Una sorpresa tras otra. Esto fue lo que ocurrió el domingo en las elecciones municipales en Chile, en las que el Gobierno de Michelle Bachelet fue castigado en las urnas, lo que permitió el triunfo de la centroderecha.

De todos modos, ya ayer por la mañana se sacaba otras lecciones de los comicios. Esto, porque apenas acudió a votar el 35% del padrón electoral, con la abstención más alta desde el retorno de la democracia a inicios de los 90: 65%.

Para la Nueva Mayoría liderada por Bachelet se trató de una verdadera “paliza” en las urnas. Aunque hay varias formas de medir qué coalición ganó en las municipales, hay consenso de que el gobierno perdió las alcaldías más emblemáticas del país, pero no solo por los triunfos de la oposición de derecha, sino porque esta vez irrumpieron nuevas fuerzas políticas ligadas a la izquierda que no forma parte del oficialismo.

Ese fue el caso, por ejemplo, del codiciado municipio de Valparaíso, donde triunfó el joven ex dirigente estudiantil Jorge Sharp, del Movimiento Autonomista y aliado de los diputados Gabriel Boric y Giorgio Jackson, otros dos exdirigentes universitarios. La victoria de Sharp, abogado de 31 años, fue la gran sorpresa de la jornada electoral.

El gobierno sufrió pérdidas dolorosas, principalmente en la alcaldía de Santiago, donde perdió el sillón edilicio Carolina Tohá, una de las principales figuras de la Nueva Mayoría e hija de José Tohá, ministro del Interior del gobierno de Salvador Allende.

Incluso cuando Tohá acudió a sufragar a su centro de votación, un grupo de manifestantes lanzó consignas en su contra por los casos de supuesta corrupción en los que se ha visto envuelta, pero también por la represión policial en varias marchas de los estudiantes en la capital del país.

En términos numéricos, hubo prácticamente un empate entre ambas coaliciones: 144 alcaldes para Chile Vamos (derecha) y 141 para la Nueva Mayoría (oficialismo de centroizquierda). Otras fuerzas políticas lograron el 24% de los municipios. (I)