Ecuador, 19 de Mayo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

Opinión

No es el mismo cielo el que nos cubre

La primera portada de Charlie Hebdo aparecida después del atentado.
La primera portada de Charlie Hebdo aparecida después del atentado.
26 de enero de 2015 - 00:00 - Sandra Araya, Editora de CartóNPiedra

En algún momento, el hombre se cansó del maltrato y de las desigualdades, pero para liberarse tuvo que emplear la fuerza, matar, incluso, en una gesta que confundió los ideales con el resentimiento. Todo en pos de los derechos. En Francia se produjo este quiebre. En 1789, en París, se desató la Revolución Francesa y uno de sus documentos constituyentes es la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que sirvió como una de las bases para la posterior Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Sangre y derechos.

200 años después, en París, un grupo armado que se identificó como seguidor del islam entró a la redacción del semanario satírico Charlie Hebdo y asesinó a 12 personas, entre ellas el director de la revista, junto a otros caricaturistas. ¿El motivo? El semanario había reproducido polémicas imágenes de un diario danés, y había puesto en portada, muchas veces, a Mahoma, en contextos humorísticos.

Sangre y derechos. Guerra. Hay una declaración de guerra.

Los intelectuales se han pronunciado sobre una situación que, para muchos, ya no está circunscrita solamente al ámbito de la libertad de expresión, sino dentro del irrespeto a los derechos culturales y humanos.

El 7 de mayo de 2007 se publicó la Declaración de los Derechos Culturales, en Friburgo, en la que se puede leer en su primer artículo, lo siguiente:

Toda persona tiene derecho:

a) a elegir y a que se respete su identidad cultural, en la diversidad de sus modos de expresión. Este derecho se ejerce, en especial, en conexión con la libertad de pensamiento, conciencia, religión, opinión y de expresión;

b) a conocer y a que se respete su propia cultura, como también las culturas que, en su diversidad, constituyen el patrimonio común de la humanidad. Esto implica particularmente el derecho a conocer los Derechos Humanos y las libertades fundamentales, valores esenciales de ese patrimonio;

Amparados en un discurso religioso extremo, los atacantes del semanario francés justificaron sus acciones en que Charlie Hebdo no había mostrado respeto hacia su profeta. ¿Acaso el semanario francés realmente irrespetó los derechos culturales de la comunidad musulmana?

En este punto es necesario recordar lo que planteaba Samuel Huntington, politólogo británico, sobre el choque de civilizaciones: los nuevos enfrentamientos no se darán entre estados-naciones, sino entre civilizaciones, aquellas cuyos lineamientos se basan en religiones. Así, el choque al que nos enfrentamos en este momento es entre una civilización occidental y un mundo islámico, donde los conceptos, para nosotros conocidos y asimilados de una forma, pueden ser interpretados dentro de su propio contexto.

Y es que eso implica pertenecer a una cultura: establecer una religión común, usos, recursos interpretativos. Si nuestra cultura disiente de otra, pues habrá un choque Ya no estamos hablando de nacionalidades, es necesario comprender este particular, desde la perspectiva de Huntington, que queda ampliamente demostrado por el hecho de que los atacantes de la redacción de Charlie Hebdo eran franceses, descendientes de migrantes, pero franceses al fin y al cabo. Es decir, su identificación, su pertenencia no se la deben a un país, a un territorio, sino a una cultura, a una visión del mundo.

Es lógico que las reacciones inmediatas al ataque de Charlie Hebdo se hayan sostenido en criterios humanos, es decir, reducir el conflicto a 3 hombres armados frente a 12 personas que trabajaban cuando fueron asesinadas. Pero esto no es una mera cuestión penal, sino que se trata de un asunto mucho más grave.

Según Alain Touraine, sociólogo francés, este ataque no solo responde a un asalto de un puñado de fanáticos, sino que es una acción organizada y calibrada de un grupo grande que, más allá de sus motivaciones religiosas —que no pueden ser tomadas como justificativos, jamás—, tienen una idea de desestabilizar un sistema de vida. Para Touraine, esto fue “una declaración de guerra, no un atentado”.

Por la misma línea de opinión transita el escritor español Arturo Pérez Reverte, quien precisamente analiza el doble sentido que pueden otorgarse a los conceptos estandartes: “Cuando las palabras libertad y democracia, conceptos occidentales que nuestra ignorancia nos hace creer exportables en frío, por las buenas, fiadas a la bondad del corazón humano, acaban siendo administradas por curas, imanes, sacerdotes o como queramos llamarlos, fanáticos con turbante o sin él” es más que probable que las primaveras —árabes, cristianas, o de donde sea— terminen en tragedia. Estamos en guerra, dicen.

¿Cuál es la diferencia entre estos dos productos? Amnistía Internacional ya se ha pronunciado al respecto.

Estamos en un punto de colisión, es la verdad, y al parecer nuestros preceptos se caen a pedazos. Es hora, ya que estamos en mitad de un choque inminente, replantearnos ciertas cuestiones. Así también lo plantea el lingüista, filósofo e historiador Tzvetan Todorov, para quien este ataque es de hecho un grave atentado contra la libertad de prensa, pero que cuestiona, asimismo, este concepto:

“...a propósito de esto, desearía recordar que no es justo considerar la libertad de prensa como el pilar central de la democracia. El verdadero pilar de la democracia es la idea de que en un sistema democrático todo poder tiene limitaciones. Y eso debe valer aún para la prensa, que adquiere legitimidad precisamente del hecho de que es capaz de ponerse límites. Pero es un asunto más general que naturalmente no puede servir para justificar actos de terrorismo”.

Es cierto, ninguna publicación justifica el asesinato de personas —nada vale lo que una vida humana—, pero acogerse a discursos prefabricados y que ostentan conceptos que muchas veces se quiebran de tanto uso es absurdo.

Hablar de esos límites que menciona Todorov es justo y necesario, en este momento, aunque la prensa no reconozca ninguno, los artistas gráficos tampoco, incluso si su vida está en peligro. Así por lo menos lo han anunciado todos aquellos que han manifestado su apoyo a la revista francesa y que siguen produciendo su trabajo: caricaturas, humor.

Y como el humor no es privativo de la prensa, sino de otros artistas, pues el clima entre culturas sigue enrareciéndose. Estaba ‘puesta la mesa’, por decirlo así, antes de que la redacción de Charlie Hebdo fuese atacada. La última novela del francés Michel Houellebecq, cuyos fragmentos se habían filtrado ya en Internet —no se sabe si accidentalmente o como una estrategia de marketing—, al parecer contribuyó al malestar con el mundo islámico: en una distopía futura, el islam sería el régimen mandante en Francia, y situaciones entre grotescas y graciosas se producirían en el país.

Houllebecq no se salvó de las críticas ni de aparecer en la portada de la misma Charlie Hebdo, caricaturizado. ¿Ridiculizado? Al parecer, él no se sintió así y tampoco consideró en ningún momento que su novela pudiese acicatear un sentimiento islamófobo, ni mucho menos: “Mi novela no es islamofóbica. (...) En Francia hay personas que la leerán de forma menos descuidada y emocional”. El autor respondió a las críticas, en mayor o menor intensidad, según estas, y cuando el primer ministro francés dijo: “Houellebecq no es Francia”, quizá en un intento de atenuar las posibles consecuencias de un discurso que más que narrativo puede afectar a nivel sociológico, el autor de Sumisión —ese es el título de la polémica novela— respondió que a él la crítica del ministro lo traía sin cuidado.

Por supuesto, a Houellebecq la indiferencia y el desparpajo le duraron hasta que se produjo la tragedia en la redacción de Charlie Hebdo: uno de sus amigos, Bernard Maris, se contaba entre las víctimas. Houellebecq retrasó la presentación de su libro, la hizo hace tan solo unos días, desde Colonia, y sus comentarios han bajado de tono ostensiblemente. Él mismo dijo, antes de que ocurriera el atentado, que su novela no tenía la intención de cambiar el mundo, pero la verdad es que —lo hemos comprobado— la opinión, la ficción, como productos intelectuales, siempre tendrán un peso en el ámbito sociológico.

Esto acaba de empezar o, mejor dicho, esta situación viene incubándose desde hace mucho, y el panorama actual no deja ver ningún final cercano.

El debate sobre los derechos, humanos y culturales, permanece en el imaginario como una herida que se abre cuando ya pensamos en una cicatrización inmediata y milagrosa. Asimismo, el debate sobre la libertad de expresión se renueva día a día, ahora con el reciente escándalo protagonizado por un adolescente francés que fue apresado por ‘parodiar’ una de las portadas de Charlie Hebdo que inicialmente mostraba a un manifestante egipcio muerto a pesar de que se parapetaba en el Corán; el joven de Nantes puso a uno de los caricaturistas de la revista, con un ejemplar en la mano, recibiendo las balas, tal como sucedió en la portada original. El joven ha sido apresado bajo el cargo de ‘apología del terrorismo’, así como otras 69 personas en Francia.

¿Es que todo está perdonado? ¿Se le puede creer a la portada de Charlie Hebdo que apareció una semana después de su atentado? Tengo la sospecha, el miedo, de que este asunto no haya terminado aún, por más atentados y respuestas que se den de lado y lado.

El presidente John F. Kennedy dijo en un discurso: “Si no podemos eliminar nuestras diferencias, al menos contribuiremos para hacer que el mundo sea más seguro en la diversidad. Porque, en definitiva, nuestro lazo básico común es que todos habitamos en el mismo planeta, todos respiramos el mismo aire, todos nos preocupamos por el futuro de nuestros descendientes y todos somos mortales”. Pero como mortales, no miramos todo hacia el mismo cielo. Y eso es algo más que preocupante a estas alturas, cuando queda mucho por hacer como especie, como seres humanos.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media