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El Telégrafo

Seamos dramáticos

Seamos dramáticos
19 de diciembre de 2015 - 00:00 - Ángelo Barahona

La TV ecuatoriana ha atravesado épocas de bonanza en lo que a producción dramática se refiere. Buenos tiempos cuando Canal 4 de Guayaquil en los finales de los 70 hacía intentos de telenovela. En vivo y con escenografía básica. Pero con sobrado amor y talento. Grababan con público como en el teatro y todo salía tal cual. Pero existía la calidad actoral que hoy escasea. Porque para entonces los actores no eran los chicos reality, sino gente formada en teatro. Los datos de las telenovelas de finales de los 70 me los comentó Vicente Bowen, excompañero de trabajo en RTS.

Ecuavisa empezó a producir telenovelas. Y mal no lo hacía. Más allá de títulos rebuscados, había el afán de crear un colectivo de producción que iguale a los venezolanos y peruanos que, como siempre, nos llevaban ventaja. Acá las noches tenían su propia telellorona ‘Un día el sol’, protagonizada por Mónica Fernández-Salvador. Ya en los 80 surgieron telenovelas cortas como ‘La chica de Manta’. Gamavisión lo hacía con ‘La chica del taxi’. Ya antes en el cerro lo habían intentado con ‘Vuelo 104’, ‘El ángel está vivo’ y ‘El segundo enemigo’, de los más recordados. El intento era tal que al menos 3 de los canales de TV nacional ponían en su parrilla producción propia.

Teleamazonas produjo ya a inicios de los 90 ‘No quiero ser bella’, con galán importado, el Chamo Gabriel, pero con una inolvidable Laura Suárez de protagonista y Teresa Piña, hoy radicada en México, de antagonista.

César Carmigniani, uno de los más profusos directores ecuatorianos de cine y TV, dirigió ‘El Ángel de piedra’, que aunque era un melodrama de libreto copiado a un guión colombiano logró calar hondamente en la teleaudiencia nacional, justamente por su buena dirección. En ese mismo rubro, otras telenovelas realizadas en las afueras de Quito, como ‘La jaula’ y ‘El segundo enemigo’, marcaron una tendencia que, de haberse mantenido, hoy tendríamos una televisión de calidad basada en la experiencia continua, en probar y en proyectar a los nuestros. No se dio. Retrocedimos. Estamos en la nada.

Sí TV, lo que hoy es Canal Uno, realizó a mediados de los 90 producciones magras y simples, básicas en lo que a técnica se refiere, pero el nivel de recordación de esos intentos es justamente basado en que tenían índole popular y se notaba el amor del talento para con su público: ‘Juego de manos’, ‘La PPG’ en comedia, y la telenovela ‘Blanco y negro’ tenían deficiencias de orden estructural, pero aun así lograron calar en el gusto popular porque eran muy nuestras y reflejaban nuestras formas de vida o de ver la misma.

Ya en historia algo más reciente, pero igual de importante, teleseries tales como ‘Casos de la vida real’, ‘Cholicienta’, ‘Archivos del destino’, ‘Las primas’, ‘Puerto Lucía’, ‘Rosendo Presidente’, ‘Emergencia’, algunas con menos calidad que otras, pero lo que resaltaba es esa sed de producir, de crear, de hacer cosas distintas a la farándula de historias inventadas, al reality copia y pega. Ha llegado la hora de volver a intentarlo. Que 2016 sea el año de la proyección del talento nacional, de arte escénico. Hagamos dramas largos, cortometrajes. Pluralizo porque mucha culpa tenemos los que cuestionamos a los realities, pero igual hablamos de ellos. (O)

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