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No solo las mujeres son víctimas, sino también los hombres

En 7 meses hubo 6.458 denuncias de violencia intrafamiliar (Infografía)

El último crimen por violencia intrafamiliar en Guayaquil, fue en la parroquia Pascuales el martes 19 de agosto. Foto: Cortesía
El último crimen por violencia intrafamiliar en Guayaquil, fue en la parroquia Pascuales el martes 19 de agosto. Foto: Cortesía
26 de agosto de 2014 - 00:00 - Karla Naranjo Álvarez

Las huellas de las quemaduras en sus extremidades y en su rostro no le permiten a Sonia olvidar las agresiones de las que fue víctima. En 2010, Juan Manuel M., quien era su pareja, después de años de maltratos le lanzó ácido, la encerró en su casa ubicada en la cooperativa Flor de Bastión y le prendió fuego. Gracias a una vecina, la mujer y su hijo salieron con vida.

La mujer pasó meses hospitalizada. Al ser dada de alta pensó que  su tormento había terminado y viviría en paz con el vástago que procreó con su agresor. Pero no fue así. Han pasado 4 años y los ataques no cesan.

Los 2 últimos atentados ocurrieron en junio del año en curso. El día 11, Sonia salía de su trabajo y su expareja la interceptó e intentó subirla a un vehículo; ella escapó, pero en el forcejeo el hombre la hirió con un cuchillo.

Apenas 2 días después, cuando  el personal de un medio de comunicación televisivo salía de su casa tras hacerle un reportaje, otro hombre (que también participó en el hecho anterior) entró para agredirla con un arma blanca.

La mujer fue herida y agarró un palo de escoba para defenderse, pero el victimario se lo quitó y con el mismo le pegó en la cabeza. La mujer cayó al piso, sangraba abundantemente. Su hijo empezó a gritar desesperado pidiendo auxilio y el individuo salió corriendo asumiendo que estaba muerta.

Este es uno de los casos que es investigado por el Departamento de Violencia Intrafamiliar (Devif) de la Policía de la Zona 8, que incluye los cantones Guayaquil, Durán y Samborondón.

Denuncias presentadas

Durante los primeros 7 meses de 2014 (enero a julio), en esa área se receptaron 6.458 denuncias por violencia intrafamiliar: 3.129 fueron agresiones físicas; 3.289 agresiones psicológicas y 40 agresiones sexuales. Además, se desglosa una característica más: 5.612 víctimas fueron mujeres y 846 hombres.

El 2013 registra 11.922 denuncias en esos 3 cantones. Según cifras del Ministerio del Interior, ese mismo año fueron formalizadas 1.322 denuncias  en Cuenca y hasta mayo de este año otras 529.

El sargento Dennis Bahamonde, agente operativo del Devif, indicó que la Unidad se encarga de apoyar a las víctimas y de capacitar a los miembros de la comunidad en general y policial, para evitar que se reporten más casos.

Sin embargo, agregó, que definitivamente estos problemas no se pueden resolver en casa, hay que denunciarlos, pedir ayuda. “La víctima debe acudir a una Unidad de Policía Comunitaria (UPC) cercana o llamar al ECU-911 para que coordinen la atención. Los agentes la conducirán a los juzgados de la Mujer y la Familia ubicados en los complejos judiciales del norte (La Florida) y sur (La Valdivia). “Aquí la autoridad emitirá las medidas de protección necesarias”, agregó.

El oficial indicó que los problemas económicos son la principal causa de las agresiones dentro de los hogares; de ahí, los celos, el alcoholismo, entre otras causas.

Bahamonde explicó que los hombres regularmente son agredidos cuando las mujeres empiezan a defenderse.

Violencia terminó en muerte

William Martínez, jefe de la Dirección Nacional de Delitos contra la vida, secuestros, extorsiones y desapariciones de personas (Dinased), reveló que de enero a julio de este año, 7 mujeres fallecieron en manos de sus parejas, exparejas o de un familiar.

Uno de los casos que consideró emblemático fue el ocurrido el pasado 9 de mayo. Samanta Yajaira, de 20 años, y su hija de 3, fueron encontradas muertas en su vivienda de la cooperativa La Roca, en Mapasingue este.

Martínez destacó que en todos los casos detuvieron a los sospechosos; es decir, tuvieron el 100% de efectividad. Ninguno de los detenidos registró antecedentes penales, pero sí había historial de agresiones y boletas de auxilio. “Los crímenes fueron, sobre todo, por celos o problemas económicos”. Indicó que como los agresores no son asesinos profesionales, huyen, pero dejan cantidades de indicios como las armas. “Se manchan la ropa con sangre, se esconden en sus casas o de sus familiares, no apagan los teléfonos. Regularmente andan con miedo y al ser encontrados, asumen que causaron la muerte”, manifestó.

De los 7 asesinatos, en 3 se emplearon armas de fuego y en 4 armas blancas. Las víctimas tienen entre 17 y 38 años. Además, 5 crímenes ocurrieron entre viernes y domingo, en un horario que osciló entre las 18:00 y 21:00.

También, en 2 de los sucesos, según el jefe de la Dinased, los agresores estaban bajo los efectos del alcohol. Uno fue el ocurrido en Mapasingue y el otro, el de la cooperativa Assad Bucaram, en la parroquia Pascuales, la semana pasada. En ese caso, el victimario mató a su mujer y luego se suicidó.

La Dinased cuenta con un departamento psicológico en el que dan asesoría y terapia a familiares de personas que han perdido a sus familiares, sean niños o adultos, que muchas veces presencian los crímenes. Las terapias se realizan en 8 sesiones en el mismo número de meses. Cualquier ciudadano puede acceder a este servicio”, explicó.

Reacción de víctima de violencia

William Martínez recordó que una mujer que fue víctima constante de maltratos físicos, sexuales y psicológicos, un día le quitó a vida a su exconviviente, luego de que éste le arrancó un pedazo de oreja y la amenazó con un machete. La mujer pasó escondida a pocos metros, debajo de una casa de caña, en el lodo. “Su padre le hizo entender que ella lo había hecho en defensa propia y se entregó voluntariamente”.

Atención de emergencias

El vicealmirante Jorge de La Torre, secretario técnico zonal del ECU-911 de Samborondón, señaló que la violencia intrafamiliar está registrada en el sistema dentro de los incidentes policiales como riñas (puede ser callejera o dentro de los hogares). Estas son consideradas como clave roja; es decir, que ameritan atención urgente e inmediata.

Agregó que los operadores son capacitados permanentemente para que sepan cómo atender una llamada de este tipo; ellos escuchan audios reales anteriores para que sientan la tensión. Por ejemplo, cuando el que llama es un niño, deben emplear términos que el menor pueda entender fácilmente para obtener la información básica.

“A veces mientras está llamando se escucha el ruido del acto violento que hay en el entorno. Lo importante es ubicar rápidamente donde está ocurriendo el evento. Al niño se le pregunta ¿Qué pasa? ¿Dónde vives? Si se puede dar alguna recomendación, es que el pequeño se aleje del área donde hay violencia porque corre peligro. Lo mismo se les dice a los adultos, todas las vidas están en riesgo”.

Cifras a nivel mundial

En 2012, en América fueron asesinadas 6.900 mujeres; en Europa 3.300, el mayor número se registró en Asia, donde fueron victimadas 19.700; estas cifras constan en el Estudio Mundial sobre el Homicidio, de 2013, elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (Unodc).

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