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Argentina se alista para las elecciones legislativas

El 'kirchnerismo' se mueve entre la renovación y los viejos errores

Cristina Fernández de Kirchner postulará su candidatura a senadora por la estratégica provincia de Buenos Aires, en las listas de su flamante frente Unidad Ciudadana.
Cristina Fernández de Kirchner postulará su candidatura a senadora por la estratégica provincia de Buenos Aires, en las listas de su flamante frente Unidad Ciudadana.
Foto: AFP
28 de junio de 2017 - 00:00 - Marcelo Izquierdo, corresponsal en Buenos Aires

El ‘kirchnerismo’ quiere mostrarse renovado y con caras nuevas con vistas a las cruciales elecciones legislativas de octubre. Con Cristina Fernández de Kirchner como su abanderada y candidata a senadora por la estratégica provincia de Buenos Aires, en las listas de su flamante Unidad Ciudadana aparecen nuevos rostros que han sido privilegiados sobre referentes políticos que se cuelan en sus boletas y otros nombres históricos que directamente han desaparecido del radar.

“Allí deben confluir el peronismo, el radicalismo (Unión Cívica Radical, hoy integrante de la alianza oficialista conservadora Cambiemos), el socialismo, el comunismo, los nuevos transversalismos y pulsiones libertarias”, resumió el intelectual kirchnerista y expresidente de la Biblioteca Nacional, Horacio González.

Cristina, como la conocen todos en el país austral, tuvo mucho cuidado en el armado de las listas con las que aspira a enfrentar a Mauricio Macri para ‘frenar el maxiajuste’ que -según afirma- se viene en Argentina en caso de un triunfo oficialista en estas elecciones.

No solo cuidó la paridad de género en las boletas, sino que además condenó a una futura militancia en el llano a figuras influyentes de su gestión, hombres y mujeres de su absoluta confianza y cuyos mandatos como diputados nacionales vencen este año. Los casos más emblemáticos son los de Juliana Di Tullio, exjefa de la bancada ‘kirchnerista’ en la Cámara de Diputados -la primera mujer en ocupar ese cargo- y el histórico dirigente gremial y legislador Héctor Recalde. Ambos son candidatos suplentes a senadores bonaerenses, una postulación menor que los dejará fuera del Congreso. Tampoco renovarán sus bancas Diana Conti (que hace años propuso la reelección indefinida de Cristina) y los históricos Edgardo Depetri y Carlos Kunkel, amigo íntimo del fallecido expresidente Néstor Kirchner.

Las elecciones de octubre se dirimirán en un solo territorio: la provincia de Buenos Aires, donde vive un tercio de la población del país. El resto de los distritos acompaña, pero quien gané allí será el gran vencedor de los comicios nacionales.

Cristina eligió caras nuevas, casi desconocidas para el gran público. Su primera candidata a diputada nacional será la joven economista Fernanda Vallejos, de 38 años, una exfuncionaria de segunda línea en el ministerio de Economía durante su gestión y que suele aparecer en programas de televisión denostando las políticas neoliberales del gobierno. En el segundo lugar irá Roberto Salvarezza, extitular del prestigioso Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), al que renunció al asumir Macri la presidencia.

Salvarezza es un respetado representante del mundo científico argentino, un sector que fue privilegiado durante la administración ‘kirchnerista’ y que logró la repatriación de más de un millar de investigadores. Incluso Macri ratificó en su cargo al asumir la presidencia al ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao. Sin embargo, recortes en esta área han provocado fuertes protestas y un distanciamiento de los científicos y de la propia expresidenta en relación con Barañao.

Recién en un tercer lugar de la lista aparece un referente político del peronismo, Fernando Espinoza. La intención es clara: no solo es el titular del partido Justicialista creado por Juan Perón en el distrito bonaerense, sino que además es el principal referente del partido en el municipio de La Matanza, el más grande de la provincia y donde suele decidirse la elección. Su aporte es fundamental. Luego aparece la casi desconocida dirigente gremial Vanesa Siley, secretaria general del Sindicato de Trabajadores Judiciales de la Ciudad de Buenos Aires.

Recién después está Daniel Scioli, excandidato presidencial seguido por otro gremialista, el maestro Hugo Yasky, secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA). El resto de la lista se reparte entre figuras del ala juvenil La Cámpora, relegada por decisión de la propia Cristina, un viejo dirigente disidente de la hoy ‘macrista’ Unión Cívica Radical como Leopoldo Moreau y figuras de segundo plano político.

En contraste, no aparece ninguno de los nombres más cuestionados del ‘kirchnerismo’, como el exjefe de gabinete y excandidato a gobernador bonaerense Aníbal Fernández, con varias causas judiciales en su contra y señalado como responsable de la derrota en las elecciones de 2015. Tampoco el procesado exvicepresidente Amado Boudou o el fustigado dirigente piquetero Luis D’Elía, al que ni siquiera se le permitió acceder a la alianza.

Pero ese rostro nuevo choca con una decisión que podría significar repetir viejos errores. Cristina no logró sumar a su exministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, un dirigente con buena imagen pública y que competirá por separado en el frente ‘Cumplir’ con pocas posibilidades de éxito. De hecho, Randazzo se quedó con el partido Justicialista creado por Perón, ya que Cristina evitó ir a internas en este espacio y creó una alianza por fuera de su estructura.

La pelea entre ambos no es nueva. Se distanciaron en 2015 cuando Randazzo quiso competir en internas por la candidatura presidencial, pero Cristina eligió a Daniel Scioli y le ofreció a su ministro ser candidato a gobernador bonaerense. Randazzo rechazó la propuesta. Aníbal Fernández fue finalmente el postulante a la gobernación y esa decisión fue el más grave error político del final de la gestión de Fernández. Con mala imagen pública, procesos judiciales en su contra y una dura campaña mediática, Aníbal Fernández perdió la estratégica provincia de Buenos Aires en manos de la actual gobernadora María Eugenia Vidal, catapultando a Mauricio Macri a la presidencia.

Randazzo quiso competir ahora en internas, esta vez con la propia Cristina, que tenía todo para ganar las primarias. Pero la presidenta se negó e insistió en una lista de unidad. Ninguno dio el brazo a torcer y el peronismo volverá a ir separado a elecciones. El ‘macrismo’ se frota las manos viendo a un peronismo nuevamente dividido.

Cristina lidera los sondeos de cara a las elecciones de octubre, pero Randazzo se llevaría entre siete y ocho puntos vitales que le quita mayoritariamente a la expresidenta según sondeos. Y esa pueda ser la pequeña gran diferencia entre un triunfo resonante o una derrota durísima. En octubre se sabrá si este ‘kirchnerismo’ remozado volvió a tropezar con la misma piedra. (I)

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