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Así fugó El Chapo de cárcel mexicana de máxima seguridad

Así fugó El Chapo de cárcel mexicana de máxima seguridad
13 de julio de 2015 - 06:45 - Redacción y Agencias

A las 20:52 del sábado 11 de julio, los vigilantes del penal del Altiplano, ubicado a 90 km de la capital mexicana, observaron que El Chapo se aproximó al área de las regaderas, donde habitualmente realizan su aseo personal y lavan sus pertenencias los reos. Esta fue la última vez que se lo vio en la cárcel, donde estaba recluido desde hace 17 meses tras haber sido recapturado el 22 de febrero de 2014.

Al notar que el tiempo se prolongaba y que el delincuente no salía de las regaderas, los guardias entraron y descubrieron "un hueco de 50 por 50 centímetros y 1,5 metros de profundidad", según explicó en una comparecencia ante la prensa el titular de la Comisión Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido.

El agujero por el que El Chapo- apodado así por su corta estatura (1,55 metros)- desembocaba en un conducto vertical de unos 10 metros de profundidad, con una escalera que comunicaba a su vez con un túnel, "que en línea recta representa más de 1.500 metros", añadió el funcionario.

El túnel contaba con tubería de PVC para ventilación, alumbrado y una motocicleta adaptada sobre rieles que al parecer fue usada para sacar la tierra.

El pasaje, en el que se encontraron instrumentos de construcción, tanques de oxígeno y recipientes con combustible, "desemboca en un inmueble que se encuentra en obra negra (en construcción), al suroeste del centro federal (la prisión), en la colonia (barrio) Santa Juanita", detalló Rubido.

En la casa fueron hallados mobiliario, enseres y otros objetos que indican que había presencia de trabajadores o veladores.

La cárcel que alberga a peligrosos huéspedes

La cárcel del Altiplano fue construida con la meta de ser una fortaleza impenetrable para recluir a los narcotraficantes y criminales más peligrosos de México, pero su seguridad fue burlada por primera vez por su reo más famoso, el capo Joaquín El Chapo Guzmán.

Pero se trata de la segunda vez que el líder del cártel de Sinaloa burla la seguridad de una cárcel mexicana. El 19 de enero de 2001 fugó del penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco (oeste),  aparentemente escondido en un carrito de ropa sucia.

El Altiplano, ubicado en el céntrico estado de México, a 90 km de la capital mexicana, es el penal más importante del país y fue construido durante la presidencia de Carlos Salinas (1988-1994).

El centro tiene una capacidad para 724 reos y está instalado en una superficie de 26 hectáreas, aunque la prisión sólo ocupa 2,8 hectáreas y el resto del espacio es usado como perímetro de seguridad, según un documento del desaparecido Ministerio de Seguridad Pública mexicano.

La cárcel tiene ocho dormitorios, comedores, aulas e instalaciones deportivas y también incluye áreas para visitas íntimas, familiares y de abogados, así como salas de juicio.

"El nivel de seguridad de este centro es máximo y existen sistemas y equipos electromecánicos y electrónicos como: circuito cerrado de televisión, control de accesos, alarmas, detectores de metal, drogas y explosivos", dice el documento del antiguo ministerio, que fue sustituido por una agencia de seguridad federal.

El sábado, un agente de la policía federal dijo a la agencia AFP que "tres muros de concreto" conforman el perímetro de seguridad del centro, que está supervisado desde cuatro torres de vigilancia.

Desde la fuga de Guzmán, 30 trabajadores de alto y bajo rango de la cárcel son interrogados por la Fiscalía general para averiguar si fueron cómplices en la fuga del poderoso capo.

Lea también:EE.UU. ofrece ayuda para recapturar a El Chapo; alerta en Centroamérica 

Pero, además de El Chapo, El Altiplano alberga a otros destacados criminales, incluidos sus enemigos.

En el penal, Guzmán compartía espacio con el líder del cártel de Los Zetas, Miguel Ángel Treviño y su hermano Omar Treviño y con uno de sus nuevos huéspedes, Servando Gómez La Tuta, líder del pseudoreligioso cártel de Los Caballeros Templarios.

También están internados el líder del cártel de los hermanos Beltrán Leyva, Héctor, capturado el año pasado, y el capo nacido en Estados Unidos, Edgar La Barbie Valdez.

En marzo, Guzmán y otros 140 internos enviaron una carta de 11 páginas escrita a mano a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, denunciando las malas condiciones del penal y cómo, por ejemplo, encontraban gusanos en la comida y que tenían colchones en mal estado para las visitas conyugales.

Un fallo en la seguridad del penal se hizo público en marzo, cuando autoridades dijeron que una mujer logró visitar a Guzmán usando una identificación falsa. (I)

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