Arquitecto chileno gana premio mundial

Cuando en el año 2000 el arquitecto chileno Alejandro Aravena (foto) fue invitado como profesor visitante a la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, no tenía la menor idea de qué trataría su clase.

Entonces se preocupó y pensó en muchas posibilidades, pero no daba en el blanco. Incluso llegó a pensar que los estudiantes no lo elegirían como profesor. Hasta que de pronto se iluminó y resolvió que, a diferencia de otros docentes, le diría a los estudiantes que no tenía tema ni programa, “porque no sabemos cuál es la catástrofe que ocurrirá y estaremos a la expectativa de que apenas haya una catástrofe a ese lugar vamos a ir a construir viviendas de emergencia”.

Finalmente fue ese el mensaje que Aravena, de 48 años, transmitió a los estudiantes y su exposición fue un éxito, al punto que muchos se interesaron en estudiar cómo se construyen mejores viviendas de emergencia ante catástrofes naturales.

Desde entonces, el arquitecto chileno combina proyectos de vanguardia, pero también viviendas sociales. Y en parte fue eso que lo llevó hace algunos días a obtener el Premio Pritzker de Arquitectura 2016, el más alto honor en ese campo en el mundo.

“(Alejandro Aravena) practica la arquitectura como una empresa ingeniosa en comisiones privadas y en diseños para el ámbito público, representa el resurgimiento de un arquitecto más comprometido socialmente”, declaró la Fundación Hyatt al anunciar el premio.

Según la fundación, “la obra de Aravena, además de abordar los desafíos del siglo XXI, brinda oportunidades económicas a los menos privilegiados, mitiga los efectos de los desastres naturales, reduce el consumo de energía y ofrece un acogedor espacio público”.

Aravena ha desarrollado su propuesta a través de su compañía, Elemental. (I)

Obras edificadas en Chile y el exterior

Aravena estudió arquitectura en la Universidad Católica de Chile, continuó sus estudios en Venecia y por sus trabajos se ganó un lugar en Harvard a partir de 2000. Las viviendas sociales son conocidas en Chile y también en México.

Sus obras pueden verse en la Escuela de Medicina de la Universidad Católica, en el campus San Joaquín de la misma institución en Santiago, y también en edificios y un parque en la ciudad de Calama, en el norte del país. (I)