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Parecidos pero no iguales

Parecidos pero no iguales
05 de octubre de 2014 - 00:00 - María Eulalia Silva

Los perros descienden de los lobos y aunque son parecidos no son iguales.  Diversos estudios demuestran cómo con la evolución de la especie se fueron dando una serie de diferencias de comportamientos en los perros que no había antes en los lobos.

Los cachorros de lobo comienzan a explorar el mundo a los 15 días de nacidos, casi dos semanas antes que lo hacen las crías de perro.  Sin embargo el lobezno cuando empieza a  investigar su entorno todavía no es capaz de oír ni ver bien. Desarrollar estos sentidos le tomará varios semanas más.  En esos primeros momentos solo puede fiarse de su olfato que ya es agudo. Eso explica que reaccione con temor y desconfianza ante nuevos estímulos, y que se acostumbre a ser poco confiado con otros animales o personas a las que no conoce.

En cambio el cachorro de perro aunque comienza su exploración más tarde, lo hace cuando su oído está bastante desarrollado. Eso ayuda al cachorro de perro, a investigar el mundo con más confianza en sí mismo y por ende a ser más amigable.

Y algo más… científicos especializados en comportamiento animal han demostrado lo empáticos que pueden ser los perros con los humanos. Las investigadoras Deborah Custance y Jennifer Mayer,  analizaron el comportamiento de 18 perros con diferentes edades y razas. Los expusieron frente a dos grupos de humanos:  en el primeros los participantes fingían llorar o estar tristes.  En el Segundo los voluntarios conversaban amigablemente o tarareaban una canción.  Se vio que todos los perros se acercaban con más frecuencia a las personas que fingían estar tristes  y así demostraban su preocupación.

Y por si esto no fuera poco también se hizo la prueba del bostezo.  ¿Por qué los humanos bostezamos cuando vemos que alguien lo está haciendo? Los experimentos demuestran que es una muestra de nuestra capacidad de empatía, es decir que conectar emocionalmente con otro humano.  Lo interesante es que también los perros reaccionaron así durante el experimento. Cuando los voluntarios humanos bostezaron el 67% de los perros también lo hicieron. Ellos no solo son nuestros mejores amigos sino que pueden incluso ponerse en nuestros propios zapatos.  ¿será por eso que los queremos tanto?

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