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El Telégrafo
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El Gobierno español apeló la resolución al Tribunal Constitucional

Cataluña desobedece a España

El presidente del Gobierno regional de Cataluña, Artur Mas (centro), interviene en el Parlamento de Cataluña. Foto: AFP
El presidente del Gobierno regional de Cataluña, Artur Mas (centro), interviene en el Parlamento de Cataluña. Foto: AFP
10 de noviembre de 2015 - 00:00 - Gorka Castillo. Corresponsal en Madrid

Con los 72 votos a favor de los grupos políticos Junts pel Sí y la CUP, el Parlamento de Cataluña dio ayer luz verde a la apertura de un proceso constituyente para preparar las bases de la futura Constitución catalana y poner en marcha la ruptura con el resto de España.

Según la declaración aprobada y leída por la presidenta de la Cámara, Carme Forcadell, con completa solemnidad, el “Parlamento y el proceso de desconexión democrática no se supeditarán a las decisiones de las instituciones del Estado, en particular del Tribunal Constitucional”. Esto significa que para 72 de los 135 representantes catalanes, el más alto tribunal español es un órgano que desde ayer está “deslegitimado y carece de competencia” en Cataluña. Junts pel Sí y la CUP se comprometieron, además, a desobedecer al Tribunal Constitucional y cumplir “exclusivamente” las normas y mandatos que emanen del nuevo Parlamento autonómico ayer formalizado oficialmente.

La declaración de independencia de Cataluña fija asimismo un calendario legislativo que debe concluir en la tramitación de las leyes necesarias para iniciar un proceso constituyente, una norma propia para establecer la seguridad social catalana y otra para edificar la hacienda pública. Y todo deberá realizarse a lo largo de los próximos 30 días.

Como era de esperar, el clima vivido ayer en el Parlamento de Cataluña fue de extrema tensión entre dos bloques irreconciliables. El tercer grupo, en el que está IU y Podemos, intentó mediar entre ambos, pero todas sus propuestas favorables al diálogo cayeron en saco roto. Junts pel Sí, la coalición que agrupa al partido del candidato a la presidencia Artur Mas, alertó contra la “artillería legalista” que pondrá en marcha el Estado para frenar la resolución, pero adelantó que una vez que el proceso secesionista se ha puesto en marcha “ya no se puede parar”. Uno de sus portavoces, Raül Romeva, añadió que “si no somos nosotros, serán otros. Este país dice que ha llegado la hora de ir por todas partes”.

El otro partido que apoyó la declaración de independencia, la izquierdista CUP, matizó que lo de ayer no fue una declaración unilateral de secesionismo con España, “aún no”, dijo su representante, Anna Gabriel. En su opinión, lo que se produjo en el Parlamento catalán fue un simple “acto de ruptura”, porque lo que ahora se abre es eliminar “la corrupción y los recortes”, en alusión a Artur Mas y su partido, Convergència Democrática (CDC), atrapados en múltiples casos que se dirimirán en los tribunales de justicia.

El momento entre los dos socios independentistas fue de todo, menos cordial pese a que, al menos, lograron salvar la declaración independentista.

El segundo round arrancó en la tarde y se resolverá hoy con la votación del candidato propuesto por la formación más poderosa de la Cámara, Junts pel Sí, para presidir esa república de Cataluña que aparece en la declaración aprobada y que no es otro que Artur Mas. Y su investidura parece imposible. De no lograr su objetivo, o de que surja un candidato de consenso entre ambos socios independentistas, Cataluña se verá obligada a volver a las urnas en marzo, lo que socialmente comienza a verse como una letanía inacabable.

El portavoz del PP, Xavier García Albiol, señaló que “ni Mas ni Junqueras, ni la extrema izquierda radical (por la CUP) romperán Cataluña del resto de España por muchas propuestas ilegales o ilegítimas que pongan en marcha”. (I)

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