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OTAN quiere más dinero para su escalada bélica

El Batallón de Avance de la OTAN supera un obstáculo acuático durante los ejercicios de guerra multinacionales, denominados ‘Lobo de Acero’, en Stasenai, Lituania (20 de junio pasado).
El Batallón de Avance de la OTAN supera un obstáculo acuático durante los ejercicios de guerra multinacionales, denominados ‘Lobo de Acero’, en Stasenai, Lituania (20 de junio pasado).
Foto: AFP
25 de junio de 2017 - 00:00 - Néstor Espinosa

Donald Trump marca la ruta guerrerista del mundo. Luego de sus discursos de campaña en contra de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en los que amenazaba con salirse porque se trataba de una organización obsoleta, el pasado 25 de mayo, en Bruselas, Bélgica, cambió de opinión y más bien abogó, ante los delegados de los 29 países presentes (entre los que estaba Montenegro), porque se invirtiera el 2% del presupuesto anual en las Fuerzas Armadas.

Previamente, el 3 de mayo, el secretario general de la organización, el noruego Jens Stoltenberg, ante los comités de Relaciones Exteriores, de Seguridad y de Defensa del Parlamento Europeo, advertía sobre “los peligros para Europa del terrorismo islámico y de la amenazante y autoritaria Rusia”.

Stoltenberg explicó entonces en un larguísimo discurso el trabajo que la OTAN realiza en Afganistán y resaltó su simpatía y comprensión de las diferencias europeas en cuanto a la escalada armamentista, pero dejó clara la importancia de invertir en seguridad (armamento y tecnología de guerra) por la vulnerabilidad de las capitales europeas a los atentados terroristas.   

Coincidentemente, 3 días antes de la Cumbre de Bruselas en Manchester, Reino Unido, sucedió un atentado terrorista en el que murieron 22 personas durante un concierto de la cantante estadounidense Ariana Grande, el cual fue atribuido al yihadismo.

Y Manchester, efectivamente, desató una escalada de atentados en Londres, París y, claro está, en la capital de la Unión Europea, Bruselas, Bélgica.

Entonces, ante la creciente amenaza y frente a los parlamentarios, Stoltenberg se mostró “complacido en informar sobre la operación marítima ‘Guardián del Mar’ en Bulgaria y en el Mediterráneo central, donde la OTAN tuvo 4 barcos y 3 aviones de patrullaje marítimo ayudando en la operación ‘Sofía’ de la Unión Europea”.

Claro, Stoltenberg también sacó pecho por la participación de su organización en las operaciones en el mar Egeo para detener el flujo de refugiados que huyen de las guerras en Oriente Medio y el norte de África.

El jueves pasado, en Rumania, la OTAN también concluyó la operación ‘Salto Noble 17’ en la que participaron 7 países miembros, incluido España, que aportó 300 efectivos de alta disponibilidad.

La carrera armamentista europea, empujada por Estados Unidos y Reino Unido, es evidente y para concretarla hace falta aún más inversión económica que las exorbitantes cifras de 2016, que es realmente lo que Jens Stoltenberg pidió en el Parlamento Europeo el 3 de mayo, y en la Cumbre de Bruselas, el 25 del mismo mes.

Los 28 Estados miembros de la OTAN (sin Montenegro, que recién se integra) el año pasado gastaron la astronómica cantidad de $ 918.298 millones, de los cuales solo Estados Unidos aportó $ 664.050 millones.

Claro está, como el mismo Secretario General de la Organización del Atlántico Norte lo hace saber, ahora se necesita aún más dinero porque en el camino no solo están los yihadistas, sino también “los peligrosos refugiados” -que huyen de las guerras que ellos no provocaron-  y también “la totalitaria y cada vez más influyente Rusia”.

En ese lobbying por conseguir los recursos que faltan para la guerra participa activamente el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien dejó claro en Bruselas que hasta  2024 los Estados miembros de la OTAN deberán haber cumplido la meta de contribuir al menos con el 2% de su Producto Interno Bruto en el rubro de defensa.

Estados Unidos siente que el mayor peso de esa carga recae sobre sus hombros, pues el año pasado destinó 3,61% de su PIB a la guerra. Y solo Grecia (2,38%), Reino Unido (2,21%), Estonia (2,16) y Polonia (2%) le siguen en contribuciones en relación a su PIB. El resto de países aún está lejos de esa meta que tanto empuja Trump.

Evidentemente, algunos países más críticos, como Francia, saben que -realmente- en los frentes de guerra abiertos en el mundo, Estados Unidos es el que más beneficios obtiene. Y por ello debe aportar más. (I)

Jens Stoltenberg, secretario de OTAN: “Estoy complacido en informar que en la operación ‘Sofía’ la OTAN ha participado con 4 barcos, 3 aviones de patrullaje marítimo y más recursos”.

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