuncionarios de su gobierno, a los que acusa de quebrantar la democracia, propiciar la corrupción o violar los derechos humanos.

La Casa Blanca dijo que en esta ocasión “para mitigar el daño al pueblo estadounidense y al venezolano”, el Departamento del Tesoro emitirá licencias con un período de liquidación de 30 días para permitir transacciones que de otro modo quedarían prohibidas por este decreto, entre ellas las vinculadas con exportación e importación de petróleo. (I)

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