Realitys. Ya he escrito tanto sobre los benditos realitys (que se sepa, solo Ecuavisa, TC, RTS, y ahora Teleamazonas tienen realitys basados u homologados -que universitario que estoy- y respaldados por franquicias extranjeras): Calle 7 vino de Chile, Combate es una especie de franquicia internacional que nació en Ecuador, Ecuador TT, y Yo me llamo… son firmas de respaldo internacional.

Muy famosas estas 2 últimas, caras $, pero con éxito asegurado por la estructura y el nivel de jueces que se escogen en cada país, siendo estos (los jueces) en realidad los protagonistas de la jugada, los verdaderos animadores. Pero un reality cuesta billete: Los permisos, el uso del nombre, el respaldo y la (asumo yo que soy más ingenuo que la madre Teresa) garantía y seguimiento de la marca, para que este (es decir  el reality) cumpla con los cánones establecidos.

Conduje hace como 5 años el Gran Hermano, edición nocturna Ecuador, y las políticas eran rígidas. No es que venías te parabas y lanzabas un chiste (ahora la tan en boga versatilidad de algunos animadores de reality), existía una estructura que había que seguirla a raja tabla. Y a eso que le inyectes humor, naturalidad, ya es otra cosa. A mí parecer es lo que mejor hizo en Ecuador, mi ex compañera laboral Paloma Fiuza. Inmejorable ¡… e inolvidable! Ahora me llama la atención que algunos artistas (cantantes) insistan en ser concursantes de realitys, que de paso los pierden porque no siempre las circunstancias son iguales.

Puedes  tener linda voz, pero los años suelen quitar frescura, y me refiero a 2 artistas, porque son artistas de verdad y que en desigualdad de condiciones están compitiendo en ETT (una se retiró con dignidad) con esas voces y esa proyección y además la cancha que te da la experiencia, es injusto para el resto de participantes, entre estos pude notar a un adolescente, casi un niño aún, de Los Ríos, cantando y bailando cumbia con un profesionalismo que puede poner verdes de envidia a esos (algunos) cantantes pop baladistas que tenemos que son somníferos reforzados… Hora de que giremos la mirada entre los más jóvenes, a ver si en esos esquivos Premios Grammys nos empiezan a nombrar entre los nominados al menos… Porque hasta ahora cero Polito, cero, nos toca ver a los Juanes, Vives, Fanny Lu, Cabas, Fonseca y demás (de aquí cerquita Colombia) agarrar todos esos premios y llevárselos a casa. Nosotros nada. Y es una culpa compartida (nos incluye a los periodistas del “business entertainment”), que algunos durante años solo promocionamos a los panas, al chévere, y olvidamos a los más jóvenes, a los nuevos.

Hacemos “copy page” de los boletines que nos llegan (hay excepciones). Culpa compartida que también le toca pedazo de la torta a los artistas que se conforman con sacar un solo tema éxito, se duermen en los laureles, se dedican y contentan con un “showcito” semanal en alguna provincia y no renuevan material, ni se preocupan por su físico e intelecto.

Entonces les agarran los añitos, y su tema “¡Ah! Si era chévere ese tema, pero de ahí no pasaron…”. ‘Yo me llamo’ es un formato diferente, pero el fondo es el mismo, jóvenes que sueñan con ser famosos en un tronar de dedos. El animador Carlos Luis Andrade, en su mejor momento. Los jueces nos quedan debiendo. Yo espero ya en algún momento ver a algunos de los participantes de ETT darse su brinquito en Yo me llamo. No les extrañe. Nadie se lo impedirá

Les quedo debiendo algo más de Yo me llamo, en la próxima columna toco ese tema, lo prometo.