“Si tú eres joven aún/ joven aún/ joven aún/ mañana viejo serás/ viejo serás/ viejo serás/ a menos que con afán/ que con afán conserves/ tus inquietudes y así nunca envejecerás“. Viene a mi mente el estribillo de ese tema musical de antología y comicidad de la vecindad del inolvidable Chavo del 8, allá en los 80, cuando muchos no habían nacido, y otros apenas caminábamos. ¡Cuánta verdad! Hay viejos de 16 años, sin esperanzas, sumidos en vicios.

Y hay jóvenes de 80, plenos de vitalidad, amor a su trabajo y profesión, apego a su familia y a sus respectivos valores, salud es circunstancial, el alma pura no envejece, solo madura, la piel es secundaria. Es solo el empaque. Hay octogenarios que no lucen ancianos, que se ruborizan ante la presencia de los seres que aman. Eso es juventud también.

Al revisar las noticias veo al millonario Pedro Pablo Kuczinsky, de 77 años, como vencedor de las elecciones presidenciales peruanas; también veo al veterano Bernie Sanders (74) precandidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos. Nos debe quedar súper claro que la edad es secundaria a la hora de llegar a las metas trazadas. PPK como abrevian allá en Perú para referirse al presidente electo es además un deportista que practica ciclismo y corre. Sanders también hace deportes.

FLACA AUSENCIA

Ya son más de dos años que María Teresa ‘la Flaca’ Guerrero se fue de la pantalla chica ecuatoriana para irse a Texas. Acá muchos no han superado su ausencia. Se siente a la ‘Flaca’ aún en los comerciales diversos que graba apenas llega a Ecuador. Y nos tropezamos con el tema de que no hay figuras para el cambio en la TV. No hemos preparado a nuevos elementos. Lo poco que hay a veces es pasajero. Y lucen imprecisos y fatuos.

Los productos que han salido de reality son muy malos. Todos. Se entiende que a los productores generales de algunos canales les sirva más poner en conducción de programas a gente más manejable, pero el producto final es de muy baja calidad. Que se les paga poco y en canje también es una respuesta en tiempos de poca facturación (eso alegan). ¿Pero estarán conscientes que aún programas en pantalla caliente y con muchos años en el aire también se pueden caer? Y cuando el público deja de ver, muy rara vez regresa. Quizás el asunto está en que se deben dictar talleres permanentes de dicción y vocalización, de cultura general.

El público merece respeto. La gente que ve información, aún si fuera de farándula, lo hace por la necesidad de estar informada. La noticia debe dársela sin mucha vuelta, ni adorno. Debe ser apegada a la realidad y objetividad. Ser o no elegante depende de circunstancias ajenas a nosotros. Ser vulgar si es cuestión personal.

Entrevistar a animadoras y que el reportero les diga “cuénteme amiga” o que la presentadora le diga “sí corazón, hola mi amor“, a un desconocido que hace una llamada telefónica al aire para ganarse una camiseta y un jarro, no es ser carismático ni afectuoso. Es ser básico. Y el tema no es solo en programas rosa. Es cuestión de ver un par de minutos esos programas hechos al apuro que mezclan como novedad información deportiva con “comicidad”. Es para morirse. Y no de risa. (O)