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De las palabras a los hechos

‘Curuchupismo’ y violencia simbólica

‘Curuchupismo’ y violencia simbólica
18 de enero de 2016 - 00:00 - María del Pilar Cobo, Correctora de textos y lexicógrafa

En el libro El habla del Ecuador, el académico Carlos Joaquín Córdova indica que la palabra curuchupa tiene un significado kichwa: “curu: gusano y chupa: cola”. En un inicio, el término fue usado para aludir a los militantes del partido conservador, pero el significado se ha ampliado hasta referirse a las personas muy tradicionalistas y mojigatas. Esta palabra es más usada en la Sierra ecuatoriana, por la mayor influencia del kichwa en este sector. No obstante, el ‘curuchupismo’ parece encontrarse en todos los ámbitos del país, como una actitud que impide el crecimiento como sociedad.

Recientemente se divulgó en las redes sociales un video del canal Educa referente al sida. En este video y su respectiva canción, que son una parodia de una bachata conocida, se exhorta a las mujeres a cuidarse de ser contagiadas de sida, y se usan varias frases y palabras en las que se evidencia el ‘curuchupismo’ de nuestra sociedad. Estas frases usan eufemismos, como ‘llevar a lo oscurito’ o ‘la pruebita de amor’ (así, con diminutivos y todo). Asimismo, tiene otras joyas: “Y qué tal si esta noche dejas que el man te abroche, crees que eres amada pero estás contagiada”, “no te faltes el respeto, cuídate del alcohol, si aceptas su propuesta le darías el derecho” o “un momento de idiotez va a enfermar a tu cuerpo”. Aparte de las rimas desafortunadas y todo el ‘curuchupismo’ que encierra, esta canción es violenta, porque no solo se puede ejercer violencia con los gestos y los golpes sino también con las palabras.

Se preguntarán dónde está lo violento, si se trata de una canción que pretende evitar los contagios de sida. La violencia se encuentra en el tono que se usa; pero, sobre todo, las palabras convierten a la mujer en la única responsable de cualquier contagio. La convierten también en la víctima ingenua, ‘idiota’, incapaz de decidir sobre su cuerpo. El curuchupa siempre recurre al eufemismo, porque es más fácil ‘disfrazar’ las verdades, parodiarlas, que enfrentarlas. En lugar de hablar de frente, de usar las palabras para crear conciencia verdadera y patente, se opta por hacer falsos llamados a la conciencia, por falacias absurdas que solo llevan a ocultar más aquello que no debería permanecer oculto.

El sociólogo Pierre Bourdieu introduce un concepto que me parece aquí muy adecuado: la violencia simbólica. Es un tipo de violencia soterrada, no necesariamente física, pero sí efectiva. En situaciones de violencia simbólica, el poder impone significados y los legitima. En esta canción es evidente una dominación machista, tradicionalista, que reproduce los roles sociales en los que ‘el hombre propone y la mujer dispone’. Al intentar ‘educar’ a la mujer sobre la necesidad de ‘cuidarse’ y ‘hacerse respetar’ se violenta su derecho a decidir, se legitiman roles en los que la que decide ‘dar la prueba de amor’ (para usar el mismo eufemismo violento) es la única responsable de cualquier contagio, es la ‘idiota’ e ingenua que se deja engañar.

Como mencioné, la violencia también se ejerce mediante las palabras que no son necesariamente aquellas ‘malas palabras’; sino las que se esfuerzan por esconder realidades, por legitimar roles arcaicos y machistas, por refugiarse en el ‘curuchupismo’ sin entender que en pleno siglo XXI lo que se necesita es hablar de frente para legitimar la igualdad y la justicia social. Y lo peor de todo, lo más peligroso y perverso, es que esta violencia se vuelva, con el tiempo, una política pública.

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