Miércoles 23 de octubre de 2013. Ese día funcionarios del Consejo de Educación Superior (CES), presidido por René Ramírez, llegaron a la Universidad Estatal de Guayaquil. El rector Carlos Cedeño en un gesto de recibimiento estrecha la mano del titular del CES. Horas antes había sido anunciada la intervención del centro superior con mayor cantidad de estudiantes en el país, debido a diferentes irregularidades. Una de estas fue violar el principio de la gratuidad en la primera matrícula.  

Este episodio inicialmente causó preocupación en los estudiantes por rumores del cierre de la institución.  Con el transcurso de los días la intervención implicó una oportunidad para ser escuchados. Luego de dos meses de trabajos, el titular de la Comisión, Jorge Kalil, evalúa la gestión realizada y explica los proyectos para el futuro, con la finalidad de mejorar la calificación de  la Estatal que fue ubicada en categoría D a finales de noviembre.

¿Se sienten los estudiantes respaldados con el trabajo de la Comisión al el momento de denunciar las irregularidades?
Desde que comenzamos la intervención demostramos que hay una política de puertas abiertas. Al ver un espacio distinto, los estudiantes se animan a decir las cosas y lo que sienten. Antes lo hacían, pero solo unos cuantos obtenían respuestas y algunos sentían las represalias.

¿Puntualmente qué se ha resuelto en la universidad?
Entre los problemas resueltos, la carrera de Politología se regularizó. Se investigan denuncias de acoso, pero este es un tema complejo que sigue en curso. Para ello implementamos una consultoría de seguridad a nivel integral, que pretende erradicar no solo la violencia sino el riesgo en las personas, desde acoso hasta robos.

¿Más allá de resolver denuncias de gratuidad, qué otros aspectos se han mejorado?
Hemos devuelto más de tres millones de dólares en menos de dos meses, lo que representa 11.000 denuncias en cooperación con las facultades. Esto es una gran diferencia con respecto al millón de dólares en el lapso de seis meses que efectuó la universidad. Se ha comenzado a ordenar la casa, a reconocer el trabajo de preparación de clase, exámenes, cursos y seminarios. En enero y febrero empezará la habilitación de los docentes dependiendo de la cátedra. También se analizarán las carreras en su parte organizativa, actividades de vinculación, la malla curricular y procesos de egreso.

Habían pedido una nómina del cumplimiento de horas por docentes, ¿qué sucedió con esto?
Con este tema hubo muchas novedades. Fue una oportunidad para que las cosas empezaran a sincerarse en la universidad. En enero se efectuará el incremento salarial, dependiendo de si es a tiempo completo (40 horas) o parcial (20 horas).  

¿Qué actividades han realizado los docentes universitarios para mejorar la universidad?
Con apoyo de Elizabeth Larrea Santos, del CES, y Lobelia Cisneros, de la Comisión Interventora, se concluyó un taller de dominio para más de 100 docentes. Hemos establecido ocho dominios para fortalecer el nivel académico, además de capacitarlos en cómo se articularán las carreras y cómo serán las líneas de investigación.

¿En qué consistirá el ordenamiento de las carreras?
Muchas carreras se restablecerán y no habrá problemas que haya una fusión entre varias. Quizá  no se unan inicialmente, sino que habrá una fusión de forma natural para que la transición no sea traumática. Por ejemplo, se articularán las facultades de Ciencias Químicas e Ingeniería,  que tienen puntos en común. Se buscará el componente de investigación en cada área. Toda alma máter debe tener producción de conocimiento, lo que intentamos es catapultarlo.

¿Esto representaría el cierre de facultades o carreras?
No. El problema no está en el número de carreras sino en la diversificación de facultades. Hay carreras que no son pertinentes. Sobre todo con la excusa de la enseñanza superior educativa no hay docentes de marketing por ejemplo.