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El Telégrafo
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Los lahares son aluviones de lodo y escombros que bajan del coloso durante una erupción

La ciencia monitorea la reciente actividad interna y externa del volcán Cotopaxi

El Cotopaxi se levanta en la Cordillera Oriental, a 35 kilómetros al Noreste de Latacunga y a 45 kilómetros del Sureste de Quito.  Foto cortesía:  Min. Coordinador de Seguridad.
El Cotopaxi se levanta en la Cordillera Oriental, a 35 kilómetros al Noreste de Latacunga y a 45 kilómetros del Sureste de Quito. Foto cortesía: Min. Coordinador de Seguridad.
23 de agosto de 2015 - 00:00 - María Eulalia Silva

El Cotopaxi, ubicado en la Cordillera Oriental (Real), a una distancia de 35 km al Noreste de Latacunga y de 45 km al Sureste de Quito, se encuentra activo. Así lo afirman los informes del Instituto Geofísico. Desde que se tiene registro se sabe que ha entrado en erupción en 5 ocasiones, pero también han ocurrido eventos pequeños.

La actividad de los últimos días demuestra que la sismicidad del volcán ha aumentado considerablemente, así como la emisión de dióxido de azufre, lo que ha permitido a los científicos saber que se está acumulando un reservorio de magma al interior del volcán a unos 4 o 5 kilómetros de profundidad.

¿Eso significa que la erupción es inminente? No. Estos fenómenos podrían terminar en un evento eruptivo violento o no.  Eso depende de lo que suceda dentro del coloso.

En el planeta solo la corteza terrestre –que es donde vivimos- es sólida. Adentro, hay roca en estado líquido o semilíquido que todo el tiempo está moviéndose. Es el magma. Este se forma en las profundidades,  a más de 60 kilómetros, y puede llegar a alcanzar hasta los 1.200 °C  de temperatura.

Ese material podría enfriarse y solidificarse lentamente en el interior de la Tierra, pero también podría salir  provocando una erupción con diversos comportamientos como explosiones violentas o la emisión de nubes de ceniza y gases tóxicos.

Los métodos científicos de detección y monitoreo estudian el movimiento de ese magma hacia la superficie y en virtud de eso es posible anticipar una erupción en el corto o mediano plazo.

Hasta ahora no existen indicios suficientes que sugieran la inminencia de una erupción violenta y si los hubiera tampoco se podría  predecir exactamente la hora a la que va a ocurrir o el tamaño y la magnitud.  Por eso es tan importante diseñar planes de contingencia, alertar a la población y estar debidamente informados por canales oficiales. (I). (...continúa).

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